2015 y el mensaje de un electorado inteligente: “Nos vemos en el 2018”

+ CLAROSCUROS, por José Luis Ortega Vidal

Zona Sur

José Luis Ortega Vidal - 2015-06-21

(1)
Al paso de los días lo ocurrido durante la jornada electoral del 7 de junio del 2015 va aclarándose.
Las observaciones inmediatas, febriles, viven su consecuencia natural: son imprecisas y superficiales.
Una mira profunda, un análisis estricto, siempre requieren de tiempo, de que las aguas tomen su curso, de que los datos duros terminen de fluir.
¿Ganó el PRI?
¿Ganó la alianza PRI/PVEM?
¿Perdió el PAN?
¿Perdió el PRD?
¿Ganó MORENA?
¿Perdieron su registro el Partido del Trabajo y el Partido Humanista?
¿Conservaron su registro el resto de partidos que -en bola- armaron algo así como una jauría en pro del carnoso jugo del poder?
¿Ganaron candidatos independientes?

(2)
Las respuestas simples a estas preguntas simples indican que Sí, que todo esto ocurrió el 7 de junio.

(3)
Empero, hay otras perspectivas de la realidad y de ellas emergen nuevas interrogantes:
¿Hubo cambio en siglas y grupos de poder en las once entidades que tuvieron elecciones ya sea de gobernador, de alcaldes o de congresos locales?
¿Hay un desgaste histórico de la partidocracia en México que se refleja en un voto diferido, cambiante, que apuesta cada día más a los candidatos que a las siglas?
¿Existe la alternativa de otra vía de acceso al poder que no sea por la corrupta estructura partidista?
¿De existir esta alternativa, podemos hablar de madurez en un electorado que aún se zurra en los calzones?
¿De existir esa madurez –así sea mínima- podemos hablar de un avance -pequeño, pero avance al fin- en el ámbito estructural de eso que denominamos democracia mexicana?

(4)
Otra vez: las respuestas simples a estas preguntas ya no tan simples indican que Sí, que todo esto ocurrió el 7 de junio.

(5)
Comparto un texto publicado en El Universal de México el domingo 21 de junio, bajo la firma de Daniela Guazo y Saúl Hernández:
“Una oposición fragmentada y un Partido Revolucionario Institucional (PRI) que, solo o en coalición con el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), vuelve a ser preponderante en la mayor parte del territorio mexicano fueron los resultados de las pasadas elecciones federales intermedias. Para algunas fuerzas políticas la situación no cambió mucho, pero otras perdieron sitios clave de poder.
En 11 de las 32 entidades federativas los colores partidistas cambiaron desde las últimas votaciones. Baja California, Coahuila, Colima, Guerrero, Nuevo León, Oaxaca, Querétaro, Sonora, Tamaulipas, Tlaxcala y de manera sorpresiva el Distrito Federal, fueron las entidades que decidieron cambiar al partido en turno, al menos en la elección de diputados federales.
El 7 de junio casi todas las fuerzas políticas ganaron espacios, pero perdieron en otros sitios al mismo tiempo. Baja California, Colima, Nuevo León y Querétaro, la mayoría de los ciudadanos decidió no votar por el PRI como había hecho en 2012 y prefirió dar una nueva oportunidad al PAN.
Lo contrario sucedió en Coahuila, Sonora y Tamaulipas, estados que cambiaron de azul a tricolor.
No sólo eso, el PRI le arrebató Guerrero, Oaxaca y Tlaxcala a la izquierda.
Morena le quitó al Partido de la Revolución Democrática (PRD) su lugar como la primera fuerza de izquierda en el Distrito Federal. El partido encabezado por Andrés Manuel López Obrador tuvo uno de los mejores debuts electorales y contará con casi 40 diputados en la Legislatura que comenzará a partir del 1 de septiembre de este año.
En contraste, el PRD pasa por una de sus peores crisis. Su bancada disminuirá a casi la mitad en la Cámara de Diputados y su liderazgo de izquierda en México ha quedado en duda después de los resultados obtenidos.”

(6)
Puede haber tantas interpretaciones como lecturas sobre estos datos.
La mía es que el electorado mexicano es inteligente y ha enviado un mensaje muy simple y contundente a los hombres y mujeres del poder, así como a los partidos que manejan como empresas de su propiedad: “Nos vemos en el 2018…”

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