Más que el resultado de la encuesta de Morena para designar a su coordinador o coordinadora para la defensa de la Cuarta Transformación –nombramiento inventado para evadir la ley electoral, ya que hasta noviembre próximo podrán registrar oficialmente a su precandidato o precandidata a la Presidencia de la República–, lo que mayor expectación ha generado en el partido guinda es la decisión que tomará el excanciller Marcelo Ebrard, pues desde siempre se ha sabido que la aspirante favorita de Palacio Nacional es la exjefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, y que el Plan B es el exsecretario de Gobernación, Adán Augusto López.
Ebrard, pues, no ha tenido, no tiene y no tendrá ninguna oportunidad en Morena para llegar a ser Presidente de México en 2024 ni en el 2030, que sería prácticamente su última oportunidad ya que para entonces estaría por cumplir 71 años. Y es que, independientemente de su edad, en la siguiente sucesión muy posiblemente tendría que disputarle la candidatura presidencial a Andrés Manuel López Beltrán, el hijo de AMLO que de manera muy discrecional mueve los hilos del poder, al cual le ofreció públicamente –si es que resultara ser el candidato y ganara la elección– crearle en el próximo sexenio la Secretaría de la Cuarta Transformación, lo que se interpretó como un guiño del excanciller a López Obrador para ganarse su apoyo y confianza. Pero no le funcionó, pues “Andy” rechazó su invitación a través de una breve carta personal.
Hasta ahora, el Presidente no le ha dado pretexto para que rompa con su partido, ya que prácticamente le ha aceptado casi todas sus condiciones en el proceso interno, entre ellas las renuncias y licencias de los demás aspirantes a la candidatura, lo que molestó principalmente a Sheinbaum y a Adán Augusto, que se resistían a dimitir a sus cargos como lo exigía Ebrard al anunciar su separación de la Secretaría de Relaciones Exteriores. Su más reciente inconformidad, por las empresas encuestadoras sorteadas, fue subsanada por el senador Ricardo Monreal al retirar su propuesta para darle cabida a la del excanciller.
Según los acuerdos tomados en aquella anecdótica cena de junio en un restaurante del centro histórico de la Ciudad de México convocada por López Obrador, a Ebrard le correspondería ser el coordinador de los senadores de Morena en la próxima legislatura si quedara en segundo lugar en la encuesta. ¿Aceptaría? La mayoría de los analistas políticos lo dudan, pues sería un líder sin poder real, como terminó siéndolo Monreal cuando cayó de la gracia presidencial, ya que no son bien aceptados por la nomenclatura morenista.
Ayer, el aspirante presidencial Gerardo Fernández Noroña pronosticó nuevamente que “existe riesgo de ruptura” si las encuestas no favorecen a Ebrard. “Creo que está midiendo el impacto de un posible rompimiento” para buscar perseguir sus aspiraciones presidenciales en Movimiento Ciudadano, afirmó el diputado federal del PT con licencia en una transmisión realizada a través de Facebook.
En efecto, si Marcelo decide quemar sus naves en Morena, la única opción que le quedaría es Movimiento Ciudadano, pues el Frente Amplio por México (PAN-PRI-PRD) ya tiene a la senadora Xóchitl Gálvez como virtual candidata.
En MC su dirigente y fundador Dante Delgado lo recibiría con los brazos abiertos. Los dos tienen mucho en común: ambos fueron perseguidos políticos por el régimen priista y fueron amigos cercanos del fallecido exjefe del Gobierno capitalino y excanciller Manuel Camacho Solís.
Y, ante la ruptura del gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, el veterano político veracruzano tendría en Ebrard el mejor sucesor para entregarle el bastón de mando del partido naranja, pues en su segunda carta abierta que Delgado Rannauro dirigió el martes 29 de agosto pasado a las y los mexicanos, titulada “El 2024 nos va a poner a prueba a todos”, el exgobernador sustituto de Veracruz deja entrever su casancio.
“Tengo 72 años, más de cincuenta dedicado a construir un mejor país, hoy quisiera estar en mi casa, con mi esposa, con mis hijos y mis nietos, pero mi sentido de responsabilidad no me lo permite, porque la vergüenza que me provoca ser de esa generación que le falló al país, no me deja descansar tranquilo, por eso me he concentrado en trabajar para dejar a México en manos de nuevas generaciones que no cometan los errores que cometimos en la mía. Por la misma razón, es que hace mucho tiempo dejé de escuchar las mesas del poder y decidí construir desde lo local.”
Pero el gobernador Alfaro, líder del Grupo Jalisco, el de mayor peso nacional de Movimiento Ciudadano, rompió con Dante por su necedad de negarse a unirse al Frente Amplio por México, y, anteayer, Luis Donaldo Colosio, el joven y carismático alcalde de Monterrey, se autodescartó como candidato presidencial de MC al afirmar que “no voy a ser artífice de la división de una oposición, sería irresponsable”.