+ Columna Arrieros Somos, del C.P. Renato P. Vázquez Chagoya
Zona Sur
Renato P. Vázquez Chagoya - 2015-04-06
Alejandro Von Humboldt, en su “Relaciones estadísticas de Nueva España, de 1803, de manera precisa, señala: “Los productos que se destinan a La Habana no bajan hasta el embarcadero del Coatzacoalcos, o hasta el fuertecillo de ese nombre, por temor de exponer las canoas a los vientos del norte durante la travesía, que es bastante larga desde la barra de Coatzacoalcos al puerto de Veracruz, sino que se desembarcan los géneros en el PASO DE LA FABRICA, y de ahí se llevan a lomo de mula por el pueblo de Acayucan a las orillas del río San Juan, en donde los embarcan de nuevo en piraguas muy grandes, para llevarlos, por la barra de Tlacotalpan, al puerto de Veracruz”.
Dice Enrique Cárdenas de la Peña, en su libro “Escondite de culebras”, editado en mayo de 1986: “Como puede apreciarse, el itinerario trata de evadir el viaje marítimo y no alcanza la barra, aunque se detiene en el actual Minatitlán, que así comienza a abrirse al comercio regional”.
Abundaría Von Humboldt: “Conduciendo los productos por el istmo, y por el río de Coatzacoalcos, el porte de cada carga no costaría más que 16 pesos; y como desde el PASO DE LA FABRICA hasta Veracruz no se tardan más que diez días…”.
Analizando los párrafos anteriores, encontramos que en el actual Coatzacoalcos, sólo existía un fuerte, ocupado por militares (Después veremos sus condiciones), una raquítica población en La Fábrica –Ahora Minatiltán- por el funcionamiento del aserradero y exportación de maderas y el viaje de La Fábrica a Veracruz, duraba aproximadamente de diez días.
El destacamento militar
“Verdad –señala Tadeo Ortiz de Ayala en un informe presentado en 1824, después de haber recorrido la provincia del Coatzacoalcos– …no se desconoció la importancia política, y ventajosa posición marítima del Istmo; empero a pesar de una expedición costosa y dilatada, que medio dio a conocerla, no se adelantó un paso ni a la población ni al fomento por los medios conocidos; de proteger la agricultura y el comercio, quedando todo reducido a mal fortificar el punto de la desembocadura del río, estableciendo un destacamento de milicias sin armas ni disciplina”.
En La Fábrica, aduana y principal punto comercial
Sigue diciendo Ortiz de Ayala: “Si por todas estas circunstancias, a las que se pueden agregar la vecindad de los sitios de ganado de Tacoteno, Buenavista, San José y Los Limones, con la inmediación de los pueblos labradores y pescadores de Cosoleacaque, Otapa, Chinameca y Jaltipa, que podrán prestar auxilio y abastecer de viandas y víveres al consumo DE LA NUEVA POBLACIÓN –La Fábrica-, se hubiere de preferir ésta para el establecimiento de la aduana y principal punto comercial, el plan que en nuestro concepto se deberá adoptar, es el desmonte parcial de las colinas, su terraplén y unión en cuanto lo permitan las circunstancias, y la desecación gradual de los bajos por medio del canalizo de que hicimos mención, lo cual ejecutado o al ejecutarse, se dará principio por la población de las lomas, abriendo a cierta distancia del río 4 o cuando más 5 calles anchas, con portales y una línea de árboles hasta cruzar la hondonada, que las divide de Tacoteno mediante puentes de madera, siguiendo las calles hasta el centro del llano, a donde se extenderán al número suficiente competente con arreglo a la capacidad del terreno y grandeza del río o de la marina se reúna con el del comercio”.
La propiedad de la Fábrica
“El terreno del paso de la Fábrica –consigna Tadeo Ortiz de Ayala- es una propiedad particular perteneciente al dueño del sitio de Tacoteno, mas este individuo es un hombre de buenos sentimientos y mediana fortuna, no rehúsa su enajenación al Estado con tal de que se le condone otra porción de los baldíos y según noticias todo el valor del sitio o rancho de Tacoteno que serán unas 8 o 10 leguas cuadradas ascenderán a mil quinientos o dos mil pesos, cuya compra nos parece indispensable para el fomento y comodidad de una población, que por sus circunstancias dará inmediatamente valor al terreno y aunque el gobierno distribuya solares gratis reservándose una parte para vender, podrá sacar los costos con ventajas del erario, dejando las utilidades a beneficio de algún establecimiento público.
Necesidades para colonizar la Fábrica
Describe Ortiz de Ayala: “Según hemos observado el carácter de estas gentes, el gobierno tiene un eficaz aliciente para estimularlas a nuevo domicilio y radicación, adoptando la medida (a más del establecimiento de una receptoría) de plantar una capilla con un capellán castrense que les administre gratis los sacramentos, administrados por el interés, darles una choza, y por cierto tiempo una ración de víveres de primera necesidad, con los muy precisos instrumentos de agricultura y uso doméstico, liberándolos de los derechos municipales y contribuciones generales algunos años. Estas y otras semejantes disposiciones ejecutadas por una mano hábil y una dirección facultada con amplitud sobre la materia, atraerían de todas las antiguas poblaciones la vecindad necesaria para los trabajos de la nueva población y de campo, que con el estímulo de la energía y especulaciones extranjeras, se civilizaría y adelantaría poco a poco”.
La colonización francesa
Como consecuencia de la autorización por parte del Gobierno del Estado de Veracruz, para colonizar la región del Coatzacoalcos, se forma la compañía francesa de Giordan y Cía., quienes se comprometen a traer a 500 familias de Europa. Llegando las primeras familias el 24 de enero de 1830, las ocupaciones principales de los vecinos eran la ganadería y las maderas.
Después de muchos contratiempos y vicisitudes, el 27 de noviembre de 1829, zarpa del puerto de El Havre, el primero de tres navíos, L Amerique, su capitán Fourré, con 103 pasajeros franceses destinados a Coatzacoalcos. Corre con mala suerte, y a su llegada, al buscar el cruce de la entrada, a principios de enero de 1830, no obstante de contar con el piloto de navegación, embarranca. Noche de angustia ante el peligro de zozobra; impericia del susodicho piloto mexicano, ex-corsario, por nombre don Salomón. Otro intento de cruce por la mañana, infructuoso, tras haber desembarcado a niños y mujeres; descarga de ciertas propiedades y utensilios, con pérdidas fuertes; remonte del río hasta Minatitlán, donde reside Jean Francois Giordan. Furia de los colonos cuando se les avisa que tienen que cubrir los derechos de aduana. El permiso de excepción debe provenir del Gobernador del Estado y tarda un mes, TIEMPO DURANTE EL CUAL PERMANECEN EN LA PLAYA, por no habérsele construido casas. Giordan retorna a Minatitlán, abandonando a los colonos a la espesura de la Sierra.
Testimonio del colonizador Pierre Charpenne
-La Fábrica o Minatitlán, del nombre de Mina, general español que peleó en México por la Independencia y sin duda uno de los padres del famoso constitucionalista Mina; La Fábrica, decía, es una aldea compuesta por medio centenar de casas hechas con tablas de cedro o de caoba, o bien con bambú clavado en la tierra y unido por lianas. Todas ellas tienen techos de hojas de palmera y las más viejas tienen, cuando más, veinte años de existencia. Están rodeadas por un corredor exterior formado con las estacas que sostienen el tejado, para proteger el interior contra la lluvia y el sol. Muchas están construidas con elegancia y, como son muy grandes, aunque sólo cuentan con una planta, familias enteras pueden vivir en ellas con toda comodidad. Pequeñas cabañas construidas detrás de las grandes, a pocos pasos de distancia, sirven de cocina.
-Las casas de Minatitlán están sembradas aquí y allá, al pie, en la pendiente y en la cima de dos colinas, de las cuales las más habitada es la que está situada más cerca del río; la otra, en el noroeste, no puede percibirse desde la corriente. Está dominada por la iglesia, que no es más que una gran cabaña con una gran puerta, sobre la cual está suspendida una campana pequeñita.
-Un alcalde, un corregidor y un comisario encargado por el jefe político de Veracruz de distribuir las tierras a los colonos y proteger y vigilar sus intereses, tales son las autoridades del lugar. Hay que agregar al aduanero, quien es una especie de administrador general del tesoro público. Minatitlán cuenta pocos años desde su fundación; muchos de sus primeros habitantes viven aún.
-Así, este es el único puerto del Guazacoalco. Es en Minatitlán donde desembarcan los productos industriales de Tehuantepec, que consisten principalmente en hamacas de cuerdas de maguey, esteras, sillas de cuero, botines, sombreros de fieltro. Desembarcan también los productos agrícolas de Tabasco, a saber: café y cacao. De estas mercaderías, las primeras descienden el Guazacoalco en piraguas indias. Las otras desembocan en este río por el Uspanapa. Se les transporta a lomo de mula desde Minatitlán a las diversas aldeas situadas entre el Guazacoalco y el río San Juan, desde donde otras piraguas los llevan a Tlacotalpan y Alvarado, dos pequeñas ciudades, con un comercio importante, situadas a una cuarentena de leguas de Minatitlán.