De frente en lugar del puñal por la espalda

Arturo Reyes Isidoro

Prosa Aprisa

2015-03-11

Me gusta recordarlo, porque habla de la nobleza que puede haber cuando de políticos profesionales se trata. Alguna vez ya lo he publicado, pero vuelvo ahora de nuevo a ello.
Era yo muy joven pero ya era periodista (22, 23 años). Era reportero, redactor, corrector de pruebas, subdirector y director del Diario del Sur de Acayucan. Era hombre orquesta porque entonces así era en provincia. Éramos todo en una redacción, casi hasta voceadores. Eso nos volvía versátiles (mis queridos paisanos y colegas Pepe Valencia Sánchez y Gustavo Cadena Mathey pueden dar testimonio de ello).
Era 1972, 73, no más. Se disputaban la dirigencia de la Unión Regional Ganadera del Sur de Veracruz dos grupos (esa unión era tan fuerte porque incluía a parte de ganaderos de Oaxaca), el de Octavio “El Negro” Ochoa y Ochoa, alvaradeño, carismático a más no poder, quien había sido líder continental de ganaderos, y el de Guillermo “Billy” Trole Franco, también comandante de las entonces columnas volantes de la policía estatal, la policía rural del estado, quienes tenían ranchos en la zona.
Muy joven yo, no obstante que eran adultos mayores ellos, me hice amigos de los dos al margen de sus diferencias. Un día, a Billy le dio un infarto. Las hostilidades cesaron. Pero quiso la vida que me tocara ser testigo el día en que los poderosos enemigos se volvieron a encontrar: en una gasolinería de Acayucan. Habíamos ido a cargar combustible con un amigo en su coche cuando vi que Billy Trolle estaba en su camioneta, ya casi recuperado, con su chofer haciendo lo mismo. En eso llegó “El Negro” Ochoa. Ya se armaron los madrazos, me dije para mis adentros, porque eran hombres bragados, de armas tomar.
Para mi grata sorpresa, cuando “El Negro” Ochoa vio a Billy, su gran enemigo, se dirigió a él. Se le acercó y le dijo, ranchero al fin y al cabo: “Tigre, sé que te está llevando la madre. Alíviate y nos seguimos rompiendo la madre”. Supe entonces, aprendí que en las peores circunstancias, cuando de profesionales se trata, la nobleza es posible. Y deseable.
Traigo a cuento esto porque creo que Javier Duarte de Ochoa, el gobernador de Veracruz, debe felicitarse hoy de tener no a un enemigo sino a un oponente de calidad, que actúa con nobleza, que no lo abraza mientras que lo apuñala por la espalda, sino que de frente le dice lo que piensa de él: al senador José Francisco Yunes Zorrilla.
Acaso amigos en algún tiempo (entre políticos por encima de la amistad prevalecen los intereses), Pepe Yunes fue incluso coordinador de la campaña del entonces candidato a la gubernatura Javier Duarte de Ochoa. A Pepe tanto Fidel Herrera Beltrán como el mismo Duarte le pidieron que se sacrificara y que apoyara al cordobés para que llegara a la gubernatura, y que la siguiente le tocaría a él. Pepe les creyó. No le cumplieron. No sólo promovieron una gubernatura de dos años sino que tratan de impulsar ahora a Erick Lagos Hernández para que sea el sucesor en 2016. Ahí radica todo el quid del asunto.
El domingo, Pepe abandonó el Consejo Político Estatal del PRI, el Teatro del Estado, cuando estaba a punto de hablar Duarte de Ochoa. La explicación –o justificación– que dio es que se le hacía tarde y que tenía que tomar un vuelo hacia la ciudad de México. Ayer, en entrevista radiofónica para la XEU de Veracruz, dio la explicación que me parece la más exacta y que coincide con la versión que di el lunes en mi columna: que ciertamente se le hacía tarde para tomar su vuelo, pero que fue “medida” y “calculada”.
Pero el senador dijo también que –como lo anoté el lunes– fue una expresión de "congruencia" con su postura política y los motivos fueron los mismos por los que abandonó el evento conmemorativo de la promulgación de la Ley Agraria el pasado 6 de enero en el World Trade Center de Boca del Río: porque "en algunos aspectos" continúa en contra de la política del gobernador Javier Duarte de Ochoa, "mi desacuerdo está en el ámbito administrativo-financiero y la distancia es clara y sigue vigente como lo expresé en enero y lo vuelvo a expresar hoy. En ese sentido me parece que hay que destacar la congruencia". Expresó que por eso mismo tratará de no coincidir con el ejecutivo estatal en ningún acto.
Así, Duarte sabe cuál y porqué es la molestia, el distanciamiento de Pepe con él. Pero es –creo yo– mejor que lo sepa y sepa a qué atenerse o como actuar con Yunes Zorrilla a que el de Perote le sonría, lo abrace, pero por la espalda le clave el puñal. Nobleza, pues. De frente. Como debe ser entre profesionales, algo que ya poco se ve. No se hablan, pero al menos por pin o por WhatsApp mantienen una comunicación.
En todo este enredo, mal se ve el senador Héctor Yunes Landa tratando de dar una explicación o tratando de justificar la actitud de Pepe, quien no necesita que otro hable por él. En su declaración de ayer Pepe fue muy claro: expresó que con Héctor "hay acuerdo, afecto, hay el interés de construir un proyecto, pero pues evidentemente él toma sus decisiones, él asume sus estrategias y yo tomo también mis posturas y mis decisiones". Más claro ni el agua.
Fernando y Ramón, la vieja escuela
Fernando Sánchez García, Director General de Desarrollo Político e Institucional de la Secretaría de Gobierno, es todavía un joven político pero formado en la vieja escuela (como Alfredo Ferrari Pardiño, el dirigente estatal del PRI): aquella que privilegiaba el diálogo, el acercamiento, el encuentro con los representantes de los medios informativos, que propiciaba un flujo informativo que servía a los periodistas para tener una idea mejor de lo que se estaba haciendo en el gobierno y porqué, además, claro está, de que fortalecía las buenas relaciones prensa-poder.
No hace mucho feliz y ocasionalmente coincidimos en un restaurante donde desayunaba con los caricaturistas de Xalapa, algo que tenía muchos años –sin exagerar– que no veía que un funcionario del gobierno hiciera (ni siquiera los del área de Comunicación Social), lo que nos hizo recordar con los compañeros de la pluma y el pincel los viejos tiempos, un encuentro que todos celebramos en un clima festivo y que me confirmó que sí se puede pero que no se sabe cómo, o no se quiere hacer desde la esfera del poder.
De ahí surgió la idea que este miércoles se materializa: en coordinación con la Sociedad Veracruzana de Caricaturistas será inaugurada la Exposición de Caricatura Política a las 11:45 de la mañana en los bajos del Palacio de Gobierno. Se espera que la abra el propio secretario de Gobierno Gerardo Buganza Salmerón, quien ha estado oxigenando la relación con la prensa.
En el mismo sentido de la vieja escuela, que para su desgracia política hicieron a un lado los llamados jóvenes de la fidelidad, o porque nadie se los enseñó, ayer rindió protesta la señora Teresita Cazarín de Ferrari como nueva presidenta del Voluntariado de la Sedarpa, pero además lo publicitó, esto es, atrás se ve la mano de su esposo Ramón Ferrari Pardiño, un político con mucha experiencia, igual de la vieja escuela política, quien sabe del impacto positivo que produce en la sociedad informar que la esposa del funcionario va a trabajar en tareas de voluntariado, una forma indirecta incluso de acercarse a la gente, en este caso del sector, algo que sólo he visto o leído que anda haciendo en la Sierra de Zongolica la esposa de Arturo Bermúdez Zurita (La democracia es pareja, acuñó como frase de campaña el entonces candidato Miguel Alemán Velasco).