Al igual que otras ciudades que fueron importantes en el estado de Veracruz y del país, Minatitlán se está convirtiendo en una ciudad con una imagen de abandono urbano y el clima de inseguridad que ha privado en los últimos 12 años, ha provocado que por lo menos 50 mil habitantes hayan emigrado a otras tierras.
Ante la ola de violencia, de secuestros, extorsiones, levantones “exprés” crímenes, asaltos a negocios con lujo de la fuerza, el robo en domicilios donde surgen armas de fuego y otros delitos, provocó que en los últimos años, familias enteras hayan dejado abandonadas sus propiedades para ponerse a salvo en otras partes del país, o incluso en el extranjero.
De acuerdo a los datos estadísticos del INEGI Minatitlán en el año 1995 contaba con una población de 202 965 habitantes, de los cuales 100 mil 351 eran hombres y 102 mil 614 mujeres.
Hoy, aunque aparecen dos cifras registradas, la primera de 166 mil 049 habitantes y la otra de 151 983 ciudadanos, confirma que más de 50 mil personas buscaron seguridad, tranquilidad y trabajo en otras partes.
Caminar por las calles de Minatitlán, en la zona del centro, como son Miguel Hidalgo, la Iturbide, la Madero, la Juárez, así como en colonias, es encontrarse con una imagen de abandono urbano.
Edificios abandonados, locales destrozados, en renta y en venta. Construcciones que realmente muestran un panorama gris, desolador y poco prometedor.
En la década de los 80, encontrar una casa, un departamento o un local comercial para rentar, era casi imposible, los que había estaban ocupados y bien cotizados.
Hoy es lo que sobra. Por donde quiera que se camine, hay locales vacíos desde hace años, casas sin ocupar y que con el paso del tiempo se van deteriorando.
Dos factores son los primordiales de éste abandono urbano que hay en Minatitlán. La inseguridad y la pérdida de empleos en lo que fuera el sector más importante del municipio, como lo es el petrolero.
El negocio de bienes y raíces se fue abajo, a tal grado que hay personas que se dedican a eso desde hace más de 4 décadas y hoy, desde la ciudad de Xalapa, atienden a las personas.
Huyeron ante la industria del secuestro impunemente impuesta por las organizaciones criminales, entre ellas los “Z”.
Ese grupo delictivo que impuso el terror en Veracruz y que a través de las redes sociales, medios electrónicos y hasta escritos de relevancia nacional, señalaron a un ex gobernador como el “Z-1”.
Aunque estadísticamente, con cifras no oficiales, muchos de los pocos empresarios, constructores, comerciantes, petroleros, prestamistas y ciudadanos dedicados a otra actividad productiva, fueron víctimas hasta en dos ocasiones de levantones o extorsiones.
Curiosamente, los dueños del poder en Minatitlán y sus familias, nunca han sido molestados por estos grupos delincuenciales.
Al igual, la clase política de Minatitlán, también libró la 2ola de secuestros y extorsiones”.
Mientras que, profesionistas como abogados y médicos, han vivido momentos aterradores, lo que ocasionó manifestaciones y manifestaciones para exigir ¡seguridad!
Muchos optaron por huir junto con sus familias. Otros se quedaron, pero tienen que usar los servicios de cámaras de videovigilancia en sus negocios o domicilios, además de “guardias personales”.
Los “perros y los candados” como dijera Arturo Bermúdez Zurita, ex secretario de seguridad pública en la negra historia del gobierno de Javier Duarte de Ochoa, no dieron los resultados halagadores que dijo.
El falso “general” que utilizó la SSP para enriquecerse a la sombra de su protector JDO, creó empresas fantasmas para saquear los recursos de Veracruz junto con sus hermanos, su familia y otros prestanombres. Hoy internado en Pacho Viejo, pero disfrutando de la riqueza mal habida.
Mientras que, miles de familias de Minatitlán que con esfuerzo, años de trabajo, ahorro, dedicación, ante el riesgo de seguir siendo víctimas de la delincuencia, optaron por huir, sin importarles dejar abandonado su pequeño patrimonio familiar.
Amigo, caminar por calles de Minatitlán, que nunca ha tenido nada turístico, pero era armonioso ir al malecón del río Coatzacoalcos, comerse una nieve en el parque Independencia o tomar un café en un restaurante, hoy es triste. La mugre y el abandono, es lo que sobresale.
La falta de visión de las autoridades locales, sometidas al coto del poder del sindicato petrolero, demuestra el retraso social que tiene Minatitlán de unos 30 años o más, en comparación de otras ciudades vecinas.
Aunque Minatitlán ha manejado presupuestos bastante considerable, pero la falta de honestidad, ha sido factor para el saqueo y el enriquecimiento de algunos funcionarios que llegaron para servirse y no servir a la confianza que les brindo el pueblo. Hasta la Próxima, Primero Dios.