Ayudan al nacimiento del 50 por ciento de los tantoyuquenses
Zona Norte
- 2011-04-15
Con una torta y reconocimientos se dispone el sector salud a reconocer a las parteras de Tantoyuca, mujeres y hombres que han quedado, la mayoría, en la jubilación obligada por los años, sin pensiones ni salarios y que trabajaron en las peores condiciones imaginables.
En Tantoyuca como otros municipios de la zona norte de Veracruz, las mujeres y algunos hombres, ayudan a nacer a los de su raza.
En las comunidades tének y náhuatl, por tradición, las mamas y tatas aprendieron a resolver ante el nacimiento, la mayoría dijeron que aprendieron por necesidad.
En el caso de Meche, de Tecomate, quien fue cocinero en las cosechas asistiendo hasta dos mil trabajadores y trabajadoras, tuvo que asistir un parto y de ahí, se siguieron otros. Al saberlo, cuando había necesidad de atender a otras mujeres, se le acercaron y ya sabiéndolo hacer una y otra vez, ha asistido otros seis partos.
Así les pasó a muchos y muchas parteras, otras aprendieron acompañando.
A Meche le sirvió que su mamá es partera, y oyendo y platicando, y viendo supo cómo se hacían las cosas.
Los médicos del hospital “Dr. Humberto Silva Castillo” dijeron que la mayoría de las parteras se hacen acompañar de una nieta o hija, y así se completa la tarea.
En las salas de este hospital y también en el Centro de Salud, con motivo de “profesionalizar”, “capacitar”, y otros menesteres relativos, congregan unas 150 parteras y parteros en total, en reuniones cada mes o dos meses. En estas ocasiones llegan muchas cabecitas blancas, son veteranas de la actividad, hay parteras hasta con 70 años de servicios, que si fueran maestros, médicos o soldados, serían condecoradas con medallas y cheques.
Pero también es cierto que no lo piden, viven temerosas y amedrentadas porque no saben que su actividad es lícita.
Entre las parteras de Tantoyuca, el sector salud también deriva funciones, incluso en tareas de promoción de salud y de control reproductivo.
En las pláticas les indican qué decirles a las mujeres y las adolescentes, e incluso que anticonceptivos recomendar.
En una reunión reciente, a las parteras les indicaron que no se tome o apliquen métodos orales o inyectados, pero ellas defendieron a sus mujeres y les exigieron que a las mujeres tének lo que les interesa es usar un parche, pues no les gustan ni el DIU ni otros métodos.
Pero las enfermeras les dijeron que no se use este método después del parto, porque se les va la leche.
Así que les indicaron que mejor les recomienden acudir al hospital y pedir que les coloquen el DIU.
A pesar de esto y de saber que ni la tercera parte de las que están en funciones tiene siquiera unas pinzas apropiadas para atender el momento del nacimiento del bebé, tampoco guantes de plástico y menos tijeras estériles, han manifestado que van a hacer un poco más que reuniones.
Las parteras les ganan en paciencia, conocimientos y adaptación.
Bien visto, el ser partera sería una gran fuente de trabajo para ellas. Según la estadística del Seguro Popular, en marzo habían 500 embarazadas registradas, no obstante con motivo de la instalación del proyecto de Madrinas Obstétricas, se pudo saber que al menos hay dos comunidades con 200 embarazadas cada una y en la ciudad 70 y monitoreo de 25 adolescentes. Así que son unos mil partos solamente en esta primavera.
Cabe decir que la directora de las parteras en el sector salud estatal Irene Hernández Cuevas, es de este municipio, y que entre otros proyectos contó el de darles a cada una un maletín. Bueno sería que el mismo se prevea como una obligación del sector para con la sociedad, no como una dádiva para la partera, y que a la partera más que reconocimientos, se le den algo más que obligaciones y credenciales, documentos y responsabilidades.
Es que muchas han ido dejando esta actividad.
La mayoría son porque nadie les paga, ni la parturienta, ni el hospital que les administra la labor, y muchas veces hacen viajes muy largos hasta el lugar en donde se encuentra la mujer que las necesita, poniendo dinero de su bolsillo y nadie se los repone.
A los lugares a donde acude una partera a atender a una mujer, por lo general se va en transportes rurales, si tiene suerte que haya a ese lugar, y a la hora que se requiere. La mayoría van caminando y son varios kilómetros de montes, cerros y cañadas.
Las parteras de Tametate, Chopopo, Laja, Tecomate entrevistadas, viven en casas de otates (una variedad de bambú) enjarradas con tierra y hojas, con techo de palma y piso de tierra. Duermen sobre petates (tapete de palma) y no tienen agua potable.
A los lugares que van para asistir un parto, muchas veces no les dan, como ellas dicen, nisiquiera un vaso de agua. Son mujeres que dicen de su propia labor que sin amor, no podrían hacer nada.
Al interior de la comunidad, hay muchas parteras que ejercen de alguna manera como representantes de otras mujeres y que supervisan la labor y la vida en sus comunidades.
Es que en los pueblos tének la opinión de ellas es muy importante para hacer o no, prácticas que afecten la salud. Muchas se rigen por creencias, que no están muy bien cimentadas, pero son muy concurridas.
No obstante que algunas cosas están entre la realidad y la ficción, como los baños de luna y otras creencias, el personal de salud reconoce que las recomendaciones que ellas hacen a las mujeres, son acertadas y que dentro de lo que les han enseñado, sí han aplicado algunos de sus consejos.
Principalmente la higiene, que vino a salvar muchas vidas, pues según Delfino Raga, muchos niños y niñas murieron por tétanos neonatal.
En este contexto se llevará a cabo la celebración de las parteras y parteros, quienes son las mujeres que ayudan a nacer a un 50 por ciento de los tantoyuquenses.
También los hombres sufren, como el partero Santos Tenorio, que da cuenta de ello.
Como traductor y médico tradicional, logró colocarse con algún grado de reconocimiento, no solo social, sino también político, así que lo solicitan como apoyo de traductor en juzgados, en actos, eventos y en movilizaciones ciudadanas.
A pesar de eso no tiene una situación que permee que lo que hace es un buen negocio, o al menos, su situación va a mejorar a corto plazo.
Entonces entre los dos mundos pretende que hay una conexión.
Personas como Santos han ido asociándose a otras que intentan hacer cadenas o redes que estrechen la posibilidad de que a pesar de la diferencia lingüística, haya más igualdad y justicia en el pueblo tének.
Ha pedido en varias ocasiones que haya más traductores y más acompañantes dispuestos a contribuir a la solución de problemas, no solo de partos y enfermedades de las mujeres, sino también psiquiátricos.
El acceso del personal de salud a este mundo, sólo es en el consultorio. Pero la gente que padece estos malos, requieren explicarse bien para poder ser atendidos.
Parteros como Santos a veces ganan algo, pero terminan invirtiéndolo en llamadas de celular, pasajes o ayuda a otro caso.
Los parteros y las parteras adquieren mayor relevancia por eso, terminan siendo altruistas y si bien les va, alguna mujer agradecida regresa a verlas y les llevan frutas o un poco de dinero.
Pero las parteras son y seguirán siendo las manos y ojos del sector salud adentro del hogar.
Para los programas que implementan, es esta comunidad ignorada también recogen informaciones necesarias para saber en dónde han de reforzarse los programas de atención y asistencia sanitaria, así se enteran pero también promueven las campañas de fecundidad, alcoholismo, violencia, salud del adolescente, salud dental, entre otros.
Con su ayuda logran algunas cosas, pero por las migraciones, también se ven muy afectados en el éxito de estos programas, no solo los servidores del sector salud sino también los maestros; los programas de carácter social, e incluso los de proyectos productivos y políticos. Por ejemplo, en diciembre, un agente municipal abandonó el cargo para irse a una pizca de tomate dejando muchos propósitos a medias.