Rubén, Nadia y sus compañeras de viaje: basta ya, que soñar cueste la vida…
+ CLAROSCUROS, por José Luis Ortega Vidal
Zona Sur
José Luis Ortega Vidal - 2015-08-05
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Los asesinatos de Rubén Espinoza, Nadia Vera y tres mujeres más -ocurridos el viernes 31 de julio en la colonia Narvarte del Distrito Federal- conducen al lamento y obligan a la manifestación, a la queja, a la lucha contra la impunidad que al cobrar cinco vidas llena de cáncer al país entero.
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Causa directa o indirecta, Rubén y Nadia sí fueron víctimas de una entidad, la veracruzana, donde el ejercicio periodístico y político son peligrosos al grado de que, quienes los ejercen arriesgan la vida y a menudo la pierden.
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Es muy importante conocer los detalles históricos sobre el desarrollo de los hechos en una historia cruenta: ¿Quiénes perpetraron el multihomicidio? ¿Por qué lo hicieron? ¿En qué contexto exacto ocurrió?
Empero, al margen de la motivación directa, específica de la atroz ejecución múltiple de 4 mujeres y un hombre, es fundamental recalcar una vez más y tantas veces como sea necesario que México se convierte cada día más en un sitio inhabitable y Veracruz aporta una buena parte de ese Producto Interno Bruto que se traduce en Ingreso Per Cápita: de inseguridad, injusticia, peligro individual y social para todos, absolutamente todos los integrantes de la colectividad del Pánuco al Tonalá.
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Se mezclan, como ocurre cotidianamente en el país: intereses delincuenciales con monedas políticas; víctimas del dolor –Rubén, Nadia y las tres damas asesinadas junto a ellos- con víctimas del poder que pagan por errores propios y también por errores circunstanciales: Javier Duarte de Ochoa, Enrique Peña Nieto.
De los primeros, empero, queda la indignación porque pagan por sus sueños y de los segundos permea la frustración y el coraje porque poseen una representación que son incapaces de ejercer con eficiencia.
Insisto. Hay que diferenciar: son importantes los detalles de este múltiple asesinato y sobre las conclusiones fundamentadas en pruebas habrá que hacer los análisis. Antes que especular.
No obstante, antes del resultado que arroje la investigación histórica, jurídica y bien fundamentada, queda claro que Rubén y Nadia –lo mismo que las tres compañeras de su fatídico final- son víctimas de un Estado de cosas insostenible en México y en Veracruz, donde la muerte tiene permiso desde mucho tiempo atrás y cada día es ratificado con mayor fuerza.
Y aquí, ante esta condición general de nuestra sociedad, entra el factor gobierno a nivel federal y estatal, lo mismo que el factor sociedad civil, capital privado, organismos internacionales: todos como corresponsables de un fracaso histórico en materia de desarrollo social, económico, de convivencia armónica, respeto, resultados, justicia, educación, salud, garantías para los derechos humanos, vida, vida, vida de mexicanos y veracruzanos.
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¿La muerte de Rubén Espinoza tiene que ver con su ejercicio periodístico y las amenazas que sufrió en Veracruz?
Es probable. Se trata de una hipótesis que no se puede descartar.
¿La muerte de Nadia Vera tiene que ver con su activismo social y político?
Es probable. Se trata de una hipótesis que no se puede descartar.
¿Ambas muertes tienen que ver otras circunstancias, ajenas al trabajo que ambos desempeñaban por razones de vocación o de ideología?
Es probable. Se trata de una hipótesis que no se puede descartar.
¿Se vinculan el quehacer periodístico de Rubén, de activismo de Nadia con circunstancias ajenas y coyunturales?
Es probable. Se trata de una hipótesis que no se puede descartar.
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Todas las líneas de investigación son posibles y todas deben agotarse para bien de la verdad que nos hace falta a todos y sobre todo a la memoria de Rubén y Nadia, así como de las tres mujeres que han muerto junto a ellos.
Lo que ya no podemos permitir, tolerar, es la impunidad, la corrupción, el cinismo, la injusticia y la interminable lista de periodistas asesinados en Veracruz y en México.
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Sí, desde hoy, tenemos claro que hay responsables de las condiciones históricas que nos han conducido a esta tragedia; al drama profundamente doloroso de que soñar cueste la vida y así como apostamos al esclarecimiento puntual del multihomicidio, exigimos justicia y castigo para quienes desde el poder provocan esto y para quienes desde la indiferencia o la complicidad lo permitimos y lo impulsamos.