Buganza acabó con el negocio

Arturo Reyes Isidoro

Prosa Aprisa

2014-08-04

Era como para haber echado las campanas a vuelo; para haber cacareado el huevo; para haber lanzados cohetes al aire y haber quemado toros y castillos encohetados; para haber lanzado cofeti y serpentinas y haber soltado los globos al vuelo; para haber sacado el bombo y los platillos para anunciar la buena nueva y festejar.
Pero la recuperación que hizo el viernes 1 de agosto el Gobierno del Estado a través de la Secretaría de Infraestructura y Obras Públicas (SIOP) del control administrativo del puente Coatzacoalcos I sólo mereció un escueto boletín de prensa de seis párrafos que sumaron 18 líneas en total. No más.
Tan urgida que está la administración pública estatal de buenas noticias, lo que se dice verdaderas buenas noticias, que cuando las tiene las deja perder, a menos que no se haya querido hacer ruido para no lastimar la sensibilidad de algún político porque se le hubieran afectado sus intereses.
Con toda la proporción guardada, fue algo parecido a la recuperación que hizo el presidente Lázaro Cárdenas de la industria petrolera para el patrimonio de la nación el 18 de marzo de 1938, cuando echó del país a las empresas extranjeras que explotaban a su favor y se robaban un recurso que era de todos los mexicanos.
A inicios de julio pasado se había filtrado ya que el titular de la SIOP, Gerardo Buganza Salmerón, había logrado que se revocara la concesión a la empresa Operadora de Carreteras y Autopistas Concesionadas (OCACSA) para que dejara de administrar el puente Coatzacoalcos I y de cobrar el derecho de tránsito, que venía haciendo desde el 15 de diciembre de 2005.
Para dar una idea en cifras de la chica que acaba de hacer Buganza y con él el gobierno de Javier Duarte de Ochoa, el cobro del peaje deja un promedio diario de 277 mil pesos y se tuvo cuantificado que en julio pasado se recaudaron en total 8 millones 273 mil pesos, considerando los cierres parciales que ha sufrido el puente por reparaciones, aunque en épocas normales el monto es mayor.
Contra las cláusulas originales de la concesión, el 85 por ciento de los recursos que se captaban por el cobro de tránsito iban a parar a un fideicomiso privado que manejaba la Concesionaria Túnel de Coatzacoalcos (COTUCO), cuando siempre debieron haber ido a parar al fideicomiso público que se había constituido para tal efecto.
Pero en el sexenio pasado se hicieron modificaciones al Título de Concesión que no fueron autorizadas por el Congreso del Estado ni fueron inscritas en el Registro Público de la Propiedad conforme al Artículo 63 de la Ley 26 de Desarrollo Regional y Urbano del Estado, del 15 de abril de 1999.
Incluso un día antes de que concluyera el gobierno estatal anterior, el 29 de noviembre de 2010 se firmó el segundo convenio modificatorio por el que se reconoció un adeudo por 1,060 millones de pesos a favor de OCACSA, con lo que se comprometió el pago por 150 millones de pesos en 2011 y por 203.7 millones en 2012, que se harían a través de la entonces Secretaría de Comunicaciones, hoy SIOP, así como otro pago por 1,585 millones de pesos que saldría del fideicomiso del 2% a la Nómina, todo lo cual contravenía al Código Financiero del Estado y, peor, saqueaba los recursos de los veracruzanos.
A partir del viernes pasado, la administración y operación pasó a la responsabilidad del organismo Servicios Tecnológicos para la Infraestructura y Obra Pública de Veracruz (Setiop), coordinado por la SIOP.
Aparte del beneficio para el patrimonio público estatal, los usuarios también salen beneficiados pues ahora tendrán servicio de calidad, ya que OCACSA sólo se dedicó a robar el dinero que cobraba, no mejoró el puente ni el servicio, además de que se anunció que se respetarán las tarifas actuales así como los derechos laborales de los 40 trabajadores.
Lo que se sabe ahora es que recuperado el control, se destinará 70% de lo que se recaude para concluir el túnel sumergido de Coatzacoalcos y el resto al mantenimiento y conservación del puente, como estaba estipulado en la concesión original.
Buganza, pues, acabó con un negociazo, y a la chita callando llevó a cabo un proceso penal que resultó exitoso porque lo que se hacía era una verdadera pillería por lo que la ley le dio la razón. El gobierno de Javier Duarte de Ochoa tiene ahí algo de qué presumir, un caso que, insisto, se ha minimizado pero que es del mayor calado. Tiene que reconocérsele al gobernador que no paró a Buganza y que decidió ir hasta las últimas consecuencias, aunque afectó intereses, muy pero muy fuertes intereses.
Para mi gusto, el anuncio se debió haber hecho en un acto público a un costado de la caseta de peaje en Coatzacoalcos, ante todo el gabinete estatal, directores generales, directores, ORFIS y Contraloría, mínimo, para que sirviera de ejemplo de cómo se sirve a un Gobierno cuando se actúa con honestidad y con compromiso de servicio a los veracruzanos; de paso, qué levantón mediático se hubiera dado a la imagen de la administración pública estatal, tan urgida como está de ello, máxime cuando se está en vísperas de que llegue mañana el presidente Peña Nieto. Pero se ve que para eso el gobernador no tiene quien lo ayude. Además, se nota que las vacaciones son las vacaciones.
Abarrotero veracruzano, este lunes, ¡con Peña Nieto!
Qué cosas. Quién lo diría. Lo que es no estar pensando en la gubernatura o en las próximas candidaturas a diputado federal; lo que es estar dedicados al trabajo, a la responsabilidad que se les encomendó.
Dos funcionarios de origen panista, cordobeses, ambos empresarios o con familia de raigambre empresarial, uno ahora sin militancia partidista, Gerardo Buganza Salmerón, el otro convertido ya al priismo, Erik Porres Blesa, le están dando satisfacciones a su jefe el gobernador Javier Duarte.
Callado pero efectivo como es en su área, Erik “El Bueno” ha logrado lo que ningún otro secretario de despacho con respecto a alguien de su clientela: sentar a un beneficiado de los programas de su área en un acto con el mismísimo presidente Enrique Peña Nieto, hoy durante la inauguración de la Semana del Emprendedor 2014.
Merced a su programa “La Jarocha Próspera”, que busca la reconversión del comercio minorista y tiene como objetivo elevar la competitividad de las micros y pequeñas empresas para que puedan competir en mejores condiciones contra las cadenas comerciales y tiendas de conveniencia, con nuevos instrumentos, hábitos y modelos de negocio, Porres Blesa logró que Efraín Texcahua Fernández, un abarrotero de Córdoba, se convirtiera, ese sí, en un comerciante próspero que será puesto como ejemplo a nivel nacional.
El acto, organizado por la Presidencia de la República a través de la Secretaría de Economía y el Instituto Nacional del Emprendedor, tendrá lugar en el Centro de Exposiciones Banamex de la capital del país. Ildefonso Guajardo Villarreal, secretario de Economía, le hizo directamente la invitación a Texcahua dándole además un trato de “invitado de honor”.
Un buen campanazo del gobierno de Duarte en vísperas de la visita mañana de Peña Nieto. ¿Qué otro secretario de despacho dice yo también?