En Xalapa, asomos de Cuba o Venezuela

Arturo Reyes Isidoro

Prosa Aprisa

2017-08-16

Me preocupa a veces que pudiera yo estar cayendo hasta en un estado de paranoia, esto es, con la idea de que al menos en Xalapa nos estamos cubanizando o venezolanizando por la crítica situación económica y el creciente y galopante desempleo que vivimos.
Conforme fueron emigrando muchos veracruzanos como indocumentados a Estados Unidos y encontraron trabajo allá, los que pudieron comenzaron a enviar pacas de ropa de uso que hasta la fecha se venden en tiendas de la capital del Estado que expresamente se abrieron para ello, o en pequeñas cocheras, patios o partes frontales de muchas casas.
Pero a partir de la crisis económica en que el gobierno de Javier Duarte sumió a Veracruz y que el actual de Miguel Ángel Yunes Linares no ha podido resolver, no hay día en que no descubra que a esos expendios de ropa usada traída de los yunaites se sumen ahora ventas de ropa, calzado y juguetes usados, así como cuanta chuchería se pueda que muchos xalapeños se están deshaciendo de ellos para tratar de lograr un ingreso, es decir, están vendiendo sus pertenencias personales, acaso algunas de ellas con un gran valor estimativo familiar. Pero la necesidad es la necesidad.
Caminante que soy a diario y que recorro la ciudad a pie, siempre que puedo y a donde voy, me topo con casas donde sus moradores han abierto la salita para exponer ahí los objetos de venta, o que cuelgan en las ventanas con pequeños carteles anunciando sus “remates”.
Claro, eso no lo pueden ver los políticos, presidentes municipales, funcionarios estatales, diputados y senadores que viajan en camionetotas con vidrios polarizados, muchos con choferes y discretos guaruras, o que despachan en lujosas y cómodas oficinas rodeados de ayudantes, que además se pasean en lujosos vehículos de su propiedad como el famoso “Chico” Fuentes, un empleado de la Legislatura que se mueve en una camioneta de lujo de más de un millón de pesos.
Hay casas de clase media, media baja y de condición muy humilde donde venden lo que tienen y pueden, de uso y, obvio, hay quienes los compran. No hay para más. Unos y otros están necesitados. Hay días en que me ha parecido estar en La Habana, donde la escasez es histórica, pero de pronto reparo que estoy en Xalapa, Veracruz, México, un supuesto Estado rico en todo.
Cuando paso por los mercados establecidos o de “ruedas” y me dicen que el precio del kilo de aguacate anda sobre los 75 y los 95 pesos, o que en pocos días el kilo de champiñón subió de 40 a 60 pesos, me pregunto cuán lejos estamos de Venezuela.
No. No se necesita que llegue Andrés Manuel López Obrador a la presidencia para que México se convierta en la Venezuela de Maduro, como lo critican sus enemigos políticos que sucederá si gana el próximo año, porque no quieren que el tabasqueño llegue al poder. Creo que al menos en algunos lugares, como ya sucede en Xalapa, vivimos los primeros asomos de una crisis humanitaria significada por la escasez de recursos económicos que se traduce en escasez de lo más necesario e indispensable para vivir o sobrevivir.
El PRI causó la desgracia y el PAN, que se decía el salvador, tampoco ha traído la solución. Al contrario, cuando más se necesitaba subsistir aguantando a que pasara lo peor, la nueva y actual administración se dedicó a despedir a miles de trabajadores (y los despidos siguen a diario para contratar a gente sin experiencia), muchos de ellos seguramente los que ahora están vendiendo lo que tienen y pueden a las puertas de sus casas, sin duda como una medida desesperada antes de enrolarse en la delincuencia organizada, la única opción viable y real.
En este ciclo escolar que está por comenzar, muchos padres de familia que enviaban a sus hijos a escuelas privadas buscando la mejor preparación escolar para ellos, ya no pudieron hacerlo. La crisis que dejó Duarte y el despido que sufrieron con la nueva administración los proletarizó y bajaron a nivel de pobres.
Dejo estas líneas como un testimonio de lo que casi no se ve, pero que al menos en Xalapa pinta la dura y cruda realidad. Por supuesto, esas gentes, a muchas de las cuales he escuchado, no piensan volver a votar ni por el PRI y ahora ni por el PAN. Solamente cuando ve uno la pobreza en la que se debaten los entiende y entiende sus razones.
Ley antiaborto, ahí la llevan
Publiqué el viernes 4 de agosto: “El presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo) del Congreso del Estado, Sergio Hernández, señaló que la iniciativa para la despenalización del aborto hasta las 12 semanas de gestación podría discutirse en el siguiente periodo de sesiones ordinarias que comienza en el mes de noviembre, ya que hay otros temas ‘más urgentes’, según leí ayer una nota del reportero José Topete, de alcalorpolitico.com.
¡Claro que hay temas ‘más urgentes’!, como la próxima elección para elegir gobernador en 2018. El PAN, su bancada en el Congreso (y con ello el Gobierno del Estado) no pondrá en riesgo un posible triunfo enfrentándose con la Iglesia, que sería perder el voto de toda la feligresía, que la constituye la mayoría de los veracruzanos.
No se dude. El tema lo irán bateando, así que los promotores de la iniciativa ya pueden sentarse a esperar y a llenarse de paciencia, prudencia…”.
Antes, el martes 1 de agosto había hecho notar que el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares había ordenado aplazar la votación.
¿Y qué cree? Que el señor arzobispo de Xalapa, Hipólito Reyes Larios, no se ha dado por mal servido, pues en respuesta a esta decisión de gobierno, ese mismo viernes 4 pidió dar más tiempo al gobernador Yunes Linares para que concrete sus acciones en el combate a la inseguridad.
El prelado justificó a la administración yunista ante la ola de críticas por el aumento de la violencia y dijo que el problema no ha sido fácil “al ser algo heredado”, por lo que “yo creo que hay que darle un poquito más de tiempo para que se vaya concretizando”.
Lo dicho: los promotores de la llamada ley antiaborto pueden sentarse a esperar bajo los preceptos del filósofo Javier Duarte, teniendo paciencia, prudencia, verbal continencia… Van a pasar los dos años de este gobierno y la iniciativa va a permanecer en la congeladora. Votos son votos. Y el de la Iglesia pesa mucho.
Claro, el presidente de la Jucopo, Sergio Hernández, declaró ayer a TeleClic que el voto de los diputados se dará en uno u otro sentido (pues en cuál otro más podría ser), porque el debate es sobre quién está a favor de la despenalización del aborto y quién a favor de la protección de la vida desde el momento de la concepción y hasta la muerte natural (pues sí, ¿o acaso hay otra opción?).
Adelantó que seguramente será en el mes de septiembre y durante sesión extraordinaria cuando se discuta el tema y se respete la voluntad de la mayoría de los diputados, porque son la representación de los ciudadanos. Na’ na. A los promotores de la iniciativa les van a ir dando el avión y ahí se la van a llevar. Primero dijo que noviembre, ahora que septiembre y mañana que quién sabe cuándo.
Lo bueno fue que el diputado declaró ayer que “Ni el Ejecutivo del Estado ni la Iglesia ejercen presión en el Congreso Estatal para aprobar o rechazar iniciativas de ley”. Qué si no.
Miguel Ángel y Anilú sacarán agua para sus molinos
Juntos pero no revueltos. Con el pretexto del 25 aniversario de la Sedesol federal, el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares y la delegada en el Estado, Anilú Ingram Vallines, encabezarán mañana jueves acto en el patio central del Palacio de Gobierno, a las 10:30 horas. Por más que se disfrace, será un acto eminentemente político y futurista: uno busca la gubernatura para su hijo y la otra ser senadora por el PRI. Se disputarán el aplauso de la concurrencia. PAN y PRI juntos, finalmente veracruzanos ambos. Qué bueno que prive la civilidad política.
Huérfanas por la ida de Lorena Martínez
El grupo de reinis políticas del PRI, que se habían cobijado bajo su manto protector y hasta habían querido hacerse de delegaciones federales, podría haber quedado huérfano ahora que se fue la delegada del CEN Lorena Martínez, a la dirigencia nacional del Movimiento Territorial.
La señora se fue pero contribuyó a la división en las filas tricolores en el Estado. Su ida le ha ahorrado al senador José Francisco Yunes Zorrilla pedir su cambio y más disgustos a muchos priistas de la cúpula en Veracruz que la responsabilizan de que a su partido no le haya ido mejor en el pasado proceso electoral.