PAPANTLA: El Volador de Papantla, un espíritu libre, noble y entregado
•Cumbre Tajín, un espacio de resonancia internacional para mantener viva y proyectar la cultura totonaca a otros continentes: profe Tacho
•Perpetuar nuestra cultura con la enseñanza, explica el reconocido danzante
Zona Norte
COMUNICADO - 2012-03-19
El Volador es por naturaleza un espíritu libre, noble y entregado a este arte que mucho tiene de misticismo, religión y sobre todo respeto, dijo el profesor Anastasio Tiburcio Santiago, con 31 años de trayectoria como volador, caporal, huahua, negrito y flautista.
Este hombre, de 51 años, de voz firme y pausada, asegura que ha formado muchas generaciones de voladores y ha utilizado la pedagogía y su vocación de profesor afuera de las aulas para enseñarles a los niños el “digno significado que tiene en el mundo ser volador, ser papantleco”.
“Desde niño veía a los voladores, con mucha admiración y respeto y supe que de grande a eso me dedicaría, y luché por convencer a mis padres que esa era mi vocación y mi deseo, y lo logré, porque no querían, les estremecía la idea de verme en lo alto tocando la flauta y el tambor”.
Explica que el caporal es el volador que toca la flauta de carrizo y el pequeño tambor en la punta del palo sagrado en el ritual del vuelo, que ser huahua es ser quetzal en la danza que representa la imitación que los campesinos hacían de esas aves, cuando en una sequía ancestral volaron de otras latitudes hacia Papantla para comer las semillas que los agricultores sembraban, y que con la flauta los ahuyentaban.
“Pero también soy negrito, participo en ese baile que representa la negritud esclava siglos atrás en la zona y que ahora es un símbolo del Totonacapan”, explica, siempre sonriente y satisfecho de una vida entregada a ser promotor de su cultura y de sus 28 años como profesor.
En Cumbre Tajín 2012, el profesor participa en un taller, donde miles de personas han pasado estos dos días del evento para aprender, o al menos, tener acercamiento y comprender el significado de la danza. Cada hora entran nuevos aprendices que, maraca en mano, penacho y disposición plena, se dejan enseñar por el profe Tacho, como es conocido en la comunidad.
“Los voladores somos espíritu libre, noble y entregados a este oficio, podemos sentirnos grandes y ser grandes pero nunca para desdeñar ni hacer menos a nadie. Ser volador es formar parte de uno de los símbolos más importantes y reconocidos de México en el mundo entero”.
En ese sentido, reconoce el esfuerzo del Gobierno estatal en la organización de Cumbre Tajín, como un espacio de resonancia internacional para mantener viva y proyectar la cultura totonaca a otros continentes.
En su contacto con los niños a lo largo de la vida, siempre les dice que una persona es valiosa también por lo que hace y si hacen más actividades y oficios, profesiones o trabajos, existen más posibilidades de ser más reconocidos por la gente.
“A veces llegamos compañeros profesores o danzantes y nos reconocen por una y otra actividad, pero es más bonito que en lo personal me reconocen por las dos, eso se lo transmito a los niños para que busquen un lugar digno en la comunidad y a donde vayan”.
Ataviado con el traje típico de huahua, en manta y botines negros, lustrados, el profe Tacho se considera un hombre consciente de la realidad que vivimos en cuanto a lo tecnológico, a la convivencia de otras culturas, pero que él sabe a cuál pertenece y es el perpetuar ese conocimiento y tradiciones a través de la interacción con los niños, porque quiere llegar a anciano “viéndolos volar, libres, como el águila o el quetzal”.