#ArrierosSomos: TANTO QUÉ DECIR Y NO DECIR NADA

+ Columna del C.P. Renato P. Vázquez Chagoya, director del Semanario Sotavento

Zona Sur

Renato P. Vázquez Chagoya - 2015-06-09

Esto de las elecciones en México tiene su magia y, definitivamente la política mexicana es la ciencia de las especulaciones.
Hay tanto que decir, que se atropellan las ideas y termina uno por no decir nada.
En el papel, según los teóricos de la política, todo puede suceder. Es como el béisbol y o cualquier otro deporte. Hay posibilidades o esperanza que hasta el último out y hasta el último minuto pudiera cambiar el resultado.
Cada ciudadano tiene sus propias referencias y cada uno tiene su propio pronóstico, siempre salpicado del último comentario: “… también puede ser que…”.
La verdad que en eso de la política soy un neófito o sería mejor decir, un ignorante.
Desconozco como se mueven los hilos de la política, aunque no desconozco que quienes ejercen un puesto público tienen su “partecita” de poder.
Tampoco desconozco que hay quien “mueve los hilos de la política”, pero siempre supeditado a los criterios de “alguien más arriba”.
Y uno pensaría que el poder absoluto en México lo ejerce el presidente de la República, pero no. Siempre hay alguien más arriba que “le pide” o lo condiciona para que sus actos se ajusten a ciertos “puntos de vista” (intereses).
A uno de mis amigos que fue presidente municipal, líder sindical y guía moral –está por demás decir que era de extracción petrolera– le preguntaba por qué él no hacia grupo con los políticos del Estado.
Enseguida, sin pensarlo, me contestó que si él hacia eso le “cortaban la cabeza” en el sindicato petrolero.
O sea, que en eso de la política los propósitos no son los de sumar, sino de dividir, y ahí empieza mi desconcierto y mi ignorancia.
Porque si “los de arriba” “hacen equipo” y se ponen de acuerdo para designar candidatos, ¿por qué los intermedios no puede hacer también equipo?
Y entonces, con esas actitudes y esas divergencias de “formar equipo, sin formar equipo”, empiezan los dogmas políticos: “Tú eres mío y nosotros somos amigos de fulano y de zutano, porque ellos son mis amigos, pero tú sólo puedes “jalar con ellos” si yo te lo ordeno”.

No hay independencia intelectual

Me tocó también conocer a dirigentes sindicales que no iban al baño –exagerando– si no contaban con la anuencia “del jefe”.
Conocí a gente que se decían dirigentes de grupos que no tenían que ver con el grupo dominante, que forzosamente tenían que ir a rendir pleitesía y “ponerse a las órdenes”, a recibir consignas y obrar en consecuencia.
Representantes –porque no eran líderes–de grupos antagónicos al grupo dominante que “tenían que pedir permiso” para organizarse.
Hubo un tiempo, en que era mal visto el individuo que se atrevía a criticar al grupo dominante y no faltaban los enviados “oficiales” y “oficiosos” que se acercaba a “advertirle” las consecuencias de sus disidencias. Los “oficiales” eran los cercanos al “jefe” y los “oficiosos” son aquellos que queriendo quedar bien llevan la advertencia o amenaza para después hacer ver al “jefe” que él “habló fuerte” con la oveja descarriada.
La verdad es que en esto de la política toda acción se vuelve un entramado de intereses, que sólo cada quien entiende.
Para no ir más lejos.
Cuando usted escucha que ciertos acontecimientos son “fuego amigo”, uno no termina de preguntarse: ¿Eso es amistad? ¿Estarse atacando uno a otro del mismo grupo, del mismo partido, del mismo gobierno?
Bien dice el dicho “Para qué quieres enemigos con esa clase de amigos?
Y sigue el fenómeno de la división.
¿No que la política es para servir y para unir?

Las campañas “enriquecen” la división

Pocos son los candidatos que en el andar proselitista se abstienen hablar de los candidatos que contienen por el puesto a elegir. Son los que han entendido que “su campaña es para hablar de sus propuestas y de sus ofrecimientos al electorado. Y, que las campañas no son para hablar del que compite con él para ocupar el mismo puesto.
Los candidatos andan en las colonias y en la verdeas despotricando contra los adversarios, sin fijarse en la loza que vienen cargando.
Lo más triste, que no se dan cuenta de su realidad.
Hay candidatos “descalificados” de origen.
No me entiendan mal. No de familia, sino de su naturaleza personal de ser abusivos, prepotentes, irrespetuosos, amorales y todos los etcéteras que se le ocurran a usted y eso, sin contar que por su conducta son antipáticos para la mayoría de la gente.
Y lo peor, que su calificación personal a favor de la población es nulo. Cero de calificación en “su lucha” por la población.
Conozco a un licenciado que por hablar con los campesinos e ir al Uxpanapa ya se decía “luchador social”.
¡Hágame el favor”.
Y los seguidores nos creemos que el “enfrentamiento” es real y le “agarramos tirria” a los simpatizantes del otro candidato.
Pero, en lo íntimo, ellos “se llevan” y a la larga harán negocios o pactos para “mantener tranquilo” al pueblo.
Y entonces uno se pregunta: ¿Esto es la política?
Y termina uno más enredado que nunca.

Los que se cansan

También he conocido grupos que nacieron independientes y durante algún tiempo se mantuvieron independientes.
Pero... que la suerte “tentó” a alguno de sus componentes y perdiendo los objetivos a largo plazo, “contemporizaron” con los que combate y terminaron aceptando puestos, ya que eso “forma parte de los avances en la lucha”.
Y persistieron, pero alguien o algo falló y los grupos fueron desapareciendo o murieron por la falta de impulso o por vejez prematura.
Se truncaron las esperanzas y los objetivos de independencia.
Y la historia se sigue repitiendo.
Ex miembros de organizaciones que las combaten con coraje y hasta con odio, porque sus expectativas no se cumplieron o no se alcanzaron, o porque el “jefe” en turno no les cae bien.
Otras organizaciones nacieron con el ímpetu de “enmendarle la plana” a las autoridades para que cumplan con sus obligaciones y terminando haciendo todo, menos el de alzar la voz o la frente, o por lo menos, señalar anomalías. ¡Nada!
Todo fueron falas esperanzas.

El futuro

No soy pesimista. Relato lo que he visto y he interpretado.
Tenemos remedio.
Tenemos que cambiar de actitud.
No es necesario ser grosero o irrespetuoso para pedir o exigir el cumplimiento de las promesas o de las propuestas.
Tampoco tenemos que agredir para exigir legalidad en el cumplimiento
Podemos ser firmes sin agredir.
Podemos pedir o exigir sin insultar.
Podrán ignorarnos una vez, diez veces, mil veces, pero no todas las veces…
Y sí la autoridad contesta indebidamente o groseramente, entonces ser firmes, para exigir respeto.
Los fenómenos políticos nos muestran que hay muchos caminos de protesta y, que según la gravedad de la omisión gubernamental podemos utilizarlos para exigir respeto y cumplimiento.
Y tenemos que aprender cuáles son nuestros derechos para que no nos los tuerzan.
Tenemos que armarnos de valor civil y entender que ninguna autoridad es superior a cada ciudadano.
Son nuestros “servidores públicos”. Nosotros no somos sus vasallos ni su servidumbre, aunque así nos traten.
Tenemos que rescatar nuestra dignidad y el respeto a nosotros mismos, para que ellos nos respeten.
Ojalá que las elecciones de ayer nos haya dado la integridad de haber votado sin presiones, con libertad y con dignidad.
Ya no sigamos alimentando a la ciencia de las especulaciones.
A partir de ahora, empieza nuestro futuro.

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