Veracruz amagado

2016-06-03

El próximo domingo podría ser, no sólo una jornada electoral histórica por la gran participación ciudadana, sino también un paso adelante en la democracia. En vez de ese escenario, los principales contendientes amenazan con poner toda clase de obstáculos al proceso. Dado el empate técnico que refieren analistas y encuestas, los equipos de uno y otro de los partido punteros comienzan a perfilar sus estrategias para aventajar en lo que pretenden que se convierta en una elección decidida en tribunales.
La única posibilidad de llegar a un desenlace diferente sería una clara ventaja de uno de los tres candidatos punteros. Los representantes estatales del PAN y PRD, desde hoy, advierten que desconocerán el resultado del conteo rápido de la elección a gobernador, pues a su parecer no representa ni el 10% de las casillas.
El clima que prevalece en la entidad, a unas horas de que se realicen los comicios en que se elegirá al próximo gobernador y diputados locales, es de temor, desconcierto y acusaciones anticipadas y descalificaciones de las instituciones que deberán conducir el proceso.
No se distingue la intención de dar a los votantes confianza de que este proceso se llevará a cabo en paz, con estricto apego a las leyes y ponderando la actuación de las instituciones encargadas de garantizarlas. Es evidente que esta será la elección más competida en la historia de la entidad, y que la lucha por el poder mostrará lo peor de la clase política.
Además de saqueado y empobrecido, peligroso y convulso, hoy Veracruz también está amagado por los diferentes grupos que aspiran a obtener el triunfo, cuyo premio es la gubernatura de dos años y una buena posición de cara al 2018. Los ciudadanos parecen no contar, los votos parecieran lo menos importante, la voluntad de la mayoría se diría que es lo de menos. El comportamiento de los tres partidos en la contienda real es esquizofrénica y deja fuera de consideración a los votantes.
Se decida en tribunales o en las urnas, a los veracruzanos les queda claro el calado de su clase política. Hacer política a la veracruzana no parece ser un referente del que se pueda estar orgulloso. Unos y otros se acusan de faltas imperdonables; se anulan, se descalifican, se amenazan y agreden, ante la mirada atónita de millones de ciudadanos que este domingo tendrían la oportunidad de dar una lección a estos políticos que, evidentemente, no los representan. Una sola cosa es clara: quien resulte gobernador electo de Veracruz, tras esta elección, no habrá sido elegido por la mayoría, sino apenas por la tercera parte, más otro poco, de los ciudadanos registrados en el padrón.
Quienes creen saber dicen que esta tendencia de “una elección a tercios” ya será irreversible, pero soñando despiertos: qué bueno sería que en Veracruz los electores amanecieran el domingo 5 de junio con plena conciencia de su obligación y poder, y salieran a las urnas a dar una lección a esta clase política a la que lo único que le interesa es hacerse del poder.
¿Quién estaría dispuesto a servir realmente a Veracruz? Utópicamente, por principio, los ciudadanos, y entonces los políticos veracruzanos no se harían solos, no irían solos en pos únicamente de sus intereses. No volvería a pasar lo que en esta última administración: que una casta de irresponsables llevaran a Veracruz a la peor situación de la que se tiene memoria.
Ay, Veracruz, ¿qué podrás hacer este próximo domingo? Nos vemos en las urnas. Ya veremos.

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