TANTOYUCA: La historia Huasteca veracruzana. Invasión Norteamericana de 1845,

Los apuntes para la historia huasteca veracruzana no van a estar completos si no se habla de la invasión norteamericana de 1845, y el corso, que es el asalto a barcos que transitaban el mar del golfo de México.

Zona Norte

- 2011-03-21

Los apuntes para la historia huasteca veracruzana no van a estar completos si no se habla de la invasión norteamericana de 1845, y el corso, que es el asalto a barcos que transitaban el mar del golfo de México.
Hay una anécdota que ocurrió después de que el huracán Roxana pasó por ciudad del Carmen, que dice que estando el camino destrozado cientos de traileros permanecieron cerca de sus camiones, acampando y esperando que se dieran las condiciones para pasar, a los que cuatro o cinco días después, a bordo de lanchas unos pescadores alarmaron diciéndoles que se acercaba el huracán y que ante el temor de volver a vivir lo mismo, abandonaron los camiones y se internaron en el monte. Aprovechando esto, los pescadores desembarcaron, llenaron sus lanchas y se fueron.
Algo así debe haber pasado a aquellos norteamericanos. La guerra de corso, le da sentido a muchos acontecimientos relativos a la independencia de México bajo España, Francia, Norteamérica y Francia, en ese orden, en el siglo 19, al menos esto explican Antonia Pi-Suñer y Luz María Silvia, en su análisis de la obra de Raúl Figueroa, sobre la Guerra de Corso en México; y en la vida de Eduardo de Gorostiza, representante de México en Madrid, durante la Guerra de 1847.
Tras el desembarco de soldados en Tamaulipas y el norte de Veracruz, que luego se agenda en los libros de historia como una de las intervenciones, hay muchos piratas reconocidos, famosos, poderosos quienes pertenecieron a una cofradía y que estaban entre tres países en guerra, Francia, España e Inglaterra, los de la huasteca no eran ni filibusteros, ni corsarios ni bucaneros.
La independencia se dio, en una fecha en la que España, que era la madre patria de México y otros países de América, estaba invadida por Francia, con tan gran extensión de territorios, que fue volviendo el emperador Napoleón, el Emperador del Mundo, pero con la rebelión criolla, su poder duró poco, y diez años más tarde, casi todos los pueblos se habían liberado de la corona española y por tanto, de Francia.
Pero en la huasteca veracruzana, tamaulipeca, hidalguense y la de San Luis Potosí, el deseo separatista, trasciende a la mansedumbre criolla, a la corona mexicana, y al nacionalismo, y a la de formar otro país.
Después de 1821 muchos españoles ya se iban con grandes tesoros, y otros vinieron por ellos y sus naves tenían la bandera norteamericana.
A los españoles en este territorio, en la posguerra de independencia les tocó decidir su nacionalidad en 1842, pero tuvieron que ser mexicanos a ultranza, pues si escogían ser españoles, todos sus bienes, por ser extranjeros, les serían arrebatados.
Cabe recordar que España estaba en guerra con Estados Unidos en ambos países México buscó hacerse de armadores, barcos y sus contenidos.
El año 1845 fue de grandes acontecimientos que le dieron a la nación otro rumbo y otro carácter, es cuando le cortan de tajo la inspiración a quienes querían tener un reino, corona y cetro y cuando se esparce, como viento, la ideología liberal, engendrando una nueva idea de nación para México, aunque “los trastornos de la república”, le costaron la mitad de su territorio.
Pero para poderlo hacer idearon hacer corso, barcos armados en España con los que truncarle el sueño a la marina mercante de sus tres enemigos, concebida por la conspiración monárquica como una forma de acceder al trono en México.
A aquellos les pareció poco ético que los mexicanos se organizaran para formar lo que prácticamente es una flota de rateros, además que no querían volver a la piratería, dejada años atrás en la memoria y que mediante un tratado –de 1795- con Estados Unidos se aliaron ambos países para protegerse en caso de estar alguno en guerra, para la defensa de sus intereses en el mar.
Pero los barcos, que fueron armados y artillados para la defensa de los intereses mexicanos dos décadas atrás, Juan Nepomuceno Almonte, el hijo de José María Morelos, la llevó a cabo.
Así que armar a estos corsarios mexicanos le iba a costar al estado pero a la vez, fue una idea contra ambos estados, de los que México quería independizarse, que obstruía su comercio y le daba ventaja.

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