MUERTES MATERNAS

Juan Antonio Nemi Dib

Cosas Pequeñas

2011-12-26

La muerte materno-infantil es un serio problema mundial sobre el que aparentemente no existe suficiente conciencia. Es un asunto extremadamente complejo, en el que intervienen muchos factores y que resulta difícil de resolver. Para México -y para Veracruz- es un asunto de salud pública que, al día de hoy, sigue siendo uno de los retos más grandes de los gobiernos.

Hay registros razonablemente confiables de los casos de mujeres y bebés que fallecen durante el embarazo, el parto y el puerperio y eso permite a los expertos hacer un seguimiento estadístico de las causas -por lo general evitables- de esas muertes; pero sabemos poco, muy poco, de los niños que nacen con secuelas y las mamás que sufren daños irreparables a su salud y a su calidad de vida, por embarazos no cuidados o mal cuidados y por partos no atendidos o mal atendidos. Me temo que, si se dispusiera de esa información, el panorama se mostraría aún más desafortunado.

El de muerte materno infantil es uno de los medios más precisos para determinar los niveles de pobreza de las comunidades y los países y se considera un tema estratégico en la evaluación de sus grados de desarrollo, porque -lamentablemente- suele ocurrir que pobreza y muerte materno infantil constituyen un binomio que transita a la par.

Parece un asunto de recursos: suficiente personal sanitario con perfil y entrenamiento adecuado y la actitud correcta para la atención de los pacientes, suficientes clínicas y hospitales, suficientes insumos y equipamiento, mejorarían notablemente estos indicadores; pero nadie duda que la muerte materno infantil tiene también muchos componentes culturales -allí radica principalmente la complejidad del problema- asociados a la dispersión geográfica, la marginalidad, la insuficiente información e incluso los medios de vida de las familias.

De hecho, 189 países y 147 jefes de estado y gobierno firmaron la DECLARACIÓN DEL MILENIO en la “Cumbre del Milenio” celebrada en septiembre de 2000. Allí se establecieron 8 objetivos que pretenden cumplir -quizá con exceso de optimismo- en 2015: erradicar la pobreza extrema y el hambre, lograr la enseñanza primaria universal, promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer, combatir el VIH/Sida, el paludismo y otras enfermedades, garantizar la sostenibilidad del medio ambiente, fomentar una asociación mundial para el desarrollo y, por supuesto: mejorar la salud materna y reducir la mortalidad infantil.

Como ha expresado la Organización de las Naciones Unidas: “el derecho a la salud no sólo abarca la atención de salud oportuna y apropiada sino también los principales factores determinantes de la salud, como el acceso al agua limpia potable y a condiciones sanitarias adecuadas, el suministro adecuado de alimentos sanos, una nutrición adecuada, una vivienda adecuada, condiciones sanas en el trabajo y el medio ambiente, y acceso a la educación e información sobre cuestiones relacionadas con la salud, incluida la salud sexual y reproductiva.”


A propósito del mismo tema, recientemente la Presidenta del DIF estatal Veracruz expresó: “El que los ciudadanos cuenten con las mismas oportunidades de acceso a los servicios de atención y asistencia médica es un principio de equidad fundamental para alcanzar la prosperidad. Esto no puede excluir a las mujeres que tienen un peso demográfico determinante, que desempeñan un papel protagónico en todos los ámbitos de la vida social y que, por encima de todo, son sujetos de derechos que no siempre se respetan ni se tutelan.”

Atendiendo precisamente a esa óptica, se ha lanzado una gran estrategia para la reducción de los indicadores de muerte materna que se basa, entre otras medidas, en:

* Amplia difusión de información y educación para la salud orientada a mujeres en edad reproductiva.

* Mejora sustantiva en los servicios de atención médica para mujeres embarazadas, aumentanto su calidad y cantidad. Capacitación constante al personal.

* Estrategias eficaces de referencia y atención oportuna para las pacientes.

* El programa MADRINAS OBSTÉTRICAS, que mediante la corresponsabilidad social propicia embarazos de mayor y mejor calidad y ofrece a las pacientes gestión eficaz para una oportuna atención hospitalaria.

* Un sistema de referencia y traslado para las embarazadas que residen en sitios remotos, incluyendo líneas telefónicas gratuitas de atención y asesoría permanente.

* El establecimiento de las POSADAS AME, para que las embarazadas puedan hospedarse de manera gratuita recibiendo monitoreo y atención médica en la fase final de la gestación y hasta que ella llegue a término, evitando complicaciones.

* Fortalecimiento de la partería profesional y capacitación para la partería empírica.


Seremos un mejor país -y un mejor estado- en la medida en que logremos reducir la muerte materno infantil. No hay duda.

La Botica.- Gracias por leer estas líneas. Felicidades. Que 2012 sea para usted y los suyos un año de salud, armonía y tranquilidad, estabilidad patrimonial y necesidades satisfechas y, sobre todo, de sueños cumplidos.