Gina, del té de tila al de manzanilla con anis

Arturo Reyes Isidoro

Prosa Aprisa

2014-10-16

La escuché tranquila aunque acaso emocionada, quizá incluso contenta como una niña que sabe que va a recibir juguete nuevo. Gina Domínguez Colío estaba llegando ayer temprano a la ciudad de México, me dijo cuando me llamó. La felicité por su inminente nuevo nombramiento como presidenta de la Fundación Colosio Veracruz.
De entrada, con ello queda totalmente descartado que podría regresar a la Coordinación General de Comunicación Social, como se llegó a especular. Deja el primer círculo del gobernador Javier Duarte Ochoa en el que se mantuvo como coordinadora de Comunicación Social y luego, hasta ahora, como secretaria Técnica del ejecutivo.
Me dio la impresión de que tiene más idea de lo que hay que hacer en ese organismo que la actual titular, que quedó como interina a la salida de Fernando García Sánchez. Incluso me platicó que ya comenzó a reactivar contactos personales. Para esta tarea le va a servir la experiencia que le dejó su paso por aquella organización de la que formó parte, Transición a la Democracia, que encabezaba Alberto Domingo Martínez Reséndiz, hoy en la Subsecretaría de Gobierno.
Gina sale del primer círculo del gobernador, pero no se aleja de él; al contrario –pienso yo–, su misión es instrumentar la plataforma política-electoral que sustentará la oferta de los candidatos a diputados federales veracruzanos del PRI para 2015, si bien con lineamientos precisos de la dirigencia nacional por tratarse de una elección federal, pero seguramente con un toque duartista por la responsabilidad que recae en la conducción local.
Su llegada va de acuerdo con la moda de dar más oportunidad de participación y conducción a las mujeres, aunque no será la primer fémina que llegue al cargo, pues anteriormente presidieron la Fundación Mireya Toto Gutiérrez, hoy presidenta de la Comisión Especial de Atención a Víctimas del Delito, y Alicia González Cerecedo, exdiputada y actual activista a favor de la causa de Héctor Yunes Landa (la actual, Denisse Uribe Obregón en realidad es secretaria general encargada de la presidencia).
Cuándo será la asunción de Gina, hasta ayer no había fecha precisa, pero será en el transcurso de la quincena que corre cuando se celebre la asamblea a que obligan los estatutos y de inmediato se tendrá que poner a trabajar, de ya, porque el proceso electoral ya comenzó formalmente y la plataforma electoral tiene que construirse y registrarse ante el órgano electoral, pues es un paso previo legal para el registro de candidatos, con lo que se cumple con aquel postulado de don Jesús Reyes Heroles de primero el programa y luego el hombre.
Si bien Gina nunca estuvo en la banca ni en la congeladora, indudablemente su nivel y su poder bajaron a su salida de Comunicación Social y, qué curioso, en vísperas del Día de Muertos revive –o la reviven– para saltar de nuevo al primer plano, ganándole por ahora la partida a su sucesor Alberto Silva Ramos, quien ni siquiera pudo desaparecer la cosa esa que se llama Comisión Estatal para la Atención y Protección de los Periodistas, menos desaparecer las huellas de su antecesora.
Por lo demás, en su nueva tarea, la exvocera ya no tendrá que tomar té de tila, si acaso de manzanilla con anis para la buena digestión después de la comida, pues su nuevo trabajo será totalmente de escritorio y sin la presión de los medios.
Ahora sí, iniciaron los Centroamericanos
El encendido, ayer, del llamado Fuego Nuevo (el Fuego Amigo, ése desde hace mucho inició), de hecho dio inicio, ahora sí, a los Juegos Centroamericanos y del Caribe que se desarrollarán en el estado el próximo mes.
La ceremonia se celebró en zona arqueológica de Teotihuacan, en donde a Javier Duarte lo acompañó su homólogo del Estado de México, Eruviel Ávila. No hubiera estado mal que para tener contentos a los dioses y que todo salga bien, hubieran sacrificado también, pero en serio, a dos que tres de los secretarios de despacho que no la hacen (piense usted en quiénes tendrían mayor merecimiento para que los eliminaran).
Nuevamente, se desea que todo salga bien, por la imagen de Veracruz. La ceremonia de ayer equivale al disparo con el que se inicia una carrera. Arrancó la fiesta deportiva. Hoy pocos recuerdan que en 1968 la antorcha olímpica, que había sido encendida en Grecia, entró por el puerto de Veracruz.
En ese entonces la antorcha llegó en buque frente a las costas y desde una buena distancia nadadores la trajeron a tierra firme. El puerto se volcó a presenciar aquel hecho histórico. Ahora, el fuego llegará por tierra y ojalá y los porteños, que se pintan solos para el jelengue, repitan aquél entusiasmo, aunque mucho contará la organización y las facilidades que den las autoridades.
En grandes ligas
Al inicio de la administración hice crítica al secretario de Desarrollo Económico del Gobierno del Estado, Erik Juan Antonio Porres Blesa. Dije que, a mi juicio, se entretenía demasiado en empresas menores cuando que debía andar en las grandes ligas de las inversiones dado el gran potencial de Veracruz.
A medida que ha ido pasando el tiempo he estado siguiendo cómo, ahora sí, se mueve ya en la gran carpa de los inversionistas, y ahora mismo debe estar desempacando de su regreso de China, donde encabezó una misión veracruzana de pequeñas y mediadas empresas y de promoción de productos veracruzanos.
El cordobés raya a veces en la discreción o en el bajo perfil mediático, pero, sin duda, está haciendo buen papel, según los testimonios que observa o conoce uno cuando visita su oficina. Acaso por eso es de los secretarios de despacho que se mantiene en su cargo y acaso será de los contados que concluirá el sexenio al lado de Javier Duarte de Ochoa.
Abren obras a la inversión privada
Ayer en el Congreso local, a mi juicio, se perdieron los señores diputados en la discusión sobre el formato de las comparencias de los secretarios de despacho para glosar el Informe de Gobierno. A mi parecer, lo grueso estuvo en la aprobación de la inversión privada en las obras y servicios públicos.
La medida, en lo inmediato, puede tener el efecto de calmar a los empresarios constructores que se quejan de que no les pagan un adeudo millonario que les deben desde el sexenio pasado; me extraña que ningún diputado alegó que se privatiza el Gobierno. Si la concesión que se haga, esto es, si la sustitución de la inversión pública por la privada nos va a costar, está cañón. ¿Cómo ocurriría? Que el gobierno deje que hagan carreteras o puentes y cobren por pasar para recuperar su inversión. El tema da para más, ya lo comentaremos.