LA CONSULTA A LA BASE POR EL PRI DE VERACRUZ
Luis Alberto Romero
Hora Cero
2019-02-26
Es verdad que no fue un encuentro estruendoso, vibrante, ensordecedor, con la batucada, el griterío y las porras de antaño. Parece que en el PRI se dieron cuenta de que estas ruidosas estrategias ya no funcionan y forman parte del pasado.
La otrora fuerte maquinaria tricolor, adherida hasta el tuétano al gobierno en turno, reunía a miles en sus eventos políticos. Era difícil llegar al estrado y en ocasiones te decían que con la pena pero que ya no había cupo, que esperaras afuera o mejor, que lo vieras al otro día en los periódicos de la localidad.
El evento del pasado domingo en un salón de la capital veracruzana, donde se llevó a cabo la sesión de instalación del Consejo Político Estatal 2019-2022, el órgano interno de este partido, que avalará la elección del próximo Presidente y Secretario General del PRI, fue tranquilo, sin estridencias, reunió a lo más representativo de la clase política priista y envió señales que llamaron la atención.
Desde las diez de la mañana, los consejeros pasaron lista de asistencia, se inscribieron y a la mesa llegaron todos a dar fe de su presencia, desde la presidenta del comité estatal, Lillian Zepahua García, hasta los diputados federales del partido, Héctor Yunes Landa y Anilú Ingram Vallines, así como quienes aparecen como punteros en la contienda interna por la dirigencia, Marlon Ramírez Marín y Antonio Benítez Lucho.
El Secretario General del CEN del PRI, Arturo Zamora Jiménez, destacó la presencia de 14 expresidentes, aunque en realidad fueron 15 los que acudieron al encuentro político. Primero desayunaron en un Hotel de la Avenida Ruiz Cortines y luego se apersonaron en el salón ubicado en la Avenida Xalapa.
Ahí estaban Alfredo Ferrari Saavedra, Ranulfo Márquez, Américo Zúñiga, Erick Lagos Hernández, Alberto Silva Ramos, Renato Alarcón Guevara, Erika Ayala Ríos, Héctor Yunes Landa, Edmundo Martínez Zaleta, Ricardo Landa, Carlos Brito Gómez, Jorge Uscanga Escobar, Jorge Carvallo Delfín y Corintia Cruz Oregon. Adolfo Mota se habría ido del restaurante del hotel para atender asuntos personales; por ello su ausencia en el evento.
La presencia de casi el total de los Consejeros políticos —faltaron, claro, los exgobernadores priistas, a quienes les corresponde un espacio por Estatutos—, de diversos liderazgos internos y naturalmente de los expresidentes, fue notoria y llevaba un mensaje de cierto respaldo a la dirigencia de Lillian Zepahua.
Al margen del implícito espaldarazo a Zepahua, llamó la atención el método para la elección de la próxima dirigencia, la consulta a la base.
La actual presidenta del partido en Veracruz presentó la propuesta y más tarde diría que es el sentir de las bases, de las cientos de horas que conversó con actores y representantes de grupos políticos priistas.
El método de consulta a la base fue una decisión acertada y representa aire fresco, oxígeno puro para este anquilosado partido político que parecía perdido en sus prácticas antidemocráticas.
En esto también tenemos que cambiar, dijo Zamora Jiménez, al reconocer de parte del CEN, la pertinente decisión de los Consejeros Políticos. Al tiempo, ofreció que Claudia Ruiz Massieu ni él mismo meterán las manos en el proceso que está en puerta.
El escenario pintó bien para el Revolucionario Institucional, partido que enfrenta una enorme crisis por los recientes resultados adversos –derrotas en las elecciones por la gubernatura en 2016 y 2018, y en las municipales de 2017– y por las multas que carga desde hace un par de años y que le asfixian en lo presupuestal.
Al final, podríamos decir que Lillian Zepahua, en su efímero paso por el CDE, ha entregado buenas cuentas. Este miércoles va a la Ciudad de México para participar en la LXIII Sesión Extraordinaria del Consejo Político Nacional, que se celebrará en el auditorio Plutarco Elías Callles.
La presidenta de transición, como le llaman en el partido, lleva a dicho evento el mensaje de que, a pesar de la existencia de grupos diversos, incluso antagónicos, los priistas de Veracruz saben dialogar y alcanzar acuerdos de unidad; además, 2019 y 2020 no son años electorales y, por consiguiente, tampoco son tiempos de disputas internas.