+ Columna del C.P. Renato P. Vázquez Chagoya, director del Semanario Sotavento
Zona Sur
Renato P. Vázquez Chagoya - 2015-07-16
Algo tiene la gubernatura de dos años que está por convocarse en el próximo año para elegir a quien gobierne Veracruz del primero de diciembre de 2016 al 30 de noviembre de 2018.
Aparentemente, sólo se habían apuntado los dos Yunes priístas, Héctor y José Francisco, respectivamente Landa y Zorrilla.
Sin embargo, el pasado martes 14 de julio de este año, el secretario de Gobierno, Gerardo Buganza Salmerón, mediante una grabación se perfiló con las mismas intenciones que tienen los ya mencionados, calificándose como aspirante “independiente”.
El que no ha dicho si aspira, aunque se sabe que sí, es el otro Yunes, Miguel Ángel, que vestido de azul, se pasea en todos los medios informativos criticando y descalificando a todos.
El otro, el que se dice que es Bueno, Torio, Juan, ya había mencionado que sí aspira a la gubernatura de los dos años.
Y no crean que nada más ellos. Habrá otros que como Renato Tronco Gómez crean que están a la altura de contender por tan relevante puesto y administrar la pobreza… perdón, la riqueza de un estado tan rico en recursos naturales y humanos como es el nuestro, porque en Veracruz la “macroeconomía” fracasó con todas sus letras.
También los hay los que especulan el porqué de la existencia de varios aspirantes.
El que menos opina que es una táctica de nuestros gobernantes para pulverizar la intención del voto. Y tan es así que ya ahora se dice que gente que controlaba Yunes Linares ya se apuntaron para seguir y apoyar a Buganza Salmerón.
¿Y lo de incosteable?
Eso, ya se volvió un tema subjetivo, porque algo debe tener de atractivo competir por la gubernatura del estado de Veracruz y arriesgar el capital político y económico en una aventura, que sólo los profetas y los adivinos saben en qué parará.
¿Usted también quiere?
No respetan al gobernador
La reversa que tuvo que meter el pasado lunes el gobernador Javier Duarte de Ochoa en el nuevo Reglamento de Tránsito del Estado pone en evidencia que sus colaboradores no tienen ningún respeto para su investidura y ni siquiera miden el impacto que sus acciones producen en su imagen.
Primero, la reversa fue tan estrepitosa que muchos se preguntan si el que elaboró las reformas o el nuevo reglamento es “amigo” o no del gobernador. Es tan exagerado el cúmulo de normatividades, que cualquiera que someramente lo lea se dará cuenta de que no es más que una lista de buenas intenciones, al grado de que si se aplicara, todos seríamos ciudadanos modelo, ya que todas nuestras acciones serían de respeto absoluto hacia los demás –que mucha falta nos hace–.
Sin embargo, el que lo propuso se excedió sin consideración alguna para su jefe el gobernador. Lo puso en evidencia y lo expuso al ridículo.
Otros, que también hay que preguntarse si son sus “amigos” o qué, son los señores diputados locales que levantaron el dedo, perdón, “aprobaron” dicho reglamento, exageradamente sumisos para no percatarse que las disposiciones que se promulgaron son imposibles de cumplir.
Y en el aspecto de las multas, ni siquiera razonaron de que por su monto, tanto las autoridades ejecutoras (agentes) como los ciudadanos “ejecutados” (conductores y peatones), preferirán “mediar” en el monto de las infracciones y que el Estado, con todo sus maquinitas bancarias, no tocarían “ni baranda –en términos de billar– en la recaudación.
Lo peor de todo, de que tanto el que “elaboró” el nuevo reglamento como los que lo “aprobaron”, tienen bajo su mando a un grupo de “asesores” que en este caso sirvieron para lo mismo, para nada.
El colmo, de que apenas hoy un diputado de “cuyo nombre no quiero acordarme –Rodolfo Ramírez Arana – ” de su ronco pecho” dijo que “la aplicación del Reglamento de Tránsito” no es inmediata, cuando en el segundo artículo transitorio dice textualmente: “El presente Reglamento de la Ley de Tránsito y Seguridad Vial para el Estado de Veracruz de Ignacio de la Llave entrará en vigor al día siguiente de su publicación”
Como que va siendo tiempo de que el señor gobernador se de una sacudida en las valencianas de los pantalones.
La fuga de El Chapo algo me recuerda
Muchos critican que el presidente de la república Enrique Peña Nieto andaba en París cuando se produjo la fuga de Joaquín “El Chapo” Loera Guzmán del uno de los penales de “máxima” seguridad.
Claman que don Enrique debería haber estado aquí y no explican para qué, cuando Loera Guzmán abandonó el penal.
Desde luego, que el presidente no necesita que yo lo defienda ni esa es mi intención.
Lo que me motiva a ocuparme del tema, es que ya pasó un caso similar en el puerto de Veracruz, cuando se quemó uno de los mercados públicos el 31 de diciembre del 2002.
Entonces, el gobernador Miguel Alemán Velasco andaba de vacaciones con su familia, precisamente en Acapulco y se le reprochó su ausencia.
El gobernador Alemán Velasco, contestó: “No soy bombero”, refiriéndose al momento en que sucedía el incendio.
Algo similar podría contestar el presidente Peña Nieto, porque los que deberían haber cumplido con su deber son los funcionarios de la Secretaría de Gobernación, que tienen a su cargo la administración de los penales.
Así que el presidente Peña Nieto tiene necesidad de recorrer un agujero a su cinturón, o lo que es lo mismo, “fajarse los pantalones”.