#ArrierosSomos: POCOS COMO ELLOS

+ Columna del C.P. Renato P. Vázquez Chagoya, director del Semanario Sotavento

Zona Sur

Renato P. Vázquez Chagoya - 2015-04-28

A mediados del siglo pasado, cuando apenas Minatitlán se estrenaba en el ámbito de las comunicaciones modernas, con la construcción y funcionamiento de las carreteras Transístimica y Costera del Golfo, o quizá un poquito antes, arribaron a nuestra región maestros cuya vocación y visión fueron más allá de sus funciones.

Tenemos que recordar, obligación es, al profesor Octaviano Corro Ramos, fundador de la primera escuela secundaria en la región, la Escuela Secundaria Minatitlán por cooperación. Todavía a los de mi generación nos tocó convivir con jóvenes de Las Choapas, Nanchital, Coatzacoalcos, Acayucan, Jáltipan, Chinameca, Zaragoza, Cosoleacaque y otros lugares de la región, cuando asistíamos a la Secundaria que ya estaba dirigida por el inolvidable Doctor Porfirio Pineda López (+) y que se ubicaba en un edificio en el interior de la primara Artículo 123 Presidente Miguel Alemán, a la izquierda de su entrada principal. Otra característica de esta escuela es que la gran mayoría de los maestros daban clases en esta institución por puro “amor al arte”. También la característica es que la Secundaria Minatitlán trabajaba en locales prestados. Sería hasta los años setentas del siglo XX, que ya tuvo instalaciones propias y adquirió el nombre de ESBOM, Escuela Secundaria y Bachilleres Oficial Minatitlán.

De esa estela de prominentes maestros apareció el nunca bien recordado y reconocido Profesor Miguel García Díaz, Profesor Miguelito”, quien en 1955, 1956 y 1957, fundó, primero la Escuela Secundaria Nocturna “18 de Marzo”; al siguiente año la Escuela Preparatoria Nocturna “Sección 10” y la Escuela Normal, que después sería la “Manuel C. Tello”. También la característica de estas escuelas es que eran por cooperación, funcionaba en escuelas prestadas y los maestros desbordaban generosidad, porque maestros formales y profesionistas, daban clases sin cobrar nada o casi nada.

El Profesor Miguelito, tuvo que ver, como gestor, en el establecimiento de otras instituciones de enseñanza, tales como la ETI 8, la Escuela Secundaria Federal para Trabajadores, las secundarias federales, la donación del terreno para el jardín de niños “18 de Marzo”, que funciona en los terrenos de la escuela primaria Lázaro Cárdenas, en la instalación del Instituto Tecnológico de Minatitlán y en la Unidad de Ciencias de la Salud de nuestra ciudad, de la Universidad Veracruzana.

Son personas que yo conocí y tuve el honor de tener comunicación con ellos. Quizá no de manera amplia con el Profesor Corro Ramos, aunque coincidimos en reuniones de Cronistas.

Con el Profesor Migueltio mi relación fue más amplia. Participamos en las gestiones de las escuelas Secundarias Federales, en lo del Tecnológico, en lo de la UV, en lo de la Escuela Secundaria Federal para Trabajadores. Además que le profesaba especial simpatía y amistad a mi hermano, al arquitecto Fernando Arturo Vázquez Chagoya.

Algunas de las escuelas que fundó el Profesor Miguelito, siguen funcionando en lugares prestados, porque su funcionamiento obedece a la imperiosa necesidad de llevar conocimientos ahí donde se necesitan, como alimento espiritual a los ávidos de saber y superarse.

El maestro Guillermo Héctor Zúñiga Martínez

Tenía conocimiento de la existencia del Profesor Guillermo Héctor Zúñiga Martínez, porque él desde joven participó activamente en la política, destacando como diputado, presidente municipal de Xalapa, presidente del PRI en el Estado, entre otras actividades destacadas de su quehacer personal y profesional.

Lo traté de manera directa, cuando el Maestro Zúñiga Martínez emprendió una gira para que las comunidades y los actores locales lo conocieran, ya que había sido considerado entre los que podría ser electo a la candidatura del PRI a la gubernatura del Estado, cuando también participó Fidel Herrera Beltrán, quien finalmente sería el candidato y gobernador.

Estaba yo, en ese entonces, participando en la Alianza de Organizaciones de Minatitlán, al lado re Robinson Uscanga Cruz, quien después fuera diputado local.

Lo que escuché entonces del aspirante a la candidatura a la gubernatura de Veracruz, del Profesor Zúñiga Martínez, fue claridad de pensamientos y claridad de metas. Él sabía que no alcanzaría la candidatura, pero se sumaba al ejercicio democrático de su partido para elegir un candidato. Su distintivo fue su humildad, discreción y sinceridad. Sus planteamientos fueron objetivos y claros. No construía “castillos en el aire”.

Coincidíamos esporádicamente en eventos públicos y siempre, me reconocía con respeto y aprecio.
Ya instituida la Universidad Popular Autónoma de Veracruz (UPAV) y él nombrado rector de la misma, nuestros encuentros fueron más frecuentes y algunas convivencias prolongadas, donde recibí de su parte consideraciones.

Huelga decir que Minatitlán le debe al Maestro Guillermo Héctor Zúñiga Martínez el contar con dos “Doctores Honoris Causa”, en las personas del Arq. Fernando Arturo Vázquez Chagoya y de don Tomás Enríquez Núñez. Ignoro si son los únicos Doctores Honoris Causa que existen en la región, porque parece que no existen otros.

También le debe el contar con una de las unidades más pujantes y prósperas de la UPAV, la llamada “Luis Arturo Ramos”, que coordinan los Maestros José Luis Almanza Kats y Luis Prudencia Almanza Estrada.

Contribuyó el Maestro Zúñiga Martínez a la edición de algunos trabajos del Café Literario de la Casa de Cultura de Minatitlán y de algunos autores veracruzanos en particular.

No son visiones de grandeza, son acciones de humanismo

Toda la obra, proporción guardada entre los actores que he mencionado, obedecen a un solo propósito: Formar y forjar mejores seres humanos.

Ni el Profesor Octaviano Corro Ramos, ni el Profesor Miguel García Díaz, ni el Maestro Guillermo Héctor Zúñiga Martínez, fueron directamente beneficiados de su visión, esfuerzo, ni de sus obras.

Ahora, cuando recientemente falleció el Maestro Guillermo Héctor Zúñiga Martínez, es hora de reflexionar que los seres humanos tenemos en nuestra naturaleza genes de grandeza y que pocos son los que se atreven a demostrarlo.

¿Qué tenían de distintos Corro Ramos, García Díaz y Zúñiga Martínez a nosotros?

Primero, un espíritu enorme de generosidad, acompañado de un sentido permanente de humanismo y de un ánimo creciente de trascendencia del ser humano.

Sabían que el ser humano no podría estar sin ser y sin saber. Sabían que habría que mejorar para ser y estar mejor y convencidos estaban de qué cada uno de nosotros somos seres valiosos en todos los sentidos.

En el caso de Zúñiga Martínez, la trascendencia de su obra desborda nuestros límites estatales. Ya funciona la UPAV en Tabasco y Puebla. Ignoro si ya beneficia a otros estados.

La rectoría de Zúñiga Martínez abarca a más de 95 por ciento de los municipios del estado de Veracruz y beneficia a miles de personas que nunca pensaron ni soñaron con hacer una carrera universitaria, que les permitiera avizorar un mejor futuro.

Y la visión del Maestro Guillermo Héctor Zúñiga Martínez no se quedó en las solas carreras universitarias que ofrece la UPAV, también se crearon cursos para obtener maestrías y doctorados.

Y uno de los grandes méritos, es que se está haciendo en instalaciones prestadas, con maestros con alto espíritu de generosidad y con amplio sentido social.

La Universidad “patito”

Cuando se invitó al escritor minatitleco Luis Arturo Ramos a que la Unidad de la UPAV en Minatitlán llevara su nombre, en su presencia y con la presencia del Maestro Guillermo Héctor Zúñiga Martínez previa a la investidura, hubo la entrega de títulos y cédulas profesionales para algunos de los que habían concluido sus estudios universitarios, algo así como 37.

Fiel a la costumbre de no dar por sentado que lo único válido es su exclusivo y propio pensamiento, el Maestro Zúñiga Martínez solicitó que los alumnos expresaran sus inquietudes.

Una alumna, quizá sumida en sus propias reflexiones o porque llegó tarde, no registró en su memoria la entrega de títulos y cédulas profesionales, le preguntó al escritor que sentimiento le producía que a la UPAV se le catalogara como “Universidad Patito”.

Luis Arturo Ramos contestó que “No hay universidades patito, lo que hay son alumnos patito”.

Era obvio que la joven estudiante “no estaba mentalmente” en el salón de evento, porque al testimoniar la entrega de títulos y cédulas profesionales, no hubiera formulado la pregunta.

Y el pensamiento que anima a muchos mentores de la UPAV, no es el hecho de sembrar todos los conocimientos que hacen a un profesionista, sino el de enseñarle donde están y como usar las herramientas que están a sus disposición.

Era el pensamiento del Maestro Guillermo Héctor Zúñiga Martínez: “Saber para hacer y para ser”.

Y si el pensamiento universal nos lo permite, honremos los actos, obras y memoria de este gran hacedor de humanos y desearle que en la vida eterna, tenga un feliz viaje, una fructífera estancia y una eterna felicidad.

Buen viaje Maestro Guillermo Héctor Zúñiga Martínez.

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