Enrique Peña Nieto: el Presidente cuyo pensamiento urge domar
+ CLAROSCUROS, por José Luis Ortega Vidal
Zona Sur
José Luis Ortega Vidal - 2015-06-24
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Joya para la historia de los desfases cometidos por un Presidente sin personalidad política propia, sin proyecto de nación que surja de su intelecto, sin capacidad ni interés por evitar sus nexos personales con la corrupción...
Enrique Peña Nieto afirmó ayer, al instalar el Consejo del Sistema Nacional de Transparencia que: "hoy el Estado mexicano y su sociedad lo que están haciendo es ´domar¨ la condición humana de la falta de transparencia y la corrupción", de acuerdo a una nota publicada en la versión digital de El Universal (http://www.eluniversal.com.mx/nacion-mexico/2015/estamos-domando-la-falta-de-transparencia-y-corrupcion-epn-1109494.html).
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¿La condición humana se doma?
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¿No es más preciso establecer -desde una perspectiva política -que la condición humana se analiza, se estudia a fondo y se suma a las múltiples variables de creación social, destinadas al mejoramiento de un grupo, sector o conglomerado?
Dicho en términos más simples: ¿No es labor de un gobierno, o de un Estado, luchar contra aquellos elementos culturales –como la corrupción- que afectan el destino del propio Estado?
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Consulto en el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua el significado de la palara domar y encuentro lo siguiente:
(Del lat. domāre).
1. tr. Sujetar, amansar y hacer dócil al animal a fuerza de ejercicio y enseñanza.
2. tr. Sujetar, reprimir, especialmente las pasiones y las conductas desordenadas.
3. tr. domesticar (hacer tratable a alguien que no lo es).
4. tr. Dar flexibilidad y holgura a algo. Domar unos zapatos, unos pantalones.
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Quienes votaron por Enrique Peña Nieto y quienes sin haber votado por él admitimos que vivimos en un Estado de Derecho y que a dicho ciudadano le corresponde el papel de Presidente de la República Mexicana:
* ¿Votaron y lo reconocemos para que nos dome?
* No.
* ¿Votaron y lo reconocemos bajo la perspectiva de que somos animales domesticables?
* No.
* ¿Votaron y lo reconocemos para que nos sirva, en el sentido profundo del término: es decir que sea nuestro líder en un marco de apego a derecho, de respeto mutuo, de eficiencia, de ética?
* SI.
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Queda claro que tenemos a un Presidente de la República que no se doma ni a sí mismo, pues eso de domar es algo que mal entiende como ejercicio de poder estatal; como resultado de una labor política.
De haberse domado, don Enrique no tendría problemas para explicar el incremento de su riqueza personal, la de su familia y la de sus colaboradores a menos de la mitad de su sexenio; amén de los abusos en el día a día.
Ejemplos al respecto sobran:
• El de la casita blanca, el de los paseos por Beverly Hills, el de la casa de Malinalco…
• La impunidad que permea en el país entero a favor de una clase política empoderada, enriquecida e insensible en todos los niveles de gobierno y a la que se combate sólo con discursos porque no hay un solo político –de peso pesado- en la cárcel; salvo Elba Esther Gordillo cuyo encierro desata miasmas de venganza más que de justicia; sin que ello le otorgue un gramo de inocencia a lady Mcbeth a la mexicana.
• El de Víctor Manuel Kidnie de la Cruz, líder petrolero en la Sección 47 del STPRM en Campeche y pareja actual de Milene Chagra, dama coatzacoalquense cuya historia de empoderamiento ofrece detalles sobre eso que el Presidente “quiere domar”.
• Protegido del domesticado Carlos Romero Deschamps –líder nacional petrolero- Kidnie acaba de pasear en helicóptero de PEMEX a Julio César Chávez -nuestro histórico ex campeón mundial de boxeo- y desde el vuelo sobre las plataformas petroleras la comitiva tuvo oportunidad de observar a Enrique Peña Nieto y sus afanes tan demagógicos como intrascendentes…
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Si la expresión de Peña Nieto tuviese una aplicación práctica habría que exigirle al Estado mexicano que dome al Estado mexicano y empiece para ello construyendo más cárceles porque las actuales son insuficientes.
De otro modo, la expresión “domar la naturaleza humana” en pro del combate a la corrupción en México es demagogia pura y posee una ineludible tonalidad de idiotez.