“Político que no negocia no es político”
Arturo Reyes Isidoro
Prosa Aprisa
2015-03-05
Interesante. En su artículo de ayer en El Universal, el exgobernador Miguel Alemán Velasco afirma que: “Político que no negocia no es político”.
Dada su experiencia (hijo de gobernador de Veracruz y de presidente de México, senador y gobernador él mismo), sabe lo que dice y porqué lo dice.
Su afirmación, a mi juicio, tiene carácter universal. Aplica para todos los políticos, incluidos, lógicamente, los de Veracruz.
El pasado 19 de febrero, a propósito de la versión de que el senador Héctor Yunes Landa había asistido a la Casa Veracruz para negociar con el gobernador Javier Duarte, publiqué (“¿Si negoció, qué negoció Héctor?”):
“… para qué tantos brincos estando el suelo tan parejo. Si Yunes Landa se reunió con el gobernador Javier Duarte de Ochoa no tiene nada de malo ni de anormal. Luego se olvida que la política es diálogo, negociación, acuerdo, y que sólo se negocia con el adversario, con el oponente, con el enemigo, además de que, nunca se debe perder de vista, ellos son políticos y los políticos un día se odian con odio jarocho y al otro están a los besos y arrumacos”.
Ese sería también el caso reciente, fresco aún, de Tomás Ruiz González, quien todavía tiene al mundillo político local con cara de what, esto es, con la pregunta de por qué regresó a la administración pública estatal, o para qué.
En marzo de 2013, hace dos años, Tomás se fue de la Secretaría de Finanzas y Planeación (Sefiplan) del gobierno estatal por un fuerte desencuentro con el gobernador debido a la concepción de cada uno sobre la forma de administrar los recursos públicos.
Su regreso el martes por la noche implica que hubo negociación, que dialogaron y que negociaron, como marca el licenciado Alemán que deben hacer los políticos. Indudablemente que hubo algún interés de provecho personal para ambos, que ojalá y se proyecte más allá para provecho de todos los veracruzanos.
Negociar es un verbo indisoluble del concepto de política. Ahora mismo, luego de la aprobación de la gubernatura de dos años y de la división que generó, debe imponerse la negociación en aras de los intereses del estado y de la colectividad como pidió Felipe Amadeo Flores.
Pero una cosa es negociar, la negociación, y otra qué se negocia y a cambio de qué. Negociar es dar y recibir, ceder y obtener algo a cambio, intercambiar. Claro, cuando se trata de políticos profesionales. Aunque, eso sí, lo único que no se negocia son los principios, los valores, las convicciones… cuando se tienen.
El exgobernador Miguel Alemán Velasco, por su condición de tal pero también por su relevante figura como empresario y como hombre público de México, amigo, consejero, hombre cercano al presidente Enrique Peña Nieto, no deja de ser un referente político en la vida pública de Veracruz.
Para la sucesión en 2016 seguramente se le consultará y se le pedirá su punto de vista. No cabe duda que se inclinará por el más y mejor negociador.
El tema central del artículo del licenciado Alemán es el federalismo. A su juicio, fortalecer el federalismo es la principal reforma institucional pendiente. De paso, apunta:
“En los últimos meses la fragilidad de algunos gobiernos estatales, y en consecuencia municipales, han creado las condiciones para que la federación, respondiendo a su más elemental razón de Estado, centralice o dirija a la distancia ordenamientos de carácter penal, de seguridad, electoral y de finanzas públicas de las entidades”. ¿Estaría también pensando en Veracruz?
Buganza quita golpes
No se esperaba menos de él. Ayer nuevamente el secretario de Gobierno Gerardo Buganza Salmerón entró al quite para responder a un compromiso que había hecho el Gobierno del Estado: el de entregar pensiones y otros beneficios a mujeres viudas de policías caídos en el cumplimiento de su deber. Las féminas salieron a la calle para manifestarse frente al Palacio de Gobierno y quejarse de que no les habían cumplido. De inmediato el cordobés envió por ellas, las recibió en su despacho, las trató con todo respeto y les dio la garantía de que tendrán lo ofrecido, que no quedarán en el desamparo ni ellas ni sus familias y que recompensándolas con estricto sentido de justicia y humanidad se honrará la memoria de sus seres queridos. El problema se acabó de inmediato.
Surge ahora la “ferrariña”
La “fideliña” fue un término que se acuñó en el medio político derivado de la práctica de Fidel Herrera Beltrán de agarrar de tontos a todos, de prometer, de ofrecer, de decir a todo que sí pero nunca cumplir. “Le aplicó la fideliña”, se dice cuando a alguien lo batean y se va contento porque le dijeron que sí aunque nunca cuándo. Término similar es la “duartiña”.
Pero ahora, derivado de la crítica situación económica que se vive en el gobierno, ya empieza a practicarse y no tardará en ponerse de moda la “ferrariña”. ¿En qué consiste?
En la pasada visita del presidente Enrique Peña Nieto a San Andrés Tuxtla, cuando el flamante secretario de Desarrollo Agropecuario, Rural y Pesca (Sedarpa), Ramón Ferrari Pardiño, llegó al acto y se dirigía a su lugar, de pronto lo asaltó una mujer del pueblo (se notó que también ya tiene callo en el asunto) que le pidió dinero, le dijo que era de Lerdo o de Cabada, que la habían llevado al acto y que no tenía dinero para el pasaje de regreso.
Pero como para uno que no duerme otro que madrugada, Ramón, que tiene el colmillo más que retorcido, boqueño al fin y al cabo, no le dijo que no, trató bien a la mujer, se mostró preocupado, se rascó la cabeza, con las manos le dio a entender que no llevaba cash, y entonces llamó a una auxiliar que lo seguía, con la que se notó que ya tienen muy ensayado el numerito.
Le dijo: a ver, por favor dale dinero a esta señora que no tiene para su pasaje de regreso. Presta, la otra jaló por su bolsa, la abrió a todo lo que daba y le respondió: Jefe, mire, no traigo nada. En efecto, estaba vacía. Ramón le solicitó entonces a la pedigüeña que le diera su número de teléfono celular para comunicarse con ella cuando terminara el acto.
La pedinche le dijo que no llegaba a celular, que por eso le estaba pidiendo ayuda. Ferrari entonces, todo circunspecto, llamó a otro auxiliar y le ordenó: A ver, por favor anota su número de cuenta bancaria. Dáselo –dijo dirigiéndose a la mujer– y yo luego te deposito. La otra se quedó con cara de what. Cuando se dio cuenta que no le iba a sacar ni un quinto a Ferrari se alejó. Le acababan de aplicar la “ferrariña”. De todos modos aunque les hubiera dado un número de cuenta bancaria, ¿saben cuándo le hubieran depositar?: ¡nunca!
Héctor hará campaña
Envió boletín de prensa ayer el senador Héctor Yunes Landa para reiterar que su permanencia en el PRI no está en duda, versión similar a la que me dio y que publiqué en la columna del lunes.
El legislador oriundo de Soledad de Doblado se apresta a hacer campaña política pero con los candidatos a diputados federales de su partido. Me dijo que irá a todos los distritos para ayudarlos a obtener el voto ciudadano (él para nada va a sacar provecho, ¿eh?, que conste) y que ha instruido a toda la estructura de Alianza Generacional para que los apoyen y promuevan el sufragio a su favor.