Si en Palacio Nacional estuviera despachando un presidente de la vieja guardia priista, la aspiración de Rocío Nahle por gobernar Veracruz ya habría expirado desde hace buen rato por el retraso de la construcción de la refinería de Dos Bocas, Tabasco. Sin embargo, Andrés Manuel López Obrador es un mandatario atípico con un estilo muy personal de ejercer el poder.
Así que quienes ya descartan a Nahle para contender en 2024 porque la refinería Olmeca todavía no produce su primer litro de gasolina, harían bien en analizar las decisiones que el tabasqueño ha tomado en otras situaciones similares.
Y es que, hasta ahora, el fundador y guía moral de Morena suele valorar y premiar más la lealtad que la aptitud, la incondicionalidad por encima de la capacidad. ¿Acaso la exjefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, sería ahorita su precandidata favorita para sucederlo en la Presidencia luego de la tragedia ocurrida el 3 de mayo de 2021 en la Línea 12 del Metro, cuyo tramo del paso elevado entre las estaciones Olivos y Tezonco colapsó por falta de mantenimiento dejando un saldo de 26 muertos y decenas de heridos?
Otro caso es el de la maestra Delfina Gómez, quien ha sido la más inepta y corrupta secretaria de Educación Pública, sin embargo, la extitular de la SEP fue designada candidata a gobernadora del Estado de México y la hizo ganar doblando al otrora poderoso Grupo Atlacomulco. López Obrador no olvida las contribuciones que la mexiquense hacía a su partido como alcaldesa de Texcoco, para lo cual descontaba un porcentaje de su sueldo a los trabajadores del municipio.
Alfonso Durazo es gobernador de Sonora desde septiembre de 2021 no porque haya sido el mejor secretario de Seguridad y Protección Ciudadana sino porque le fue muy leal al Presidente, cuyas órdenes cumplió al pie de la letra en el llamado “culiacanazo” del 17 de octubre de 2019, uno de los días más oscuros en la historia de Sinaloa. Durazo Montaño tuvo que salir a dar la cara por la polémica liberación de Ovidio Guzmán López, (a) “El Ratón”, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán, cuyo primer intento de captura fue abortado por la violenta reacción del cártel sinaloense.
En septiembre de 2022, un año después de haber asumido la gubernatura, Durazo fue electo presidente del Consejo Nacional de Morena, obviamente con línea de López Obrador para conducir el proceso interno del partido guinda que culminará a principios de septiembre próximo con la elección del llamado coordinador o coordinadora de los comités de defensa de la Cuarta Transformación, pero que dos meses después, dentro del plazo establecido por la ley electoral, será registrado formalmente como precandidato o precandidata a la Presidencia de la República.
En cambio, el jefe del Ejecutivo federal no perdonó la traición de otros operadores políticos y colaboradores pese a que por su sagacidad le sacaron eficazmente los asuntos que les encomendó. Al líder del Senado, Ricardo Monreal, lo “congeló” dos años –después de que el grupo de Sheinbaum le atribuyó al zacatecano la debacle electoral de Morena en 2021 en la capital del país–, y al abogado Julio Scherer Ibarra lo sacó de su gabinete al enterarse de la presunta red de negocios que le adjudican al hijo del extinto periodista Julio Scherer García haber encubierto desde la Consejería Jurídica de la Presidencia.
Así que nadie debería dar por muerta todavía la aspiración de Nahle por la gubernatura de Veracruz. Principalmente aquellos que hasta hace poco se decían sus aliados y terminaron traicionándola por su desmedida ambición de poder.