Desinterés de alcaldes

Arturo Reyes Isidoro

Prosa Aprisa

2014-10-10

¿El señor delegado de la Secretaría de Gobernación, Alberto Amador Leal, convocó por su cuenta a reunión a los presidentes municipales de la región de Orizaba? ¿Estaban considerados unos cuantos o de todo el distrito? ¿Estaba pensado que asistieran los del corredor Orizaba-Córdoba?
La corresponsal en Pluviosilla del portal alcalorpolitico.com, Miryam Rodríguez Hernández, reportó ayer acerca de una reunión casi fallida de acercamiento de los delegados federales en el estado con alcaldes de la región de Orizaba. Tratarían, se dijo, sobre el desarrollo integral sustentable del Pico de Orizaba, que implica a cinco municipios, así como sobre el desarrollo de la zona conurbada del corredor Córdoba Orizaba.
Asistieron sólo el anfitrión, Juan Manuel Díez Francos, y el de Atzacan, un municipio pequeño, Roberto Romero. ¿Qué pasó?
Amador Leal, vecino del estado de Puebla, ingeniero y maestro en Gobierno y Gestión Pública por la UNAM, es el virrey que tiene la Secretaría de Gobernación (SEGOB) en el estado. Callado, discreto, ex secretario general del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) y director de Inteligencia de la Policía Federal en el primer mes del gobierno de Enrique Peña Nieto, no es un delegado cualquiera.
Todavía se recuerda su inesperada llegada al estado el 26 de abril de 2013, que agarró prácticamente por sorpresa a los gobernantes y políticos locales, y que causó rostros desencajados. Le vino a dar posesión el titular de la Unidad de Enlace Federal y Coordinación con Entidades Federativas de la Segob, Alejandro Osuna Rivero.
Su nombramiento no fue, pues, como el de los demás delegados federales, esto es, él no tuvo que ir a las oficinas centrales en la ciudad de México a alzar la mano y rendir protesta sino que el mismísimo secretario que maneja la política interior del país, Miguel Ángel Osorio Chong, envió a que lo instalaran ¡en la Sala de Banderas del Palacio de Gobierno!, espacio reservado sólo para determinados actos oficiales del Gobierno de Veracruz, con lo que se quiso remarcar la jerarquía que traía.
Por aquel entonces el estado todavía sufría la secuela de hechos violentos causados por la delincuencia organizada y una crisis por el crimen de periodistas, más otros problemas que habían encendido los focos rojos en el mando central del país, por lo que su llegada se llegó a tomar como la de un comisionado con más poder con el que se había enviado, también en forma inesperada, primero a Enrique Ampudia Mello, a quien el entonces secretario de Gobierno, Gerardo Buganza Salmerón, tuvo que instalar como subsecretario de Gobierno en ausencia del gobernador Duarte, quien viajaba por España.
Yo siempre he pensado que a Amador Leal lo enviaron por el perfil que tiene: es experto en inteligencia, es decir, vino a ser todo ojos y oídos del Gobierno Federal para reportar directamente al centro lo que pasa en el estado, papel que, hasta donde tengo entendido, cumple puntualmente, lo que al parecer no es muy del agrado local, lo que, por otra parte, no inquieta al súper delegado sabiendo el respaldo que tiene en Bucareli y en Los Pinos.
Se mascan pero no se tragan. Así podría definirse la relación del poderoso delegado con los gobernantes locales; es una relación sólo institucional, pero nada más. Pero se sabe que acá sí hay preocupación por llevar las mejores relaciones con él sabiendo el relevante papel que juega y lo determinante que puede ser una opinión suya en el centro, lo que ha provocado, por ejemplo, según va trascendiendo luego información interna, que el procurador Luis Ángel Bravo Contreras haya sufrido fuertes jalones de oreja porque en casos especiales no le ha enviado toda la información y en forma oportuna para que él mejor que nadie más sepa el verdadero fondo de las cosas e informe bien a México.
Pero no obstante todo el poder del que está investido, Amador Leal, a estas alturas, conoce bien ya el tamaño y la complejidad del estado y una de sus últimas preocupaciones, que se sepa, es contar con buenos y efectivos operadores locales que lo ayuden a tejer las relaciones con los actores políticos de la aldea, incluidos los presidentes municipales. Ayer quedó demostrado que le urgen.
Yo no me atrevería ni siquiera a pensar que alguien de Palacio de Gobierno le jugó las contras y ordenó a los alcaldes que no fueran a la reunión; no, sabiendo la preocupación que hay del titular por armonizar con él. Lo que puede caber es pensar que los alcaldes no lo conocen, no saben quién es, la gran representación que tiene y lo que podría ayudarles con los demás delegados, a quienes coordina y de alguna forma dependen de él, pues todos los que funcionan en el estado tuvieron que pasar por la aceptación del titular de la Segob, Osorio Chong.
¿O acaso Amador pidió apoyo a la Secretaría de Gobierno y le fallaron? ¿O al diputado local del distrito y tampoco hubo respuesta? ¿O le solicitó al alcalde anfitrión que invitara a sus colegas y ya vio la fuerza y el poder de convocatoria que tiene? ¿Es que a quien puso a convocar y a operar desde Xalapa para la reunión no supo cómo hacerlo? Al final prácticamente se quedaron solos los delegados, fue una reunión que se pudo haber realizado en Xalapa sin necesidad de ir a gastar, claro, a menos que hubieran querido ir a conocer Orizaba y el bello e histórico edificio que fue palacio municipal, conocido como el Palacio de Hierro (ese edificio fue diseñado nada y nada menos que por el famoso ingeniero francés Gustavo Eiffel –¿dirá algo el apellido?–, construido en Europa a finales del siglo XIX, traído en partes y armado en Orizaba, y está catalogado como el único palacio metálico Art Nouveau en el mundo y el máximo exponente de esa corriente en México).
Algo y alguien falló. ¿Tomarán cartas en el asunto en Palacio de Gobierno y harán una reprimenda a los presidentes municipales que no asistieron o que ni siquiera enviaron a un representante aunque uno que otro sí? ¿Es que los propios alcaldes, primera autoridad en su municipio, ya no creen en nada ni en nadie del estado, pensaron que se trataba de un rollo más y por eso no asistieron? Por lo pronto, don Alberto conoció una realidad más de Veracruz: el desinterés de los presidentes municipales por las reuniones de trabajo oficiales. ¿También lo reportará a México?
P.D. Me dicen que sí, que Sabás Huesca Rebolledo, excoordinador general de Comunicación Social del Gobierno del Estado, está operando asuntos de prensa para el súper delegado de la Segob, aunque al parecer se maneja con bajo perfil. He topado con él en alguna ocasión en un restaurante, o sea, sí está en Xalapa. Seguramente le será de mucha ayuda al funcionario federal, es un buen elemento.