De diversas formas y tonos, el dirigente nacional de Movimiento Ciudadano (MC), el veracruzano Dante Delgado, ha descartado sumarse a la alianza Va por México, del PAN-PRI-PRD.
Muy calculador, Delgado Rannauro sigue firme en su postura de que “más vale solo que mal acompañado”.
Y es que luego de los resultados electorales del domingo pasado, al exgobernador sustituto de Veracruz parece asistirle la razón de que puede ganar más contendiendo con candidatos propios a la Presidencia de la República, gubernaturas y Congreso de la Unión que subirse al “Titanic” de la alianza opositora, cuyo descrédito y sectarismo de sus dirigentes los sigue hundiendo, como acaba de suceder en el Estado de México, donde Morena, con una candidata impresentable como la ex alcaldesa de Texcoco, Delfina Gómez, se apoderó del mayor bastión electoral del país.
La alianza “Va por México”, impulsada desde las elecciones intermedias de 2021 por un grupo de empresarios encabezados por Claudio X. González Guajardo, el más repudiado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, no ha logrado hasta ahora representar una amenaza real para arrebatarle el poder a Morena en la sucesión presidencial de 2024.
La coalición opositora cada vez se reduce más a un mero membrete con el que las cúpulas partidistas sólo buscan capitalizar en beneficio propio y de sus grupúsculos de incondicionales el creciente descontento de las clases medias y altas en contra del obradorismo, regateándoles espacios de representación popular a líderes y activistas de la sociedad civil.
De 2018 a la fecha han sido despojados de 23 gubernaturas, y en esta última elección el PRD perdió el registro local en Coahuila y el Estado de México al no alcanzar el 3 por ciento de la votación total válida que como mínimo exige la ley.
Estas dos entidades se suman a la lista de 17 estados en los que el partido del sol azteca ha perdido su registro desde 2021, lo que representa más del 50 por ciento del territorio nacional en el que no podrá contender en los próximos comicios locales ni recibir prerrogativas.
Con las victorias de la morenista Delfina Gómez en el Estado de México y del priista Manolo Jiménez en Coahuila, el bloque de Morena y sus aliados, PES y PVEM, gobernará en 23 entidades, seguido del PAN con cinco y del PRI y Movimiento Ciudadano con dos cada uno.
Sin embargo, en términos de población total gobernada, con su derrota en el Edomex, el PRI pasará de ser la segunda fuerza política del país a la cuarta.
Hasta el domingo pasado, Morena gobernaba 73.8 millones de personas a nivel estatal, pero ahora, con los habitantes del Estado de México, subirá a 90.8 millones.
Mientras el PRI, que actualmente gobierna a 21.9 millones de personas a nivel estatal, sólo se quedará con 4.9 millones, equivalente al número de pobladores de Coahuila y Durango.
Después de los últimos comicios, el PAN será la segunda fuerza en población gobernada a nivel estatal, con 16 millones de personas, y Movimiento Ciudadano será la tercera fuerza, con 14.1 millones de personas.
¿Tendrá razón Dante en rechazarlos?
EBRARD METE PRESIÓN
Desde hace un mes, luego de la renuncia de Martha Delgado a la Subsecretaría de Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos de la Secretaría de Relaciones Exteriores para dedicarse por completo a la promoción de la aspiración presidencial de su jefe, anticipamos aquí que todo hacía suponer que el canciller Marcelo Ebrard dimitiría también a su cargo una vez que pasaran las elecciones locales de Coahuila y el Estado de México para recorrer libremente el país y posicionarse mejor en las encuestas.
Ayer, Ebrard anunció que entregará formalmente la Cancillería el próximo lunes 12.
Habrá que ver la mañana de este miércoles cuál es la reacción del presidente López Obrador en su conferencia de prensa en Palacio Nacional, pues trascendió que en la cena del pasado lunes a la que asistieron gobernadores, la candidata triunfadora del Estado de México, Delfina Gómez, dirigentes de Morena y los cuatro aspirantes que pretenden sucederlo en 2024, el mandatario habría expresado si entre los presentes “hay alguien aquí que quiera ser otro (Ricardo) Mejía Berdeja”, en alusión al exsubsecretario de Seguridad y Protección Ciudadana que renunció y se fue “sin decir adiós” –según le ha reprochado públicamente– para contender como candidato del Partido de Trabajo (PT) a la gubernatura de Coahuila, fracturando junto con el PVEM la alianza y haciendo perder al senador Armando Guadiana, postulado por Morena.
Ya se sabrá, también, en qué términos saldrá Ebrard del gabinete presidencial, pues entre los candidatos para ocupar la SRE que comenzaron a mencionarse anoche figuran Juan Ramón de la Fuente y Esteban Moctezuma, representantes de México ante la ONU y Washington, respectivamente, los cuales son muy allegados al canciller.
Sin embargo, a principios de mayo, después de visitar Xalapa y el puerto de Veracruz, donde planteó el dilema “encuesta o favorita” –lo que luego repitió el canciller, insinuando que si ya está tomada una decisión en femenino no era necesario mantener apariencias consultivas–, e inmediatamente después de la sorpresiva renuncia de la subsecretaria de Asuntos Multilaterales de la SRE “para dedicarse al cien por ciento a promover su candidatura presidencial”, Ebrard recibió un intimidatorio mensaje a través de Julio Hernández López, autor de la columna política Astillero que publica en La Jornada, el diario más afín a la 4T.
“Marcelo Luis Ebrard Casaubón es el candidato presidencial que para 2024 la oposición al obradorismo desearía”, apuntó inicialmente Hernández, al referir que “ninguna de las cartas que hasta ahora han mostrado Va por México (PRI, PAN y PRD) ni su vertiente de ‘sociedad civil’” del empresario Claudio X. González “tiene el perfil actualizado del hasta ahora titular de Relaciones Exteriores…”
Y luego de reseñar su paso por el PRI, su vínculo con el exregente capitalino y excanciller salinista Manuel Camacho Solís, y su triunfo como candidato del PRD al gobierno de la Ciudad de México, el columnista recordó que “en 2012 cedió el paso a López Obrador para que fuera candidato presidencial” y que ahora “todo indica que esta vez está dispuesto a no dejar pasar la oportunidad”.
“Pero, al mismo tiempo –puntualizó Julio Hernández–, son fuertes los indicios de que el aparato político de Morena y sus aliados, los gobernadores y los factores de poder alineados con Palacio Nacional, tienen instrucciones, o las suponen, de cerrar filas y acuerpar a Claudia Sheinbaum, a quien sin forzar los términos llaman ‘la favorita’.
“Ebrard ha decidido pelear, aunque bien sabe el costo de confrontar decisiones presidenciales en México: Peña Nieto, con Miguel Ángel Mancera, sostuvo una campaña contra Marcelo a causa de la línea 12 del Metro, que lo llevó a una especie de autoexilio en Francia. Esa misma guillotina judicial y política sigue montada por si fuera necesario utilizarla este año o el venidero”, advirtió el autor de Astillero.
Luego de su renuncia anunciada ayer, ¿hasta dónde estará dispuesto Ebrard a estirar la liga? ¿Acaso hasta que se rompa? Ya lo veremos. Y sabremos también si, como se especula, Dante Delgado, de Movimiento Ciudadano, sale en su rescate como lo hizo en 2015 para “blindarlo” como candidato de Convergencia a diputado federal de la persecución política que había emprendido en su contra el entonces presidente Enrique Peña Nieto, cuyos colaboradores lo habían malinformado que el exjefe de Gobierno de la CDMX, cargo al que llegó por el PRD, había detonado el escándalo mediático de la polémica Casa Blanca propiedad de su esposa, la actriz Angélica Rivera, “La Gaviota”.