¿Se politiza el caso?

Arturo Reyes Isidoro

Prosa Aprisa

2015-08-11

Ya el Procurador General de Justicia del Distrito Federal, Rodolfo Ríos Garza, había dicho el pasado 4 de agosto que no se descartaba ninguna línea de investigación en el homicidio del fotoperiodista Rubén Espinosa y de otras cuatro mujeres, entre ellas la activista chiapaneca Nadia Vera, en un departamento de la colonia Narvarte de la ciudad de México. Incluso, adelantó, de ser necesario se citaría a declarar al gobernador Javier Duarte de Ochoa.
Sin embargo, pasaron seis días sin que se decidiera hacer efectiva esa posibilidad hasta ayer cuando el Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, anunció en conferencia de prensa que este martes vendrán a Xalapa el Subprocurador de Averiguaciones Previas Centrales de la PGJDF, Edmundo Garrido, junto con un equipo de ministerios públicos y oficiales secretarios. El interrogatorio, se dijo, se hará en coordinación con la Fiscalía veracruzana.
Un dato relevante es que según declaró Mancera, el gobernador ha mostrado disposición para ofrecer datos y rendir su declaración de manera directa. Incluso ayer se hizo público un oficio que dirigió Duarte al Jefe de Gobierno capitalino reiterándole la “absoluta disposición” de su gobierno “de ofrecerle toda la colaboración institucional y aportar la información que la Procuraduría General de Justicia requiera en esta investigación”.
Más allá de la real o de la aparente diplomacia que han mostrado uno y otro, ¿es que acaso el asunto ha terminado por politizarse o puede politizarse? Ayer, en el portal de sinembargo.com, Mancera declaró, ante la pregunta de por qué Duarte no se había presentado ante la Procuraduría capitalina, que había sido por “cuidar los procedimientos de estilo para el efecto de las inmunidades en su carácter de Gobernador”.
Sí pero con todo y eso lo cierto es que, como quiera que sea, el gobernador de Veracruz, no obstante su fuero, finalmente si bien no quedará como indiciado por el solo hecho de declarar ante una autoridad ministerial, no al menos mientras no se concluya el caso, sí su nombre con todo y cargo quedará integrado en una averiguación previa por un caso de homicidio, algo que nunca le había ocurrido a un gobernador en funciones en la historia del estado y acaso en el país –el portal sinembargo.com dijo que “Se trata de la primera vez que un Gobernador es llamado a declarar en relación a un asesinato”.
¿Es que Mancera no quiere cargar con toda la responsabilidad de la investigación, su gobierno? ¿Por qué no ha tenido alguna consideración con un gobernador de uno de los estados más importantes del país? ¿Si ambos hubieran sido priistas –Mancera es perredista– no se hubiera dado luz verde para proceder? ¿No se buscó a algún intermediario de alto nivel para que evitara el interrogatorio ministerial? ¿Por qué el priismo nacional no presionó para cuidar a uno de los suyos?, ¿en dónde quedó la fraternidad –je je– de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago) a la que pertenecen Duarte y Mancera?, ¿por qué el jefe capitalino sienta en el banquillo de los acusados al gobernador de Veracruz?, ¿acaso de último momento éste se negará a declarar?, ¿qué dirán al respecto sus asesores jurídicos?, ¿les habrá caído ya el veinte del nada honroso precedente histórico que dejará el hecho si se realiza?
Por el momento, ayer por la mañana se pensó que con la conferencia de prensa que había ofrecido casi de madrugada el gobernador había logrado bajarle presión al tema, pues en pocos minutos alcanzó los grandes titulares de los medios de la ciudad de México en sus versiones digitales, dando cuenta de su dicho, ya sea porque se pagaron inserciones o bien porque consideraron que su declaración era tema de interés periodístico. Pero el impacto duró poco, acaso sólo seis horas, pues pronto la conferencia de prensa de Mancera le robó los reflectores mediáticos.
Duarte había dicho en su conferencia que “Este multihomicidio atroz nos indigna como sociedad. Es un hecho que no debe quedar impune y debe ser esclarecido totalmente”.
Tampoco quiso ser omiso de que Nadia Vera señaló, en alguna entrevista, que era responsabilidad de su gobierno su seguridad como ciudadana que residía en este estado, “expresión que comparto plenamente”, pues “en Veracruz trabajamos para garantizar la seguridad y protección de quienes viven aquí. Mi gobierno es, y seguirá siendo, responsable de proteger a la ciudadanía a lo largo y ancho de nuestro territorio”.
Ofreció “de manera particular”, generar condiciones para el ejercicio libre del periodismo. “Somos respetuosos de la manifestación libre de las ideas, de la libertad de manifestarse y de todas las expresiones sociales que se dan en el Estado”. Reconoció que “derivado de estos lamentables hechos ocurridos, ha habido expresiones de preocupación en diversos ámbitos sobre la vulnerabilidad del medio periodístico. Mi Gobierno está a favor de la libertad de expresión y en contra de quienes la vulneran”, y que su compromiso “seguirá siendo trabajar con determinación para aplicar la ley y garantizar las libertades de quienes realizan esta profesión fundamental para el desarrollo de nuestra sociedad y nuestro estado”.
Luego de estas palabras, de este compromiso oficial, ¿tomarán nota todos los funcionarios para que actúen en consecuencia con la prensa y sus representantes? ¿Estarán conscientes de que un agravio más puede ser de consecuencias desastrosas e irreversibles? ¿Qué dirán todos aquellos que contribuyeron a crearle este ambiente y estos problemas a un gobernador joven al que debió esperarle un mejor futuro? ¿Después de esta crisis, por fin Javier Duarte le dará una buena sacudida al árbol, pero de sus colaboradores, para quedarse sólo con lo bueno y traer a políticos, ciudadanos idóneos para que lo acompañen en el último tramo de su gobierno? ¿Aprovechará el momento para echar a todos aquellos que se supone le deben lealtad pero que no obstante que vieron que se estaba ahogando no fueron capaces de tirarle un salvavidas?
El asunto ya lleva más de una semana y seguirá, pues seguramente hoy toda la prensa, incluida la de la ciudad de México, estará atenta a lo que pase, ¿en Palacio de Gobierno?, ¿en la Casa Veracruz?, ¿en la Fiscalía del Estado?, ¿en el hangar del aeropuerto de El Lencero?, ¿en la Academia de Policía?, ¿en la oficina el gobernador en el World Trade Center?, si bien por la secrecía que se debe guardar en toda averiguación previa será difícil que se sepa en lo inmediato lo que declare.
Se acabó la tranquilidad
El riesgo de vivir cerca del poder. Un hecho sin precedente vivimos ayer los vecinos de la colonia 2 de Abril en Xalapa cuando un numeroso contingente se presentó a protestar ante la Casa Veracruz, residencia oficial del gobernador Javier Duarte, por el asesinato del fotoreportero Rubén Espinosa. Nunca había ocurrido. ¿Adiós para siempre a la tranquilidad que distinguió al barrio?
El PRI estatal, único que apoya a Duarte
Ya lo habían venido haciendo los dirigentes del PRI estatal encabezados por Alfredo Ferrari Saavedra, pero a raíz del caso de Rubén Espinosa han intensificado sus boletines de prensa destacando el trabajo del gobernador Javier Duarte de Ochoa, una forma de salir en su defensa. Fuera de ellos, todos los demás lo dejaron solo.
Análisis Político
Fue el pasado viernes cuando el colega Melitón Morales Domínguez festejo los 37 años de su semanario Análisis Político. La ocasión fue buena para reunirnos un grupo de periodistas y de amigos y algo que vale la pena resaltar fue el minuto de silencio y el prolongado aplauso en memoria del fotógrafo Noé Valdez y del maestro Guillermo Zúñiga Martínez. Meli llevó a la marimba orquesta “Acayucan” de Julio Cruz, de Acayucan –él es originario de Oluta–, un versátil grupazo músical que a todos gustó. El ambiente fue de primera.