QUE NO SE METAN CON LOS BOLEROS
Columna sin nombre
Pablo Jair Ortega
www.columnasinnombre.com
pablojairortegadiaz@gmail.com
10 de JULIO de 2014
Pablo Jair Ortega
Columna sin nombre
2014-07-10
Neta, así en buena onda… ¿Qué traen contra los boleros? ¿Qué mal le hacen a Xalapa? ¿Son enemigos públicos porque pueden ser espías del narco? ¿Es por seguridad del gober? ¿Afean el Parque Juárez? ¿Son una mafia incontrolable?... Neta, ¿qué se traen contra los tradicionales boleros?
Para los que no saben quiénes son los boleros, son los aseadores de calzado, los que “dan bola” o brillo a los zapatos, lo que era un oficio común en la época donde usar trajes y zapatos limpios y relucientes era una obligación.
El tema puede ser banal, pero no lo es: a finales del trienio pasado, y en aras de la “remodelación” del Parque Juárez, fueron quitados los tradicionales puestos de comida y quioscos de revistas que ahí se ubicaban en la explanada. Quienes también sufrieron la misma suerte fueron los conocidos “boleros”, tradicionales en cualquier plaza o parque principal de cualquier ciudad. En ese entonces, la protesta fue en vano y terminaron siendo reubicados.
Cobran entre 15 y 20 pesos por lustrar el calzado, lo que naturalmente es poco para estos tiempos de crisis; y fue peor porque en Xalapa fueron removidos a una zona del Parque Juárez donde no les caen ni las moscas, lo que les afecta tremendamente en la economía.
Urgidos de trabajo y una mejor locación, decidieron por su propio pie, el 1 de julio, romper el reglamento y establecerse nuevamente en el Parque Juárez, justo frente al Palacio Municipal y a un costado del Palacio de Gobierno, como estaban antes. Lo hacen porque tienen hambre, porque ganan poco y necesitan de un espacio a donde pueda llegar la clientela de antes. Hasta el día de hoy no les han resuelto y siguen protestando. Insisten en ser devueltos a su posición original, pues apenas logran 2 boleadas al día.
Gobernadores como Miguel Alemán y Fidel Herrera acostumbraban darse su vuelta por el Parque Juárez y sentarse con un “bolero” a platicar, a que le dieran “bola” a sus zapatos y tomarse la foto de recuerdo. Tome en cuenta que los dos mandatarios son extremos opuestos en sus dispositivos de seguridad, pues mientras el hijo de “El Cachorro de la Revolución” tiene guardaespaldas que lo hacen prácticamente inabordable, al “Tío Fide” le encanta darse esos baños de pueblo, pero ambos podemos decir que tenían esa cordialidad para acercarse a los humildes aseadores de calzado, darles trabajo, una buena propina y fama por un ratito.
En realidad no vemos qué pueda ocasionar o ser mal visto que un “bolero” esté en un parque. Xalapa, siendo una ciudad de gobernantes, del poder político, de la alta burocracia, de magisterio, etc., todavía conserva el estilo de llevar trajes y zapatos bien “boleados” como antaño. Quizás para muchos de los que llegan a la capital les resulte raro ver a tanta gente trajeada, pero precisamente eso le da su estilo a Xalapa y es parte de un código de vestimenta en gran parte de la sociedad xalapeña.
Y no, coño, no es banal el tema. Si hubiese tantita sensibilidad del tema, los gobernantes de la capital darán cuenta que no tiene nada de malo que haya boleros en el Parque Juárez, al contrario --por ejemplo-- de las decenas de puestos de fritangas, discos piratas y anexas que rodean a la clínica del IMSS en Los Sauces. Esas sí son peligrosas, porque hasta foco de infección se vuelve el lugar, ni siquiera hay paso para los peatones y de paso se tolera a la delincuencia.
Pero además, con gusto uno paga de más porque la verdad que es uno de los pocos oficios nobles que se merecen unos pesos de más por su trabajo, como los buenos cantineros, los buenos meseros, los buenos músicos y así. Hemos sido testigos de que hay boleros que acuden a secretarías del gobierno del estado porque el titular requiere de su confiable “bolero” para que le lustren sus zapatos, los laven con jabón de calabaza, les dé brillo con gasolina blanca y termine con los trapazos.
De veras, en lugar de quitarlos del Parque Juárez, mejor deberían de ayudarlos. No causan daño a nadie, no dejan tiradero, no son vendedores de fritangas que dejan basura y llaman aves de rapiña; además, son parte del paisaje natural de cualquier parque.
Neta, apoyen a los boleros. Y no, no aplica eso de que el centro se vería saturado de comerciantes, no mamen.