Desde hace 9 meses se encuentran presos en su propio barco

+ Llevan nueve meses “varados” en ese gran monstruo de hierro que antaño surcaba los mares del Atlántico, Índico, Pacifico, Ártico y Antártico y que hoy se encuentra confinado.

Zona Norte

Édgar Ávila / EL UNIVERSAL - 2015-04-14

Se les nota cansados, incluso hartos. Salen a cubierta de la embarcación “Mu Du Bong” con las ojeras a flor de piel y con el rostro adusto. El intenso sol se refleja sobre las aguas del río Tuxpan que desembocan en el Golfo de México.

El termómetro marca más de 30 grados. Una parte de la tripulación del buque con bandera de la República Democrática Popular de Corea se pasea por cubierta con playeras y con el sudor corriendo sus rostros.

Llevan nueve meses “varados” en ese gran monstruo de hierro que antaño surcaba los mares del Atlántico, Índico, Pacifico, Ártico y Antártico y que hoy se encuentra confinado —por órdenes de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)— a los muelles del puerto de Tuxpan, en el norte del estado de Veracruz.

Los 33 tripulantes y oficiales gubernamentales de la embarcación norcoreana están aislados de los más de 130 mil habitantes del municipio de Tuxpan, y entre sus pocas distracciones es observar todos los movimientos militares de la Flota del Golfo de la Secretaría de Marina, cuyo muelle se encuentra exactamente frente a ellos.

“Da tristeza porque es como si fueran náufragos, es como si estuvieran perdidos en altamar”, lamenta el pescador tuxpeño Miguel, con 20 años de experiencia, quien tan sólo de imaginarse a sí mismo en esa situación se enoja y, luego, entristece.

“Están en puerto, pero son prisioneros en ese barco”, comenta mientras conduce su lancha pesquera con la que sale cada día a buscar el sustento para su familia.

Unos con simples playeras, camisas arremangadas y los menos con el uniforme completo y la bandera norcoreana pegada al brazo izquierdo, se muestran en el barco, su “hotel” desde el 14 de julio de 2014 cuando fue retenido tras dañar arrecifes y, luego, atracado por órdenes de la ONU debido a “operaciones sospechosas”.

Empleados de la empresa Tajín Consignaciones SA de CV, la agencia consignataria del Buque, lleva alimento para los coreanos que rondan desde los 35 hasta los 64 años de edad, según sus fichas de identificación.

En el enorme buque, un norcoreano se para frente el barandal, levanta el puño de la mano derecha hasta la altura de su rostro y con la mano izquierda se agarra la muñeca. La señal la mantiene todo el tiempo que divisa la cámara fotográfica.

No contestan preguntas en español ni en inglés. Sólo se miran unos a otros. Uno de ellos ni se inmuta y mantiene un hilo para pescar que lanzó para entretenerse y pasar las horas. Otro más asoma su pequeño rostro por una de las escotillas, mira con desdén y regresa a sus tareas.

Todo el día conviven, según la ficha de su expediente, el primer oficial, el oficial de cubierta, el contramaestre, así como marineros de cubierta, jefe de ingenieros, operador de máquinas, jefe de cocina y sus ayudantes.

Pero también en la nave se encuentra Kim Song Guk, originario de Phyongan y cuyo oficio fue clasificado por autoridades migratorias mexicanas —según un documento en poder de EL UNIVERSAL — como “politic secret” (secreto político).

“Siempre han estado ahí”, asegura el pescador cabizbajo mientras conduce su pequeña embarcación verde a un costado del enorme barco con número IMO8328197 de Chongjin. Luego vira hacia el otro extremo del río, donde se observan los imponentes buques, patrullas interceptoras, embarcaciones de rescate, aeronaves y vehículos terrestres de la Marina.

“Quién sabe qué problemas tendrán gubernamentalmente, porque si ya pagaron los daños que hicieron al arrecife la verdad debieran retener el barco y a ellos dejarlos ir, repatriarlos”, considera el pescador.

Indagan sanciones. Fue el 14 de julio de 2014 cuando la embarcación procedente de La Habana, Cuba, encalló en el área Natural Protegida Sistema Arrecifal Lobos-Tuxpan, que provocó graves daños ambientales, por lo que fue retenido y autoridades mexicanas ordenaron la reparación del daño.

El 3 de diciembre de 2014, Tajín Consignaciones realizó el pago correspondiente por los daños ambientales, pero el Consejo de Seguridad de la ONU notificó a México que había indicios que el buque pertenecía a una empresa incluida en la lista de personas y entidades que se encuentra bajo un régimen de sanciones.

Fue entonces cuando la suerte de los marineros se fue a la borda. Los hombres dejaron atrás a sus familias en las poblaciones de Hampyong, Phyongan y Hwanghae, donde zarparon hace meses sin imaginar que hoy su barco sería su prisión.

Pese a que de acuerdo con el gobierno mexicano los tripulantes duermen en un hotel de Tuxpan, el capitán del Puerto de Tuxpan, Alberto Antonio Orozco, aseguró a este diario que los tripulantes pasan el tiempo a bordo del barco, pero, aclara, “no tienen restricción para subir y bajar”.

“Los barcos mercantes”, justifica el funcionario de la SCT, “están adaptados para que la tripulación viva a bordo por meses; los tripulantes no están detenidos y pueden bajar”.

Ahora también enfrentan otro conflicto. La embarcación no ha entregado documentación para poder autorizar que abandone Tuxpan.

“Todo barco debe presentar ante capitanía documentación: certificados de seguridad, de construcción, certificado de no adeudo y la solicitud del barco, cosa que tampoco han hecho hasta ahorita oficialmente”, dijo.

De los 33 tripulantes, a dos se les venció el pasaporte. Al empleado de la Sala de Máquinas, Pak Won Tyong, su documento oficial expiró el 2 de febrero y el del médico del barco, Rim Chol Hun, el 12 del mismo mes.

Así como los conflictos se acumulan, el óxido en el casco del barco también se extiende deteriorándolo poco a poco, como a esos hombres que miran al horizonte constantemente.

TEMAS RELACIONADOS:

|