Don Miguel y los Miguelitos

JAVIER ROLDÁN DÁVILA

La insoslayable brevedad

2020-12-04

Pertenecen a la casta, pero el galgo prefirió correr

El ex presidente Miguel Alemán Valdés, fue un hombre que, al margen de ser muy criticado por la corrupción de su administración y por ‘llevarse pesado’ con sus adversarios, fue exitoso para sus fines personales, del clan que lideraba y de su partido.

Habrá que reconocer, que también fue un decidido impulsor de la industrialización del país, además, su obra insignia, fue la Ciudad Universitaria de la UNAM.

Digamos que, parafraseando el corrido, su abuelo fue peón de hacienda, su padre revolucionario y él como funcionario (‘el cachorro de la Revolución’ fue motejado), heredó hartos bienes a sus hijos, principalmente, al júnior Miguelito.

Criado en Los Pinos, el primogénito tuvo roce con la creme de la creme, se casó con una miss y le entró, en plan privilegiado, al negocio de las telecomunicaciones con los Azcárraga, sin embargo, a pesar de ser hijo de Tlatoani, vivió a la sombra del Tigre.

Muerto este último, su vástago no tuvo empacho en deshacerse del susodicho, por lo que le liquidó sus acciones en Televisa. Luego, se aventuró en la política y Veracruz fue algo así como su herencia acaudillada, la figura del padre lo ayudó a bien llegar.

Su paso por la aldea, fue con más pena que gloria y al fallar en su intento de buscar la presidencia, se fue al ostracismo y Chiqui Miguelito asumió el control. Hoy, hijo y nieto de don Miguel, en quiebra, fueron expulsados de la aerolínea que fundaron, en el peor descrédito que ha sufrido la dinastía. En fin, no crecieron, se quedaron en modo Miguelito.