+ El jalisciense Rodrigo Huitrón, uno de los 300 varados en el aeropuerto de Recife, dijo que el viaje que contrató con la empresa Escotours fue un desastre desde que aterrizaron en Brasil el 11 de junio.
Internacionales
MILENIO - 2014-06-27
Boletos para todos los partidos del Tri, hoteles de lujo y vuelos redondos al Mundial de Brasil a un bajo costo podría ser una oferta muy tentadora para un aficionado, pero para el jalisciense Rodrigo Huitrón cumplir el sueño de acompañar a la selección mexicana se convirtió en una muy costosa experiencia.
El contador de 28 años, junto con siete amigos, contrató con la agencia de viajes Escotours, ubicada en Guadalajara, un prometedor paquete por 15 mil dólares, unos 200 mil pesos, para asistir al Mundial.
Él, sus siete amigos y otras 300 personas pasaron dos días varados esperando un avión que los regresaría a casa. El avión nunca llegó.
El paquete incluía 14 días de hospedaje en hoteles de cinco estrellas, vuelo redondo a la ciudad brasileña de Recife, comidas,traslados de lujo a cada sede donde jugó la selección, boletos en hospitality para los partidos y, como bonus, una chamarra y maleta con los logotipos del mundial.
Rodrigo, como 300 mexicanos más, decidieron tomar esta oportunidad y, sin contrato alguno, comprar el paquete con la única garantía de que el dueño de Escotours, Javier Escobedo, cumpliría con lo acordado.
"Pagué este viaje con mi trabajo porque soy muy fan (del futbol) y quiero a la selección, por eso era importante para mi ir a apoyarlos", explica.
En la agencia Mundomex, que cuenta con garantía de la FIFA, un viaje de 14 días, con hospedaje en crucero y los tres partidos de la selección y tres entradas extras cuesta 22 mil 353 dólares, 8 mil dólares más que el ofrecido por Escotours.
Antes de salir, los jaliscienses sólo tenían un itinerario de las actividades durante el viaje y la promesa de Escobedo de que sería una de las mejores experiencias de su vida, pero esa promesa se desvaneció desde el momento en que llegaron a Brasil.
"Éramos 300 mexicanos, incluido el dueño de Escotours, los que llegamos el 11 de junio a Recife para ver los tres partidos de la selección mexicana. Pero ninguna de las promesas del supuesto paquete se cumplieron", asegura Rodrígo.
En lugar de un hotel lujoso en Recife, los jaliscienses llegaron a un hotel de dos estrellas en medio de la selva y a una hora de la ciudad.
"Era un problema salir a cualquier lado", por lo que Rodrigo y sus amigos decidieron hospedarse en un hotel en Recife y pagar las comidas, los traslados y el hospedaje por su propia cuenta.
"Hablamos con él (Escobar) diciéndole: Oye nos prometiste una cosa y esto no es. Él dijo, pues bueno, entonces vayanse a Recife y yo les reembolso lo que gasten del hotel", explica.
Ese supuesto de reembolsar los inconvenientes se convirtió en un hábito para Escobar, pues el joven explica que al llegar a los partidos había que estarlo "correteando" para que entregara los boletos, que nunca incluyeron la zona hospitality de la FIFA.
"Nos lo entregaba el mero día del partido y siempre hubo gente que se quedó fuera, le faltaban como 70 boletos", refiere.
Cuando finalmente llegó el 24 de junio, día en que partirían a la Ciudad de México, la peor parte del viaje ocurrió.
"Como en todo el viaje, llegamos al aeropuerto sin saber ni vuelo ni hora y nunca llegó el momento de abordar el avión. Así nos trajo dos días. Con que 'no que el avión llega en un rato' o 'hablamos en unas horas', y así hasta que llegaba la noche y luego, 'no es que no le dan permiso para que salga el avión'", dijo el joven.
Familias con niños pequeños, parejas, adultos mayores y jóvenes inundaron el aeropuerto de Recife en espera de un avión que jamás llegó.
Algunos se quedaron en los hostales, otros en el aeropuerto, en donde durmieron en colchonetas en el piso, "pero también hubieron personas asaltadas e incluso hasta golpes entre los afectados", explicó.
"Sentí frustración, enojo, preocupación porque hay familias, con niños pequeños, incluso había un señor que necesitaba insulina que tenía que estar refrigerada y a este tipo le valía", dijo Rodrigo, quien explicó que todos soportaron esos dos días por la promesa de que el avión llegaría para llevarlos a casa.
Porque había faltado muchos días a su trabajo, Rodrigo finalmente decidió hacer un último desembolso y regresar a Guadalajara.
Entre el boleto de avión para regresar a Guadalajara, el hospedaje en el hotel de Recife y los gastos de comidas que el paquete no le dio, Rodrigo gastó 5 mil dólares extras, unos 66 mil pesos.
"No fue una pesadilla para mí porque sólo estuve 2 días más, pero hay gente que no tiene para pagar un regreso, un gasto inesperado. No fue una pesadilla para mí, pero para otros sí", dijo.