El espíritu de Geppetto

¿Jura hablar sin odio ni temor, decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad?)

Arturo Reyes Isidoro

Prosa Aprisa

2011-11-11

Doy por hecho que los secretarios de despacho del Gobierno del Estado son hombres y mujeres honorables, amantes de la verdad, que no mienten, que besan la cruz que hacen con los dedos de la mano para que si están engañando los castigue Dios, que retarían a duelo a muerte a quien dudara de su palabra; que son impolutos, veracruzanos ejemplares; que en su próxima comparecencia para glosar, ampliar y precisar el primer Informe de Gobierno no dirán más que la pura neta; que, aunque duela, dirán la absoluta verdad ante los cuestionamientos de los diputados de la oposición; que para que nadie dude de ellos y de ellas pedirán que si mienten les caiga un rayo o que los mee un perro; en fin, que cuando terminen las comparecencias ahora sí tendremos un Veracruz transparente, tanto que el 15 de diciembre, cuando hayan pasado la aduana cuestionadora en el Congreso del Estado, los veracruzanos podremos dormir tranquilos y roncar a gusto (hasta con un silbidito) porque por fin sabremos todo sobre los asuntos públicos del estado.
Por eso, porque nunca han engañado a la gente, porque todo lo que ofrecen o prometen lo cumplen, porque sabemos de su verticalidad, no se vale que los diputados duden de ellos como quedó de manifiesto ayer cuando en su sesión de trabajo el grupo legislativo del PRI propuso una reforma legal para que antes de la exposición de cada uno de ellos, el presidente de la Comisión respectiva (según sea la tarea de cada compareciente) le haga saber, como si le estuviera haciendo manita de puerco, que se encuentra obligado a decir verdad en la información que rinda, y como si con esa duda no lo estuviera ofendiendo ya, todavía le pregunte: “¿Protesta usted decir verdad en cuanto a la información que proporcione y a las respuestas que emita a partir de los cuestionamientos que le formulen los integrantes de este Congreso?”
A lo mejor yo he vivido y vivo en otro mundo, el de la verdad y nada más que la verdad, y no estoy enterado que existen causas para que los señores representantes populares (je je) duden de las señoras y señores secretarios de despacho, porque, ¿a causa de qué se les tiene que hacer rendir protesta de que van a decir la verdad? ¿Es que los diputados saben que los que van a comparecer son unos mentirosos o que sus antecesores lo han sido y por eso están obrando ahora por experiencia? ¿Qué no se supone que los secretarios por sí van a decir la verdad? Pienso que graves, graves estamos cuando los diputados dudan de sus mismos compañeros de partido hoy en el poder, los secretarios de despacho. Como dicen en la cantina, la duda ofende.
Pero, ni modos, ¡ay!, los secretarios de despacho tendrán que pasar por esa humillación en su comparecencia, que desde que lleguen los vean como sospechosos de que van dispuestos a mentir y por eso los harán decir el juramento de la verdad (en el juicio de Nuremberg a los principales criminales de guerra alemanes, a los testigos se les preguntaba: ¿Jura hablar sin odio ni temor, decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad?)
Ya de plano si se duda de ellos, para mayor certeza y seguridad yo propondría otras tres alternativas: una, que se les inyectara el suero de la verdad; otra, que su comparecencia la hicieran ante un detector de mentiras; la tercera, que si por las dos anteriores fallaran, tuvieran a un “especialista” policiaco o militar-naval con su respectiva botella de tehuacán y su montón de chile piquín al lado más una cubeta con agua de excremento. Ahí si no dudaría nadita que dijeron la verdad, sólo la verdad y nada más que la verdad.
De todos modos, en este medio de fantasía política que vivimos, no cabe duda, el espíritu de Geppetto rondó ayer en el Congreso. Ahora sólo falta que durante las comparecencias, a uno que otro o a una que otra les crezca la nariz.
Algo que no se le puede negar a Víctor Alejandro Vázquez Cuevas “Pipo”, precandidato panista al Senado de la República, es que desde hace ya varios meses viene realizando trabajo proselitista propositivo, sin estridencias ni escándalos, lo que hace pensar que luego de tantos años ha aprendido el oficio político y que, además, sabe que los veracruzanos están cansados de las guerras de lodo entre contrincantes que no resuelven nada.
El sábado anterior –mañana hará una semana– nuevamente lo vi en su campaña de precampaña haciendo labor de forma aceptable, participando en un programa radiofónico que se transmite en vivo desde el céntrico café de moda en Xalapa, La Parroquia, donde abordó esta vez el problema de la drogadicción, mientras su equipo agitaba banderolas con el logo blanquiazul, llamando la atención a quienes desde temprano andaban por el centro o a quienes degustábamos el sabroso lechero. Ya en otra ocasión habíamos coincidido en el lugar, y miembros de su equipo de prensa me comentaron que ese tipo de actividades lo ha realizado en otras ciudades del estado.
El Pipo, como se sabe, a la par que realiza proselitismo a su favor lo hace también para la causa de la precandidata presidencial Josefina Vázquez Mota (si yo fuera panista también me sumaría a la causa de ella y en segundo lugar a la de Santiago Creel), por lo que si ésta llega a imponerse sobre el presidente Felipe Calderón y su recomendado Ernesto Cordero Arroyo (la encuesta de Milenio al 25 de octubre le daba 49% de las preferencias contra 27 de Santiago Creel y sólo 14 de Cordero Arroyo) amarrará la codiciada candidatura.
La mañana del sábado pasado vi muy movido a su equipo de prensa (ahí anda una jovencita que en el pasado hizo su servicio social en Prensa del Gobierno del Estado entonces bajo mi responsabilidad) y no pude dejar de hacer comparación con cualquier equipo de prensa del PRI estatal o municipal actual por las atenciones de unos y el desinterés, falta de atención y ausencia total de los otros en su trato personal, lo que de no corregirse sólo influirá en un saldo negativo para el tricolor.
Algo que me ha venido llamando la atención del precandidato panista es su acercamiento con los jóvenes del estado, como lo demuestra la conferencia que a inicios de semana impartió en el Instituto Tecnológico de Veracruz sobre el tema “Liderazgo con jóvenes”, actividad en la que resaltó la presencia del presidente de la Coparmex Veracruz Luis Alberto Martin Capistrán pero también la del director general de la Cámara de Comercio del puerto jarocho Miguel Ángel Fernández Lagunes.
La presencia de estos dos es como para que en el priismo y en el propio Gobierno encendieran los focos amarillos tirándole a los rojos, pues demuestra un descuido o una falta de atención y de convencimiento con los líderes empresariales y de comerciantes, acaso dolidos todavía por aquel “bipolares” con el que los descalificó algún día el actual secretario de Desarrollo Económico Eric Porres Blesa.