Tumbo tras tumbo
Muy provechosa fue la visita del relator de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Edison Lanza y la representante, Rosa María Ortiz con los periodistas de diversos municipios de Veracruz. Tal fue efecto, que “motivó” al gobernador del estado, Javier Duarte de Ochoa a realizar su rueda de prensa de los lunes en martes y no en la ciudad de Xalapa, sino en Córdoba, su ciudad natal, dónde habló de la “eficiencia” de las corporaciones policíacas y la captura de ocho “peligrosísimos” delincuentes. Lo curioso y ridículo del asunto, que casi no se notó el hecho de que su anuncio era para los representantes de la CIDH, vieran que trabaja mucho y bien.
Mientras que en el discurso del ejecutivo, donde daba cifras alegres sobre la “grandiosa” labor que han ejecutado tanto él, el fiscal y el secretario de Seguridad Pública; en la zona sur se veía el reflejo de la penosa realidad que se vive en Veracruz con el hallazgo de personas ejecutadas.
Tal vez para el mandatario el hecho no le implique. No considera el hecho que esos dos “seres inanimados” para él, tienen una familia que en este momento sufre para la pérdida. Un adolescente ¿Qué haría él si ese “bulto” de carne y huesos tirado en un paraje, fuera alguno de sus hijos? Claro, no lo considera siquiera. Porque su familia goza del dinero de los ciudadanos para tener un ejército de “guaruras” que los protejan de los delincuentes.
Pero le gustaría saber que siente una pequeña de ocho años, que camina con su madre de la mano por la calle, segura que junto a ella no habrá alguien que le haga daño, cuando de pronto, su progenitora cae desvanecida a sus pies cuando le disparan desde un taxi en movimiento. Imposible considerar el deseo que esos personajes sean alguien cercano a usted señor gobernador; pues ni por todo el daño que le ha originado a este grandioso estado, se podría tener la mala entraña de desearle semejante y horrendo episodio para alguien de su familia.
La verborrea no se la da. Porque para poder hacer una interlocución inteligente –sin acordeón- como la que pretende hacer en sus controladas ruedas de prensa, tiene que tener la osadía de leer los periódicos diariamente –pero los verdaderos no los oficialistas- ver la realidad en la que se encuentra el estado de Veracruz y posteriormente, enfrentarse a la prensa; no a esa de “prepago”, no la engañosa, sino a la crítica, a esa que lo pondrían a sudar como nunca en su vida lo ha hecho.
Indudablemente el día de hoy el relator de la CIDH motivó al gobernador del estado, Javier Duarte y su gabinete hacer su circo. Su rueda de prensa pretendía ser la “Caja China”, pero le falló. No pudo con el peso de la visita. Para poder conseguirlo, tendría que haber dicho que había capturado al verdadero asesino de Regina Martínez u otro periodista asesinado en su administración. Que conste que no dije al verdadero asesino de Rubén Espinosa Becerril y Nadia Vera, porque ese si sería una bomba noticiosa.
Ejercicio interpersonal
Los seres humanos tenemos nuestras semejanzas muy comunes. Reímos, lloramos, nos estresamos, queremos, nos enamoramos, sufrimos, en fin, aspectos que se unen otros, como comer, vestirse, asearse, etc. La interlocución personal es un ejercicio que diariamente hacemos. Analizamos y valoramos todo aquello que nos hace sentir útiles y orgullosos; desechamos –o al menos lo intentamos- todo aquello que sabemos no es correcto y no nos hace sentir bien.
En torno a esto, siempre me ha surgido la duda sobre aspectos íntimos del hoy gobernante. Cuál es su interlocución diaria. Detalles simples que sería interesante de conocer con relación a él. Por ejemplo ¿Cómo se ve asimismo cuando se mira al espejo? ¿Soporta el reflejo que emana al mirarse en él? ¿Qué pasará por su cabeza? ¿Qué les dirá a sus hijos? ¿Ven sus hijos, los más grandes las redes sociales? ¿Leen todo lo que dicen de él y la forma de cómo la gente lo repudia? Preguntas tontas, tal vez, pero tan básicas para quienes somos personas equilibradas. Podemos decir que la gente común, la gente feliz, puede verse diariamente al espejo y le gusta su reflejo, pues saben que muestra a seres grandiosos, contentos y sabedores que quienes los quieren y los respetan. Qué saben lo son y no por lo que intentan aparentar.
Muchas personas se saben felices. Sus problemas radican expresamente por las incapacidades de este mal gobierno. La inseguridad, la falta de empleo, la falta de recursos económicos, el endeudamiento gubernamental, la arbitraria actitud de quienes se dicen “nuestra autoridad”, por la corrupción persistente en la clase política. En fin, padecen a consecuencia expresa de este mal gobierno. Amable lector, no pretendo con esto pretender hacer conciencia a quien mal gobierna Veracruz. Con ella se nace y la fomentan padres inteligentes y congruentes. ¿No le preocuparán sus hijos?
La invasión de los Yunes
Algo que predomina incesantemente en Veracruz, son los políticos, pero más, a quienes llevan por apellido Yunes. Los hay rojos y azules; los hay inteligentes y tontos. Pero todos, al final, Yunes.
Una predominante del actual gobierno es que quienes no comulgan con su forma de administrar del gobernador, Javier Duarte de Ochoa –si a lo que hacen se le puede llamar así- por default se les considera gente de Miguel Ángel Yunes Linares; que son panistas, “yunistas” y a los portales que publican información de este político panista, sueltan la versión que el medio informativo o portal de noticias, es subsidiado por el hoy diputado federal plurinominal del PAN. Estrategias bastante infantiles y como siempre sin pruebas que fundamente su dicho.
Lo cierto es que para el gobernador del estado, Javier Duarte de Ochoa decir la palabra Yunes, ya le está causando insomnio y cuando duerme, tiene pesadillas. Se levanta y se duerme pensando en él. Piensa en forma de cómo aniquilar a su acérrimo enemigo. Piensa y piensa de cómo acabarlos, de cómo extinguirlos de la faz de la tierra, porque consideran que si estos llegan al poder, conocerá de las terribles experiencias que sufrió, María de Jesús Bravo Pagola cuando la envío al penal de Tuxpan. Y reflexiona que el color naranja no es su color favorito. Se puede decir, que Miguel Ángel Yunes Linares se ha convertido en el “hombre” de su vida; porque rota a su alrededor con enfermizo afán.
El problema, es que su aberración la está transfiriendo a sus correligionarios –como les dice a los priístas- y en su locura, se los está llevando entre las patas. Cierto, tanto el Landa como José Yunes Zorrilla le han movido las aguas pantanosas. Pero, en la política, hay las “veinte y un mil” formas de como “fregar” a su oponente político. Se llama diplomacia. Javier Duarte de Ochoa no la conoce. Su estrategia, no le ayuda. Se hunde cada día más en su propia arena movediza. Quiso exponer y salió evidenciado.
Otros argumentan que la “pelea” entre Yunes Landa y Javier Duarte es realmente un guión. Qué es mentira. No lo dudo. El hoy senador haría cualquier cosa por ser gobernador. Aceptaría hasta serlo por una hora. Moriría por daño colateral sin no lo logra.
Duarte por su parte instruye a sus diputados priístas locales en sacar las propiedades del alcalde de Boca del Río, primogénito de Yunes Linares. Le interponen una denuncia penal por peculado y corrupción. Pretende desaforarlo, como lo hizo con Omar Cruz Reyes, a quien traicionó. Además, instruye a sus diputados federales para que impidan que ahora el otro “retoño” de Yunes Linares –el más pequeño de los tres- Fernando, asumiera la Comisión de Justicia en el Senado. Lo inverosímil, es que el comunicado de prensa que emitió el legislador, indica que fue por unanimidad. Es decir, con la gracia y favor de los priístas. De los rojos, de los incondicionales de Javier Duarte. Esos que fueron protegidos para que no pisaran la cárcel con el fuero. Si es de comentarse.
Jamás he entendido a los políticos. Ni quiero. Hoy se odian, mañana se aman. Recuerdo a Rafael Acosta Croda quien se decía panista de cepa. Yunista por convicción. Repudiaba –con lluvia de saliva- a Julen Rementería y después, viró. Odia a los Yunes y amaba Rementería del Puerto. Cuestiones de enfoques y de falta de dignidad.
Lo cierto, es que el gobernador del estado, Javier Duarte de Ochoa, se le nota acorralado y desesperado. Y un hombre en esa posición hace miles de acciones degradantes. Para él, sólo tiene 14 meses para intentar seguir defraudando al estado y preparar su huida al extranjero. Muy poco tiempo según su apreciación, una eternidad para los veracruzanos quienes añoran que él y todo su gabinete dejen del poder de una vez por todas.