#ArrierosSomos: ¿ESTÁBAMOS MEJOR CUANDO ESTÁBAMOS PEOR?
+ Columna del C.P. Renato P. Vázquez Chagoya
Zona Sur
Renato P. Vázquez Chagoya - 2014-09-03
Creo, en lo más íntimo de mi ser, que nadie, así, nadie, emprende acción alguna para que le salga mal. No creo que su intención sea la del fracaso o la derrota.
Si alguien intenta algo, es porque quiere resultados, buenos resultados.
Creo que el presidente de la república tiene las mejores intenciones. También creo que el gobernador del Estado tiene un propósito sano y generoso con los habitantes de Veracruz.
Creo que el secretario de Seguridad Pública del Estado, está animado con los mejores principios que recibió de sus padres, de su familia, de sus maestros y de una sociedad que fue generosa con él, para darle educación, oportunidades y un lugar especialísimo en la historia de nuestro Estado, como responsable de la seguridad pública del mismo en esta época.
Creo firmemente que la primera y única misión de la especie es conservar, desarrollar y elevar la calidad humana que nos distingue de las demás.
Creo que para lograr la superación es necesaria la convivencia armónica y respetuosa de todos.
Creo firmemente que cada funcionario público que da una orden o una instrucción lo hace con el ulterior propósito de beneficiar a la mayoría, a los ciudadanos.
Creo que a nuestras autoridades los ánima el mejor propósito de servir... y de servir bien.
Creo también, que cada funcionario público que toma una decisión, si la transmite a sus subordinados y se ejecutan, debe tener el cuidado de verificar que se ha cumplido con sus intenciones.
Y, si no se cumple como son sus deseos, entonces debe haber una corrección, debe haber un remedio para cumplir el propósito original de la orden.
Nuestras fortalezas
Actualmente, el Estado cuenta con un presupuesto monumental para el área de seguridad.
Sabemos que en la rama de seguridad se ha equipado a esa dependencia de todo tipo de instrumentos técnicos, mecánicos, electrónicos y científicos para cumplir con su cometido. Desde animales amaestrados, helicópteros y equipo aéreo sofisticado; equipo rodante terrestre, equipos de radiocomunicación y localización, armas, suficientes municiones y todo lo necesario para realizar adecuada, razonable y eficientemente su encomienda.
Se sabe que los salarios de los elementos que nos prestan servicios de seguridad ya son decorosos, aunque no suficientes.
Sabemos que nuestro cuerpo de seguridad está apoyado por otras corporaciones como Policía Federal, el Ejército Mexicano, la Secretaría de Marina y, ahora la Gendarmería Nacional. Y eso, suman más recursos.
Contamos con carreteras y aeropuertos que pondrían a los elementos de seguridad pública de manera expedita y rápida frente a disturbios y necesidades de alteración pública o climatológica, para atender oportunamente las necesidades urgentes de los afectados.
También estamos viendo que los cuerpos de seguridad tienen a su disposición locales que se han adaptado a sus necesidades, donde logran pernoctar o refugiarse en caso de necesidad.
Largo sería enumerar lo que nuestros cuerpos de seguridad tienen a su favor y a su disposición para realizar a plenitud su trabajo. A eso súmele que periódicamente se les somete a capacitación y adiestramiento con el fin de que estar en condiciones inmejorables de dar respuesta a los incidentes que a cada momento encuentran en el desempeño de su trabajo.
Y… aparentemente, no hay debilidades.
Nuestros lamentos
Nos lamentamos que si en nuestras ciudades instalan un retén de seguridad, en la revisión de taxis, a los conductores y a los pasajeros los despojan de sus pequeñas pertenencias, incluso de alimentos preparados.
Nos lamentamos que los elementos de Seguridad Pública en vez de patrullar nuestras calles, se mantengan frente a las cantinas conviviendo con las meseras que ahí trabajan.
Nos lamentamos que en vez de recibir un trato cordial de los cuerpos de seguridad, recibamos respuestas cortantes y hasta insultos que no nos merecemos.
Lamentamos que haya incrementado el robo a casas habitación, robo de vehículos, asaltos a camiones de pasajeros, sobornos, secuestros exprés y, lo más triste, asesinatos, aunque nuestros gobernantes bajo su óptica, digan lo contrario.
Nos lamentamos de que no podamos distinguir ni identificar a un grupo policiaco que nos de seguridad, que nos de la garantía de que nuestra integridad y nuestro patrimonio serán protegidos.
Nos lamentamos de que ahora, con todos los recursos de que dispone el Estado la percepción ciudadana es de completo desaliento, de inseguridad y de terror
Nos lamentamos que cientos de ciudadanos productivos, creativos y con imaginación, hayan abandonado nuestras vecindades, porque aquí no encuentran tranquilidad y certeza para realizar sus actividades cotidianas.
Nos lamentamos que innumerables negociaciones hayan cerrado sus puertas, despidiendo a cientos de empleados y desalentando la actividad comercial o industrial de nuestra región.
Nos lamentamos de la desgracia propia y ajena cuando somos víctimas de quienes han olvidado las más elementales reglas de convivencia y hacen de la violencia su modo de vida.
Nos lamentamos de las esquelas mortuorias de personas que conocíamos, de vecinos o familiares, inhumanamente cayeron ante la ambición ajena.
¿Qué queremos?
Queremos un lugar donde podamos gozar de tranquilidad y seguridad, para que nuestras familias tengan un lugar de desarrollo y superación.
Queremos un lugar donde florezca la confianza, la amabilidad y el respeto para todos.
Queremos una región pujante, donde se garantice la protección a la integridad humana y patrimonial, seguridad en el libre tránsito en nuestras carreteras y en nuestras vecindades.
Queremos un ambiente de concordia y armonía, donde con toda confianza podamos desarrollar todas las actividades humanas que nos conduzcan al logro de la felicidad común.
Queremos estar tranquilos, confiados y sin lamentos.
Queremos que ya no haya más cruces, ni esquelas en nuestras vidas.
Queremos que ya no haya duelo por la violencia inhumana.
Queremos que nuestras familias, sus familias y las de todos, disfruten, si disfruten de un mejor Veracruz y de un mejor México.
Queremos que cada quien cumpla con su responsabilidad en la esfera de sus responsabilidades y que con criterio razonado, justo y justificado, se exija a quienes toman decisiones el cumplimiento cabal o en su defecto, abandonen el trabajo que no pueden desempeñar.
Queremos no lamentar que en el futuro que algún familiar o algún funcionario aparezca en la nota roja como víctima más de la violencia que nos atormenta ahora.
Queremos una región libre de incertidumbre, de inseguridad y de terror.
Queremos vivir en paz, con tranquilidad y seguros.
¿Será mucho pedir que cada quién cumpla con su deber y responsabilidad?
Por eso me pregunto:
-¿Estábamos mejor cuando estábamos peor?
Y que nadie me diga que somos desiguales.
Nadie. Así. Nadie ha sentido lo que yo he sentido. Nadie ha vivido lo que yo he vivido. Nadie tiene las experiencias que he adquirido en mi vida. Nadie sabe lo que yo he aprendido. Nadie ha soñado lo que yo he soñado. Nadie ha imaginado lo que yo he imaginado.
En contraparte, yo no tengo las sensaciones de los demás. No tengo esos conocimientos que los distinguen de los míos. No he vivido sus vidas.