Es ahora o nunca

Arturo Reyes Isidoro

Prosa Aprisa

2014-05-09

Lo resumió el martes pasado el diario Milenio: en lo que va del gobierno de Enrique Peña Nieto –casi año y medio– se ha ordenado la aprehensión y auto de formal prisión de siete funcionarios y ex funcionarios públicos, tres exgobernadores y cuatro alcaldes, por delitos como vínculos con el crimen organizado, secuestro, extorsión y enriquecimiento ilícito.
Nombres: Andrés Granier Melo, priista exgobernador de Tabasco; Jesús Reyna García, priista exgobernador interino y secretario de Gobierno de Michoacán; Luis Armando Reynoso Femat, expanista y exgobernador de Aguascalientes; Arquímedes Oseguera Solorio, perredista alcalde de Lázaro Cárdenas, Michoacán; Uriel Chávez Mendoza, priista alcalde de Apatzingán, Michoacán; Noé Octavio Aburto Inclán, panista alcalde de Tacámbaro, Michoacán; y Feliciano Álvarez Mesino, perredista exalcalde de Cuetzala del Progreso, Guerrero.
Eso sin contar que mandó a prisión a Elba Esther Gordillo, exdueña del SNTE, corrupta dirigente sindical; que hay orden de aprehensión contra el corrupto dirigente minero Napoleón Gómez Urrutia, viviendo y disfrutando de la gran vida en Canadá; que también se busca al exgobernador de Tamaulipas, Tomás Yarrington, del PRI, por nexos con el crimen organizado; que ordenó enjuiciar al ahora exdirigente del PRI en el Distrito Federal, Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, peligroso abusador sexual; y que en el primer año no le tembló el pulso para ordenar el cese de su asesor en el Estado de México, su maestro, Humberto Benítez Treviño, procurador Federal del Consumidor, cuya hija, Lady Profeco, protagonizó un escándalo por influyentismo y abuso de poder.
Yo soy de los que piensa que tan pronto se concluya la reforma energética y se le quite todo el control al Sindicato Petrolero en la dirección de Pemex, también a Carlos Romero Deschamps lo meterán al tambo.
El pasado 7 de abril, el Director de Excelsior, Pascal Beltrán del Río, hechura del maestro Julio Scherer García y de Proceso, escribió un artículo (“Política y simbolismo”) que me llamó mucho la atención.
Refiriéndose concretamente a los casos de Jesús Reyna García y de Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, Pascal, quien por lo demás escribe columna de lunes a viernes y continúa haciendo entrevistas, esto es, que es un Director periodista periodista, apuntó que en esos dos casos el oficialismo, es decir, el priismo, ha mostrado una capacidad de control de daños “que evidentemente no conocen en la oposición”.
Planteó: “Sin duda, muchos podrán alegar que, con la remoción de Gutiérrez y el arraigo de Reyna, el PRI y el gobierno sólo están creando la impresión de que se procura justicia cuando lo que se busca en el fondo es evitar un daño mayor. Pero ¿alguien podrá decir que eso que hace el oficialismo es menos o es peor que lo que han hecho el PRD y el PAN en situaciones similares?”
Contrastó con el escándalo Oceanografía “¿Cuál fue la respuesta del PAN ante señalamientos concretos con nombres y apellidos? Negar los hechos, afirmar que el partido blanquiazul era víctima de una campaña de denuesto y chantajear con no ser parte de la negociación de las leyes secundarias de la Reforma Energética del año pasado hasta que se limpiara su nombre”.
Abundó: “No puede decirse que hayan sido probadas fehacientemente las diversas acusaciones contra personajes como los hermanos Manuel y Jorge Alberto Bribiesca Sahagún, el fallecido secretario de Gobernación Juan Camilo Mouriño, el exdirector del IMSS Juan Molinar y el diputado federal Luis Alberto Villarreal. Sin embargo, lo innegable es que en todos esos casos, y otros, el PAN se ha limitado a desestimar los señalamientos o denunciar que los motiva la lucha política”.

La otra oposición “¿Y del PRD qué se puede decir? Lo mismo. El PRD no solamente toleró las acusaciones de abuso sexual contra el delegado en Tláhuac, Rubén Escamilla —quien, como se probó con un video, intercambiaba plantas laborales por felaciones— sino que aceptó hacerlo diputado en la Asamblea Legislativa”.
Otro ejemplo: “El PRD también es el partido que metió a escondidas a San Lázaro a un diputado federal electo, Julio César Godoy, señalado de estar relacionado con el crimen organizado, para que pudiera rendir protesta y tener la protección del fuero”.

Concluyó con algunas preguntas harto interesantes: “Los ejemplos anteriores ¿quieren decir que el PRI es el único partido que va en serio contra el influyentismo, la corrupción, el abuso de poder y la relación entre la política y el crimen organizado? Entre el oficialismo que al menos guarda las apariencias (más allá de sus intenciones finales) y la oposición que tapa las trapacerías que ocurren en sus filas, ¿quién trabaja mejor su imagen ante la opinión pública, quién entiende mejor la fuerza de lo simbólico?”
Aterrizo en el plano local: ¿Se habrán dado cuenta ya donde se deben dar cuenta de la importancia política y de imagen de aprovechar el momento y la circunstancia que se da, cuando hay señalamientos contra funcionarios y exfuncionarios de Gobierno, contra exalcaldes, contra constructores y empresarios amigos y cómplices o socios, contra tanto pillo que ha causado daño patrimonial al erario público, para proceder legalmente contra ellos, enviarlos a prisión y hacer que devuelvan todo lo que se robaron?
Puntual y oportunamente, Javier Salas Hernández, de alcalorpolitico.com, informó ayer que de acuerdo al Órgano de Fiscalización Superior (ORFIS), del presunto daño patrimonial de la cuenta pública del año 2012 por 409 millones 346 mil 68 pesos, no se pudieron recuperar 328 millones 543 mil 169 pesos, de 20 entidades; que sólo 28 solventaron 80 millones 802 mil 899 pesos.
Peña Nieto está poniendo el ejemplo de cómo se debe actuar en estos casos. Por el número de detenidos y su nivel, sin precedente en la historia del país, ya se ve que no se trata de una moda sino de responder al reclamo ciudadano cansado de tanta impunidad y que ya no cree en el gobierno. Y no sólo ha buscado chivos expiatorios o ha querido cubrir las apariencias con peces chicos, sino que, él sí, ha ido sobre peces grandes, se trate de quién se trate, lo mismo del PAN que del PRD, pero también del PRI.
En Veracruz desde ahora el PRI apuntalaría sin reservas su triunfo electoral para 2015 y 2016 si su gobierno actúa sin vacilación en los casos que están hoy en el centro del escándalo y de la atención pública; se pondría en provincia como el mejor ejemplo de apoyo al presidente Peña Nieto en su lucha contra la corrupción y la impunidad; proyectaría su imagen a planos inimaginables, y recibiría el aplauso ciudadano y con ello su confianza.
Es ahora o nunca. El momento es más que oportuno. La ocasión, inmejorable. La cuestión es decidirse, sin vacilación, con firmeza, sin contemplación, trátese de quién se trate. Quizá ya no se presente otra oportunidad; quizá la próxima vez sea la Federación la que tome la iniciativa. Mientras, los ciudadanos estamos a la espera.