En 2018 ni falta que le hicieron a Morena las encuestas. Todo mundo sabía que el chavo que tiene nombre de rey azteca (¿Cómo dices que se llama el cuñao ese compadre? Cuitláhuac. Ándate, ese mero) ganaría de calle la elección de gobernador. Y como fue. Pero cinco años después y con un panorama muy opuesto, la dirigencia de ese partido está recurriendo a ellas con fines aviesos.
Y es que la candidatura de la señora Rocío Nahle está muy desangelada. Por más incienso que le echan en sus mítines, por más enjundia que le ponen los de la batucada y por más alcaldes del PRD que renuncian a su partido para pasarse a Morena, la campaña no termina de entusiasmar al respetable y da la impresión de que la zacatecana trae al santo de espaldas.
De ahí que se recurra a las encuestas porque en contrapunto con la falta de entusiasmo, lo que sobran son billetes. No habrá dinero para pagarles ni un chesco a los acarreados, pero sí para pagar el dineral que piden las encuestadoras “serias” por cada punto porcentual que le agregan a la popularidad del cliente.
Un par de encuestas sobre la elección a gobernador en Veracruz, ponen a Rocío Nahle con una ventaja de más de veinte puntos sobre el candidato del frente opositor José Francisco Yunes Zorrilla.
“La medida tiene su lógica ya que lo que se pretende es que los votantes que están pensando en sufragar por Pepe, se desilusionen y se queden en sus casas sabedores de que con una ventaja tan amplia será imposible que su candidato triunfe” me dijo un analista político.
Y tiene razón… en parte.
En efecto, un porcentaje tan elevado a favor del candidato A inhibe a los seguidores del candidato B que generalmente se quedan viendo el fut en lugar de ir a sufragar. Pero…
El analista está pasando por alto dos cosas: que tamaño porcentaje a favor de la nativa de Río Grande no es creíble y el enojo ciudadano.
Una encuesta con un resultado tan desproporcionado puede provocar un efecto contrario al deseado. “Es tanto el enojo ciudadano con el gobierno de Cuitláhuac García, que ese enojo está afectando a Rocío Nahle. Puede ser que en lugar de desilusionarse al ver las encuestas, los veracruzanos digan ‘aunque mi candidato vaya perdiendo tan ampliamente iré a sufragar a su favor’. Y si piensan lo mismo 1 millón 600 mil ciudadanos, adiós a Morena de Veracruz”, me dijo vía celular un experto en sondeos de opinión.
-¿Aparte de inhibir, las encuestas pueden provocar miedo?- le pregunté al experto.
-Sí, si el candidato de Morena fuera Eric Cisneros y llevara la misma ventaja que supuestamente le lleva Rocío a Pepe. Por miedo, la gente saldría a votar por Pepe, como sucedió en 2006 cuando por miedo a López Obrador los apáticos salieron a votar por Felipe Calderón y fueron los que marcaron la diferencia. Pero en este caso el miedo es de los morenos, saben que su candidata no levanta y por ello es que ordenaron unas encuestas tan exageradas a su favor.
Y debe ser.
Sabedor de que viola las leyes electorales, pero consciente de que eso le vale gorro, el gobernador Cuitláhuac García dijo: “Se han dado a conocer el día de antier encuestas en el estado de Veracruz; coincidió que varios medios sacaron sus encuestas e incluyeron a Veracruz, donde va a haber elección por la gubernatura y (les invito a que les echen un ojo a esas encuestas), el promedio entre primero y segundo lugar es de más de 25 puntos porcentuales, de 22 en promedio, más de 22 puntos porcentuales y creciendo, porque la medición anterior era como de 15; o sea, aumentó quien va en primer lugar según esas encuestas”.
Salvo tu mejor opinión lector, e independientemente de lo que digan las encuestas y el gobernador, lo que está aumentando no es el porcentaje de Rocío Nahle, sino el miedo que tienen los morenos a perder la gubernatura y de ribete la mayoría en el Congreso local.
De ahí las encuestas con un margen tan escandaloso, como marcadamente mentiroso.
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