Gustavo Madero, cual Magdalena

Arturo Reyes Isidoro

Prosa Aprisa

2014-09-19

Ahora sí, como dice el dicho, Gustavo Madero Muñoz, dirigente nacional del PAN, ha llorado como mujer lo que los panistas no supieron defender como hombres… íntegros y honestos.
El miércoles, durante la sesión del Consejo Nacional con motivo de la celebración del 75 aniversario de la fundación de su partido, se dolió que a su paso por la presidencia de la república no hayan podido desmantelar el régimen priista.
Para finalizar su rollo conmemorativo, el chihuahuense evocó “una imagen que me ha acompañado durante los últimos años, le llamo el Deja Vu de Francisco I. Madero”.
Entonces recordó que su tío abuelo –su abuelo Evaristo era hermano del llamado Apóstol de la Democracia– convocó a la insurgencia en octubre de 1910 para derrocar al régimen autoritario de Porfirio Díaz y que en un año estaba rindiendo (tomando dijo en su mensaje) protesta como primer presidente democrático del país.
Sin embargo, agregó, al llegar al poder “cometió un gravísimo error, no desmantelar el anterior sistema porfirista, ese sistema que combatió; por el contrario, no sólo no lo desmanteló, sino que licenció sus tropas y 15 meses después este sistema lo devora”.
Prosiguió diciendo que reflexiona con frecuencia qué hubiera sido de México si ese “breve espacio de democracia” se hubiera consolidado, “si esta chispa hubiera prendido, si hubiera encendido una llama permanente que nos siguiera alumbrando al día de hoy”. Se preguntó: “¿qué país tendríamos si tuviéramos 100 años de vida democrática plena?”
Dijo que no la tuvieron y que ese error costó un siglo de atraso, “de un sistema autoritario, clientelar y corrupto que es el origen de gran parte de los males y enfermedades sociales que padecemos los mexicanos todavía hoy”.
“La ignorancia, la injusticia, la desigualdad, la pobreza, la impunidad, la corrupción. Qué grave error, qué gran costo”, expresó, al parecer sin morderse la lengua, pues ya vimos lo que hicieron Vicente Fox y Felipe Calderón y toda la bola de corruptos que los acompañaron a su paso por la presidencia y el poder.
Aterrizó en la actualidad: “Pero un siglo después el Deja Vu se nos presenta. El PAN gana la presidencia de la república y llega al poder en el año 2000”.
Entonces sí, se soltó como la Magdalena: “Muchos pensamos que mágicamente los problemas de México iban a desparecer, todo era alegría, entusiasmo, pero cometimos un error similar, no se desmanteló en estos 12 años el antiguo régimen priista que combatimos, ni la cultura ni el funcionamiento del sistema y del poder político, y no fueron 15 meses después, sino 12 años después, ese sistema nos devoró electoralmente en julio del 2012”.
En sus sueños, Madero dijo que él quisiera pensar que la nueva etapa del PAN es regresar a Los Pinos para concluir esa tarea, “para construir una nueva cultura diferente a esta que hemos criticado, a la cultura clientelar, populista, autoritaria, corruptora, opaca y construir una nueva cultura, una cultura basada en la democracia, en el respeto a la dignidad de la persona humana, en el respeto a los derechos, el respeto a las leyes y al Estado de Derecho”.
El dirigente nacional panista obvió mencionar que no pudieron desmantelar el régimen priista porque eso no se logra por arte de magia y porque todo eso que critica, la cultura clientelar, el autoritarismo, la corrupción, la antidemocracia, la impunidad, la falta de transparencia, todo eso no sólo no lo combatieron sino que lo perfeccionaron, y ejemplos con pelos y señales sobran.
Igual que hacen los priistas, el pasado 7 de septiembre el propio Madero culpó a la prensa por informar sobre la corrupción y los escándalos de su partido. Dijo que construyen una imagen distorsionada del blanquiazul, resaltan sus fallas y orquestan una “narrativa” orientada a desalentar a sus simpatizantes.
Pero quiso que no, aceptó: “Yo no niego que, como en toda comunidad humana, en la nuestra lleguemos a presentar actos de corrupción o comportamientos individuales licenciosos”. Pues sí, pero la prensa no es la responsable.
Se fue duro contra el gremio al decir que los medios “tratan de decir engaños con pedazos de verdad, (de) construir una historia perversa”. Está mal el señor (y para que se vea que esta actitud no sólo es de los tricolores).
Porque los periodistas no son los culpables de los moches que han denunciado los alcaldes de su propio partido, verdaderas extorsiones de los mismos diputados federales panistas, ni del escándalo por las teiboleras en Puerto Vallarta, ni de la utilización de San Lázaro para pachangas con licor y mariachis, ni del presunto soborno del coordinador legislativo Jorge Luis Preciado que denunció el senador José María Martínez a cambio de que votara a favor de las reformas de Peña Nieto, ni de las expresiones racistas como la de un ex funcionario de su partido en Querétaro, ni de la bajeza de sus distinguidos militantes del Distrito Federal que fueron a manosear a una señora en Brasil agarrándole las pompas delante de su esposo al que de paso dejaron como santo Cristo por una paliza, ni de las conductas fascistas de algunos de sus militantes, ni de los miles de muertos por la guerra de Calderón, ni de la riqueza insultante de los hijos de Martha Sahagún de Fox, ni del escándalo por el caso de Oceanografía, ni del acaparamiento de agua que está haciendo el gobernador de Sonora Guillermo Padrés Elías con una presa privada en perjuicio de cientos de personas, etcétera, etcétera.
Cansados de lo que acusa, los mexicanos le dieron la espalda al PRI en 2000 y les otorgaron su confianza a través del voto, porque prometían el paraíso democrático y de cero corrupción, de cero impunidad, ético, de justicia, transparente, pero, como escribió Giovanni Sartori en 1993, la enfermedad se curó con un remedio peor.
Digo que sueña el señor Madero con que van a volver a Los Pinos porque ni los mexicanos les creen ahora ni los ven con buenos ojos y porque el PRI, que ya aprendió de sus errores, no los va a dejar, no porque vaya a ser precisamente un modelo de democracia y todo lo que conlleva con ello, sino porque serán menos burdos para hacer sus cosas, porque de que saben cómo lograrlo, si se lo proponen, claro que saben.
El panismo llegado a la presidencia, al poder, fue una esperanza para los mexicanos que querían y necesitaban un cambio, de veras. Esa esperanza murió hace mucho. El sistema no los devoró. Se devoraron ellos mismos.
Ahora, diplomado
Al menos actividades como la que inicia hoy son de reconocérsele al secretario de Gobierno, Erick Lagos Hernández, así como a la rectora de la Universidad Veracruzana, Sara Ladrón de Guevara. En coordinación inauguran el diplomado “Gobernabilidad democrática y construcción y ciudadanía”. Se trata, me comentó ayer Fernando Sánchez, titular de la Dirección General de Desarrollo Político e Institucional, “de un ejercicio académico orientado a la formación de cuadros calificados para el desarrollo político, la consolidación de las instituciones democráticas, la promoción de la calidad de la participación ciudadana y el análisis de la gobernabilidad en México”. El acto será a las cuatro de la tarde en la USBI Xalapa.