El artículo de Karime

Arturo Reyes Isidoro

Prosa Aprisa

2014-03-28

Son tan seres humanos como todos. Sin duda alguna constituyen un matrimonio como cualquier otro, salvo por una circunstancia que los hace diferentes a los demás: están en el poder, tienen el poder, conducen el poder y eso les confiere una gran responsabilidad.
Es un matrimonio veracruzano además en el que por sus niveles de preparación académica, con posgrado en universidad de España ambos, se supone que están a la par a la hora de discernir sus asuntos personales y familiares.
Pero –no puede ser de otra manera siendo tan normales como los demás– también tienen sus diferencias, que seguramente llevan de la mejor forma, al menos eso pensaría uno.
Karime Macías Tubilla (es de destacarse que no le adjunta el “de Duarte” o el “de Duarte de Ochoa”), esposa del gobernador Javier Duarte de Ochoa, presidenta además del DIF Estatal Veracruz, en su artículo semanal que difundió ayer por Twitter y que fue subido a la página de la Coordinación General de Comunicación Social y que hoy debe publicarse en los medios (“Ustedes disculpen”) deja entrever su posición con respecto al poder, al gobierno del que, así sea en forma indirecta (aunque no tanto) forma parte.
Ayer se nota que le ganó el tiempo y que le entró la prisa a la hora de redactar, lo que nos pasa también a quienes lo hacemos por ejercicio profesional, y aun cuando tenía muchos temas que contarnos, tuvo que cortar para ir a cumplir con su condición de madre, pues tenía que ir a atender a su niña, aunque se advierte también que está agarrando la disciplina (eso es básico, fundamental para quienes escribimos y publicamos a diario) pues hilvanó sus ideas en forma rápida pero no dejó de cumplir con su escrito.
“Sin duda –escribió–, estoy en un escritorio afortunado. Pero son ya las 8:30 de la noche y ha llegado mi hija Carolina a pedirme diez minutos para platicar juntas antes de dormirse”. Y soltó entonces: “La mejor manera de cambiar el mundo no es la vida pública, esa es la segunda mejor opción”.
Naturalmente no puede uno hablar por Javier Duarte de Ochoa, pero por su responsabilidad, por su tipo de quehacer, aunque entienda a su esposa no debe compartir su punto de vista, porque para el gobernador de Veracruz lo más importante debe y tiene que ser cumplir con la responsabilidad que contrajo con sus representados, dedicarse a ello las 24 horas, sacrificando a la familia si es preciso. Así es la política y a ello impone la responsabilidad oficial.
Desde la posición de madre, Karime tiene razón, en eso cree y no duda en poner manos a la obra: “Soy una convencida de que el mundo avanza gracias al trabajo en el núcleo familiar. Iré a hacer la parte que me corresponde. Ustedes disculpen”. No hay nada que disculpar, se le entiende y hace bien.
Pero su esposo no puede decir ni hacer lo mismo. No puede dejar de cumplir alguna tarea que lo requiera en forma urgente, algún asunto de Estado, y para él la mejor manera de cambiar el mundo ahora debe ser en la forma en que lo hace o trata de hacer (su discurso así lo confirma), conduciendo la vida pública, relegando a segundo término el núcleo familiar.
Caras vemos corazones no sabemos dice el dicho. No debe ser fácil para el matrimonio Duarte-Macías sobrellevar el alejamiento que les impone la responsabilidad política más alta del estado, porque además son jóvenes que tal vez quisieran disfrutar juntos más tiempo o pasar juntos más tiempo con los hijos, a diferencia de cuando ya se es mayor y se ha vivido mucho tiempo unidos.
Pasé treinta años en el gobierno y supe internamente del alto índice de separación de matrimonios, o de mala relación, o de divorcios, a causa del tiempo, todo el tiempo que dedicaban ellos funcionarios a su cargo, a su responsabilidad, muchas veces viajando o estando hasta altas horas de la noche en sus despachos o amaneciendo ahí por algún asunto urgente (también era alto el índice, no sé cómo ande ahora el asunto, entre los reporteros, ocupados igualmente siempre en las noticias o muchas veces viajando; en mi época de reportero era muy alto).
Algunos gobernadores mejor que otros han sobrellevado sus matrimonios como por ejemplo Miguel Alemán Velasco, quien incluso en su campaña política usó como lema “La democracia es pareja”, haciendo alusión a que siempre se hizo acompañar, incluso ya en el poder, por su esposa la siempre bien recordada señora Christiane Magnani de Alemán (ella sí usaba el “de Alemán”).
Me daba risa porque esa pareja bien avenida, el hecho de que aparecieran siempre juntos en las recepciones de actos sociales oficiales, en actos públicos, en giras de trabajo, en desfiles, en fotografías, etcétera, por el mimetismo a que obliga el poder, porque no se puede desentonar del jefe político, hacía que algunos funcionarios que ya se habían separado de su mujer o la habían arrumbado, se vieran obligados a desempolvarla y a aparecer juntos para guardar las formas, luciendo la mejor sonrisa aunque fuera fingida y a fuerzas.
De todos los que yo he conocido, de Rafael Murillo Vidal para acá (Rafael Hernández Ochoa, Agustín Acosta Lagunes, Fernando Gutiérrez Barrios, Dante Delgado Rannauro, Patricio Chirinos Calero y Miguel Alemán Velasco, sin duda el que goza de la fama del más “pizpireto” es Fidel Herrera Beltrán, pero su matrimonio se conserva, o se no se tiene noticia de que se haya disuelto).
Pero esta larga disquisición la he escrito por el artículo de la señora Karime Macías Tubilla. También, que recuerde, ninguna antecesora suya se había decidido a publicar un artículo a la semana y menos a platicar temas incluso personales-familiares como lo hace ella, lo que nos da idea de cómo se enfrenta y se lleva el poder desde adentro, información a lo que pocas veces se tiene acceso.
Una cosa sí es incontrovertible –al menos eso opino desde la óptica de haber convivido muchos años con el poder–: cuando termine su administración, el 30 de noviembre de 2016, lo único seguro, confiable y reconfortante que tendrá Javier Duarte de Ochoa será su familia, su esposa y sus hijos. Ya se ve que ella está construyendo los cimientos. Duarte entonces lo valorará y lo apreciará, y lo agradecerá. Cuando ya nadie lo conozca o reconozca, cuando todos le volteen la espalda y ni lo saluden, entonces sabrá que para él habrá llegado el momento de cambiar al mundo gracias al trabajo en el núcleo familiar. Habrá coincidido entonces plenamente con ella. Las mujeres siempre tendrán la razón.
Nace foro de economistas
Este viernes a las 18:00 horas en el Casino Español de Xalapa tendrá lugar una conferencia de prensa en la que será presentado el “Foro Permanente de Economistas Veracruzanos”, el cual, según adelantaron los organizadores, se crea como un órgano de sesión permanente para formular iniciativas de Ley que vinculen a los economistas veracruzanos con la sociedad.