Cuando el PRI despertó...
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Cuando el PRI despertó, el dinosaurio aún seguía ahí; pero ya no era tricolor, ahora era un dinosaurio azul.
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Meses, semanas antes de las elecciones del 2010, las encuestas de tirios y troyanos arrojaban un resultado favorable para Javier Duarte de Ochoa ante Miguel Ángel Yunes Linares.
No sólo favorable; sino con una diferencia contundente.
No obstante, el día de la elección las encuestas de salida empezaron a dar datos muy diferentes a lo previsto y la alarma se prendió en el cuartel general del partido tricolor.
Al final de la jornada y tras el conteo detallado que duró varios días y mantuvo los nervios de una parte y otra, el PAN admitió su derrota y Felipe Calderón Hinojosa mandó la señal de que el proceso de Veracruz no iba a terminar en los tribunales.
Javier Duarte de Ochoa se convirtió en Gobernador pero nadie pudo olvidar que Miguel Ángel Yunes Linares estuvo cerca de alcanzarlo; la diferencia fue de apenas 75 mil votos y en materia de Alcaldías el PAN obtuvo un triunfo histórico con más de 100 Presidentes Municipales surgidos de sus filas.
La diferencia entre el PAN y el PRI fue mayor que la de seis años atrás, cuando Fidel Herrera Beltrán le ganó apenas por 25 mil votos a Gerardo Buganza Salmerón.
Sin embargo, a pesar de un nuevo triunfo priista en la disputa por la gubernatura veracruzana, muchas dudas quedaron en el aire:
a) ¿Cómo pudo Yunes Linares acercarse tanto a Javier Duarte cuando las encuestas anticipaban un escenario muy distinto?
b) ¿Qué habría pasado si el PAN hubiese mandado a Gerardo Buganza como su candidato por segunda elección consecutiva y de ese modo no se hubiera dividido como lo hizo; al grado de que el cordobés es hoy Secretario de Gobierno, como resultado de aquella negociación que mucho aportó a los 75 mil votos de la diferencia?
c) ¿Qué pasó y qué pasa con el PRI en Veracruz?
d) ¿Qué pasó y qué pasa con el PAN en Veracruz?
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Un equipo de especialistas en el tema de operación electoral afín al PRI y al gobernador Javier Duarte de Ochoa lleva un año investigando las causas del resultado del 2010.
El PRI no quiere otro drama, pero sabe que sí no trabaja desde ahora, éste podrá llegar en el 2016 e incluso se puede convertir en tragedia.
Las elecciones no se ganan en los tiempos de campañas.
Los triunfos se empiezan a construir seis años antes de un proceso electoral.
Y por si fuera poco, el PRI se enfrenta a las elecciones federales del 2012 y no hay un solo priista convencido de que Enrique Peña Nieto es seguro ganador nomás porque las encuestas lo favorecen.
Todo político profesional sabe que las encuestas son fotografías instantáneas y cambiantes y hoy, en Veracruz, los políticos y sus asesores han descubierto nuevos recovecos en el laberinto de la manipulación electoral que ellos inventaron.
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Un resultado preliminar de la investigación sobre lo ocurrido en la elección del 2010, revela que el PAN ha creado a lo largo de los últimos doce años un ejército de promotoras en los sectores más pobres de la sociedad veracruzana –desgraciadamente, los de mayor número de pobladores-.
La estrategia del PAN ha sido de tal habilidad que el PRI apenas la está detectando.
Se sabía –siempre se supo- que programas como Oportunidades, Setenta y Más y toda la gama de proyectos de desarrollo social que maneja la SEDESOL, estaban dirigidos, en realidad, a la promoción del partido azul como la nueva opción de gobierno.
Esos programas venden al PAN como un partido eficaz, preocupado por los pobres, honesto, noble y con visión de futuro para sacar al país de los rezagos que 70 años del PRI heredaron a México.
El PRI estaba enterado que por cada peso que el PAN bajaba al estado vía programas de la SEDESOL, venía detrás una campaña partidista como la que ellos hicieron durante décadas.
No obstante, la estrategia panista de los últimos años ha ido más allá y el PRI lo acaba de detectar: los programas asistenciales del gobierno federal han sido acompañados de un trabajo ideológico profundo, amparado en las redes religiosas –muchas de ellas protestantes, aunque también hay grupos católicos involucrados- y por medio de un tejido que asocia elementos de la fe y de valores morales con el asistencialismo y el combate a la pobreza.
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Recientemente –por ejemplo- un delegado distrital del PRI en la zona de Jáltipan, lanzó la queja de que en municipios de su zona se colocan anuncios relativos al programa Oportunidades: difundiendo estadísticas a la entrada de cada comunidad con datos sobre el número de beneficiarios de este recurso federal y ponderando que esta gente ha sido apoyada por el gobierno federal, que a su vez es apoyado por un partido cuyo logotipo es azul.
“Eso es fraude” ha alegado el líder de marras y envalentonado anunció que el PRI denunciará ante el TRIFE tan infamia.
Otros priístas más inteligentes y técnicamente más dotados para enfrentar este escenario han ido a fondo y se han quedado sorprendidos.
Han llegado a comunidades campesinas, indígenas y también a colonias urbanas y se han topado con grupos de familias apoyadas por el Programa Oportunidades, que en sus reuniones cantan, ensayan o aprenden algún coro con letras alusivas a las bondades de dicho proyecto.
Pero no sólo eso: pues el canto que se interpreta en realidad es un coro religioso al que sólo se le ha cambiado la letra.
Y las lideresas visten de azul y vinculan su trabajo de líderes sociales con el de promotoras religiosas al mismo tiempo.
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Este trabajo se viene tejiendo desde varios años atrás y tiene otras líneas de ejecución.
En parte, allí está la explicación del más de millón de votos que obtuvo el PAN para Miguel Ángel Yunes Linares en el 2010.
Y más aún: allí están los escenarios que Enrique Peña Nieto enfrentará en el 2012.
Sin las arcas públicas federales a su servicio, el PRI se enfrentará a un PAN muy bien armado con talegas de dinero.
Así, mientras el PRI promete y prometerá, el PAN suelta y soltará dinero; basado en una estrategia de manipulación electoral que los priistas inventaron, pero que los panistas han perfeccionado.