Aprovechándose de los problemas de las personas, muchas de las veces sentimentales, de salud o económicos, centros de sanación espiritual hacen de las suyas sacando los pocos ingresos de las familias para ofrecer sus servicios y darles todas las soluciones mediante un pago o cooperación.
Desafortunadamente la poca cultura o la falta información hace que muchas personas acudan a realizar prácticas o acudan a los llamado centros espirituales o esotéricos que ofrecen la felicidad eterna y el bienestar de cualquier problema que tengan como falta de empleo, amarres sentimentales, sanación de enfermos, entre muchas otras cosas más.
Todo esto a través de la lectura de cartas, tarot, uso de flores o hierbas, lectura de mano, fotos, uso de prendas de vestir, siendo las principales herramientas para que los “sanadores espirituales” logren sus objetivos y den lo que pide el cliente, siendo principalmente dinero.
Cantidades económicas que muchas de las veces llegan a superar los ingresos económicos, teniendo que pedir prestado a vecinos, amigos o familiares para que sus peticiones ante los charlatanes puedan cumplirse y que nunca les falte nada.
Tristemente esta situación no es nueva, pero tampoco novedosa, ni extraña, la cual ha ganado terreno en la sociedad y poco a poco se sigue extendiendo, claro ejemplo en el municipio de Tlapacoyan, donde se llevan a cabo estas prácticas y son anunciadas por diferentes medios para que la gente acuda a estos centros.
Cayendo un buen número de personas en sus redes que les generan jugosos ingresos, dependiendo del supuesto mal con el que se presente y el tipo de trabajo que les realicen, cobrando en algunos casos desde cien pesos por consulta y de ahí en adelante las cantidades se desatan hasta los cinco mil o diez mil pesos.
Siendo necesaria la intervención de las autoridades competentes para poder regular estos centros, que muchas de las veces en lugar de mejorar o ayudar a la población solo la estafan y dejan sin ingresos económicos.