El cielo y las estrellas sobre su mesa

Francisco Cabral Bravo

COLUMNA SEMANAL

2020-08-17

Aunque es un tema que ya he abordado en este espacio, su recurrencia me obliga a ponerlo nuevamente sobre la mesa.

La corrupción en México no se combatirá con nuevas comisiones ni órganos reguladores, hechas más con intenciones políticas que para lograr una verdadera transparencia, si no con voluntad, ética y resolviendo los vacíos legales, advirtieron expertos, académicos e investigadores.

A propósito la recesión económica y el daño social consecuente es global, planetario y no tiene precedentes en tiempos de paz; lo bueno es que ha hecho evidente la urgencia de varios cambios.
En otros países, grupos sociales, académicos y partidos políticos analizan el entorno global y discuten alternativas enfocadas a los cambios profundos que requiere una recuperación sustentable.
México, como otros países, necesita hacer cambios profundos para sostener la recuperación, que sólo serán posibles por voluntad y compromiso mayoritario y democrático.

La pandemia ha demostrado algunas urgencias de cambio en México y otros países. Un papel de Estado más destacado, en mejor equilibrio con los mercados, es una muy obvia; los mercados necesitan volver a ser políticamente regulados, pero en un Estado con más atribuciones, las sociedades deben estar mejor representadas en el Congreso.

¿Cómo vamos a hacer en México para reformar el sistema político, más allá de los procedimientos electorales, para lograr una democracia de abajo hacia arriba, desde la representación de sus agremiados en sindicatos empresariales, obreros, campesinos y partidos políticos?

La concentración de la riqueza está descontrolada y la distribución del ingreso ha empeorado en todo el mundo capitalista, revertir las desigualdades en sus causas y fortalecer los salarios, las prestaciones sociales a los trabajadores y los sistemas de salud y educación, es otra urgencia ineludible.

No es viable económicamente, ni socialmente justo, ni políticamente aconsejable esperar que por mera inercia de una recuperación del crecimiento económico, aún incierta se restablezca el poder adquisitivo de los salarios más bajos.

¿Qué medidas de emergencia son viables de aplicar con urgencia, en apoyo a quienes menos ganan por su trabajo? Cualquiera que se diseñe, deberá contar con apoyos fiscales.

El problema de la estrategia hacendaria es que aunque se logre recaudar puntual y eficazmente, se requerirá algo más para fortalecerla al nivel que reclaman los desafíos del desarrollo y se habrá perdido tiempo en hacer la reforma fiscal a fondo que se necesita desde hace décadas.

DE acuerdo con Enrique Quintana en su columna Coordenadas, la economía empezado a dar “de brincos” en el trimestre que transcurre, para sumar dos trimestres de desempeño positivo de 6.0 y 7.0 por ciento respectivamente.

Nada de esto impedirá, añade Quintana, que en promedio se registre en el año un decrecimiento del PIB de 9.9 por ciento.

Se trata de una gramática que se nos volvió ajena a medida que la obnubilación con la magia del mercado y las fantasías globalístas se apoderaban de la imaginación y el alma mexicanas. Lo malo es que el actual grupo gobernante tampoco ha hecho mucho por rescatarla para su propia retórica.
No es con jaculatorias y estigmaciones como vamos a recuperarnos. En diferentes ocasiones y desde diversos ámbitos se ha reclamado al gobierno una revisión de su estrategia; el que no se haya escuchado todavía no es óbice para insistir.

De cara a la pandemia y sus impactos destructivos, parece indispensable que México se ponga en sintonía de posguerra y se apreste a la formulación de planes y proyectos regeneradores de sus tejidos básicos, afectados por la peste y la profunda caída económica sufrida. Esta es la tarea política de la hora. Una recuperación que parece empezar a gatear requiere de un piso sólido, firme, revestido de mucha imaginación, voluntad, compromisos y acuerdos.

Cambiando de tema, todo es tan agitado y novedoso que sólo ahora empezamos a ver el calado de los cambios. El anuncio realizado en torno al regreso a clases a nivel nacional, el modelo elegido y las vías de transmisión, amenaza gravemente con congelar el aprendizaje y el desarrollo de habilidades y competencias de una generación completa.

Por razones inexplicables y no manifiestas en dicha conferencia de prensa, el Secretario de Educación Pública Esteban Moctezuma desapareció por completo el uso de herramientas digitales. Sin ton ni son, el funcionario dio a conocer la “pomposa” alianza con cuatro televisoras privadas para el uso y la transmisión de contenidos escolares por televisión abierta, la presumida alianza con Google simplemente desapareció.

México y su gobierno han elegido, o por lo menos eso se deduce del anuncio, renunciar al uso de plataformas digitales en esta difícil etapa de la pandemia. Todo contenido, programa, temario, lección o intervención escolarizada en la vida de 30 millones de estudiantes, será a través de televisión abierta. Es decir, México pretenderá “enseñar” con la metodología y los instrumentos de hace 50 años.

La relación entre pobreza y hacinamiento hace que esta decisión prevenga el contagio de forma particular en las familias de menores ingresos.

Optar por la TV es retroceder en la historia y las evidencias de investigación pedagógica: la televisión es un medio frío, unidimensional, unidireccional. No hay retroalimentación, carece de interacción en tiempo real, imposibilita el uso de herramientas didácticas modernas: ejercicios, creación colectiva, intercambio de experiencias. Es un emisor que envía contenidos y mensajes a un receptor pasivo, cuya reacción, emoción, enriquecimiento, aportación al propio proceso están vedados a la TV.

La pedagogía del siglo XXI ha demostrado de forma ampliamente sólida, que los aprendizajes se construyen a partir de experiencias, diálogo, creación y reflexión individual y colectiva. Es un proceso vivo, esencialmente interactivo que ha dejado largamente atrás al maestro expositor, vocero, oráculo de una sabiduría personal.

La televisión no abre la puerta a la auténtica realización de esos procesos. Es incapaz por su naturaleza, formato y tecnología. El mundo educativo entero se mueve hacia el uso de herramientas digitales, plataformas, aplicaciones móviles, recursos múltiples que potencian los aprendizajes, que desarrollan habilidades y competencias presentes, del mundo de hoy y de mañana.

La SEP quiere convertir a millones de alumnos de básica y de media, en pasivos receptores de lecciones anquilosadas y enmohecidas.

La pandemia nos cayó a todos, y golpeó tantas actividades humanas como existen. Los sistemas educativos del mundo llevan dos décadas de un avance gradual hacia el uso creciente de tecnologías para la enseñanza. Aulas digitales, plataformas multicontenidos, dispositivos diversos para la descarga, el ejercicio, la práctica y la elaboración de aprendizajes y competencias.

La reportera de Animal Político Nayeli Roldán, asistió a esta conferencia y la resumía muy bien en menos de 200 caracteres: “Preguntan a Moctezuma ¿cuánto costará el convenio con las televisoras? Jesús Ramírez tiene el dato, contesta. ¿Qué pasará con las madres trabajadoras? Vamos a revisarlo. Los maestros no tienen información, le dicen al secretario; “él contesta” para eso están los teléfonos. No psss guau”.

Ahí un resumen de esta primera conferencia. También se les cuestionó sobre los resultados que habían tenido de la experiencia al finalizar el curso anterior del programa “aprende en casa”, contesta que se responderá esa pregunta en otra ocasión.

Google confirma que seguirá colaborando con la SEP y que, además, la oferta del gigante tecnológico para la educación pública mexicana ha sido totalmente gratuita. Es decir, ni siquiera hay un problema de presupuesto.

La única versión plausible es la cobertura: finalmente la TV abierta cubre 98 por ciento del territorio nacional, mientras que lo que sabemos, la conectividad por internet sufre de grandes y graves ausencias, huecos y pobre calidad en muchos rincones del territorio nacional.

Con todo, elegir a la TV por encima de lo digital es una vez más como este gobierno ha demostrado privilegiar el pasado por encima de la evidencia y el conocimiento presente, y despreciar la tendencia al futuro.