El dinero no tiene ideología.

(1) El dinero no tiene ideología. Tampoco tiene sentimientos. Es frío, como la política. Y su alimento –igual que para el ejercicio del poder- son los intereses.

2012-01-12

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La Revolución de 1910 ocurrió en medio de un contexto fiscal inigualable.
Durante su dictadura, Porfirio Díaz logró colocar al peso a la par del dólar.
En el terreno internacional, la moneda mexicana era fuerte.
El problema del país no era la falta de recursos: la naturaleza dotó a México de una riqueza envidiable.
Tampoco había problemas con la cantidad de mano de obra: siempre ha habido suficiente gente para sacar adelante cualquier proyecto.
Durante sus tres décadas en el poder, Porfirio Díaz aplicaba la máxima de “menos política y más administración”.
Concretamente, se refería a que la política sólo la podía practicar él.
La democracia, para don Porfirio era como la moral: “un árbol que da moras”.
¿Justicia Social?
He ahí el problema.
Fue tan injusto el gobierno de Porfirio Díaz que terminó provocando una Revolución.

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Y lo que son las cosas: aquella Revolución -la de 1910- fue una revuelta popular.
Y entre sus demandas fundamentales estaba la exigencia de justicia social con todo lo que ello implica: educación, salud, libertad, democracia, desarrollo económico, etc…

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Como sabemos, la Revolución de 1910 devino vida institucional y de ese modo nació el Partido Nacional Revolucionario (PNR), que luego sería el Partido de la Revolución Mexicana y finalmente se convertiría en el Partido Revolucionario Institucional.

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Al PRI lo fundó Plutarco Elías Calles y más tarde Lázaro Cárdenas lo convirtió en una máquina corporativa.
Tras bajar a la Revolución del caballo, dichos personajes idearon la manera de convertir la fuerza popular de la lucha de 1910 en una organización política manejada desde el Estado y con fines muy específicos: mantener el poder en manos del grupo triunfador en la lucha armada.

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El PRI integró tres sectores: el obrero, el campesino y el militar.
Luego, el militar se convirtió en el sector popular.
Así, durante décadas la CTM, la CNC y la CNOP, fueron las organizaciones poderosas dentro de la maquinaria priísta.
El hoy Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, llamó a esta estructura “la dictadura perfecta”.

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¿Y los empresarios?
Ellos nunca formaron parte de la estructura del PRI.
A sus antecesores históricos: los hacendados, la Revolución les quitó sus bienes.
Y la clase social pudiente que logró salvarse de la revuelta, integró una clase media alta y en su caso una clase alta que se mantuvo durante muchos años al margen del trabajo partidista.
A esa clase, se sumaron muchos de los generales ganaderos de la Revolución.
Y así nació lo que hoy conocemos como el oligopolio mexicano.

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En la década de los años 30s., Manuel Gómez Morín -un ideólogo y de formación económica y asesor de los generales triunfantes en la Revolución- llamó a la integración del Partido Acción Nacional (PAN), una organización de ideología derechista, de liga católica y convencido de que la justicia social no es un asunto de masas sino de masa.
Hay que repartir la masa, diría el PAN, pero primero hay que producirla y luego entregarla en módicas partes llamadas salarios que la Ley debe determinar y el Estado cuidar.

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En fin. Ese tema da para muchos más detalles.
El asunto es que en los días que corren -de cara a las elecciones de julio próximo- acaba de nacer el Instituto Político Empresarial, el IPE por sus siglas.
En Veracruz, el organismo ya tiene representación estatal y ayer se tomó la protesta a los titulares de los municipios sureños, incluido Coatzacoalcos.
Cien años después de la Revolución que los separó, la política y la economía se buscan y se encuentran.
Claro, hay matices en todo ello, hay antecedentes, hay elementos que abren muchas puertas al análisis, a los qué y a los por qué…

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Andrés Manuel López Obrador le tiende la mano a Diego Fernández de Ceballos, luego de que éste lo insulta.
“El Peje” dialoga con empresarios de Monterrey a quienes ofrece respeto en el caso de llegar al poder.
La República Amorosa del tabasqueño incluye besos y abrazos con Televisa.

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El PAN es empresarial de origen.
Lo raro sería ver a los panistas organizando comités de apoyo en las colonias populares o en las comunidades indígenas cuyo olor no es del agrado de algún militante azul.

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¿Y el PRI?
Bueno, el PRI ya perdió las elecciones del 2000 y del 2006.
Así que, con todo y las cifras de Mitofsky que otorgan a la ignorancia de Peña Nieto la mínima pérdida de tres puntos en las intenciones del voto, el PRI de hoy se agarra hasta de un comal ardiendo si se lo recomiendan.
¿Origen popular?
¿Contradicción ideológica y discursiva entre un mítin de campesinos, o de obreros o de colonos frente a eventos con empresarios…?
Esas son patrañas, respondería el asesor eficaz de cualquier candidato priísta a lo que sea: la Presidencia de la República o el Congreso.

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¿Quieres ganar?...Pues éntrale…
Sería la recomendación