Sobre la encuesta

Arturo Reyes Isidoro

Prosa Aprisa

2013-10-23

“La encuesta mencionada en el artículo es falsa, en dicho del propio Roy Campos”. Así dice un tuit que en forma muy atenta envió el secretario de Desarrollo Social (Sedesol) estatal, Alberto Silva Ramos, a propósito de “Prosa aprisa” de ayer.
Aun cuando muy brevemente, vía telefónica el ex alcalde de Tuxpan me confirmó ayer mismo que era suyo el texto. Andaba o estaba ocupado y no pudimos platicar más, aunque quedamos de hacerlo luego. Me hubiera gustado. Seguramente ya habrá oportunidad de hacerlo.
El Secretario me merece no sólo respeto sino también atención y consideración. Tengo entendido que es un hombre de medios, que sabe de medios (en el sexenio pasado llegó a sonar para la Coordinación General de Comunicación Social), una faceta muy poco conocida de él o más bien desconocida y por eso que dijera lo apuntado arriba me puso en alerta.
Tomo nota y consigno su señalamiento.
Ayer mismo, una fuente que por ahora me pidió el anonimato pero que es digna de crédito me llamó a propósito de la misma columna. Me dijo que estaba yo mal, pero en cuanto a algunos porcentajes y a la ubicación de nombres, que la encuesta existe, es real, que sí la realizó Mitofsky y que a condición de que no mencionara a la persona que la financió, me enviaría el documento completo.
De acuerdo al material que me llegó, la encuesta no se realizó entre el 13 y el 16 de septiembre, como publiqué, sino entre el 10 y el 14 de ese mes. Tiene como título “Entorno Político en el Estado de Veracruz. Imagen de Políticos en el Estado”. Fue sobre “Conocimiento” y “Opinión”, el conocimiento que se tiene de los enlistados y la opinión sobre ellos (buena, regular, mala).
Los nombres son los mismos que apunté ayer, pero los porcentajes sí difieren. Van: Héctor Yunes Landa, 51.4% de conocimiento; Miguel Ángel Yunes Linares, 45.2%; José Francisco Yunes Zorrilla, 42.5%; Dante Delgado Rannauro, 40.5%; Gerardo Buganza Salmerón, 36.0%; Alberto Silva Ramos, 19.2%; Erick Lagos Hernández, 18.7%.
En el estudio se registró el sexo de los encuestados y su edad, y por lógica se anotó el porcentaje de las personas que no los conocen.
Dado que fue un particular quien la mandó hacer, es dable pensar que algún interés muy personal tuvo para ello y que quiso saber cómo anda su gallo, alguno de los mencionados, o para escoger con quién se la juega; medirle el agua a los camotes. Eso explicaría por qué sólo a los que se mencionan se incluyó y se dejó fuera a otros.
Pero eso también me sirve para especular que los hombres de la cartera abultada, del billete en abundancia, los que siempre están listos para hacer negocios y que los querrán hacer con quién llegue, están dispuestos y habrán de financiar a sus candidatos, y que hay de aquel que aspire y no tenga su cochinito y de buena raza.
Recojo las dos versiones y las consigno. Que el lector dé los créditos.
De paso debo decir que conozco a los siete mencionados. A algunos de muchos, muchísimos años, somos incluso generacionales y a la par que ascendían como políticos yo me desarrollaba como reportero. Todos me tratan con respeto y algunos me han brindado su confianza e incluso me invitan a trabajar con ellos, lo que les reconozco y siempre tendré en cuenta.
Pero tenemos muy claras nuestras posiciones: ellos son políticos y yo hago trabajo periodístico. Ambos tenemos como propósito la sociedad, pero desde distintos enfoques. Esto, que es más personal, lo digo porque luego recibo correos electrónicos de lectores que quisieran que arremetiera contra quienes no son de su preferencia o porque obedecen a algún interés con alguno de ellos.
Incluso debo señalar que a veces uno que otro de los mismos mencionados se molesta o no le gusta que diga, que comente, que dé opiniones que no les favorecen, y a veces me llaman y con respeto pero me lo dicen, lo que de paso me cae bien, que se expresen, que no se queden con lo que piensan o sienten. No debe haber uniformidad.
Pero vamos superando las cosas. No tomo partido por ninguno. Sólo consigno el día a día. Esa es mi tarea. Busco servir a los lectores, aunque quién sabe si lo logro. Mi relación con todos es buena y espero que se mantenga. Falta mucho para la hora fatal, pero desde ahora, la mejor de las suertes. Espero irlos a saludar (y espero que me reciban, porque luego cambian y se les “sube”) a Palacio de Gobierno.
Enemigos afuera y adentro
No es fácil, nada fácil, la tarea del secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez Zurita, en su lucha contra la delincuencia y contra la incidencia de delitos, ahora en un buen porcentaje del fuero común. No es fácil porque el enemigo no está sólo afuera sino también, algunos, adentro mismo de la corporación.
Recién se supo de una trabajadora de la misma dependencia que fue víctima de sus propios compañeros. Armada de valor hizo la denuncia (de valor porque hasta denunciar hace poner en riesgo la seguridad personal), pero se sabe de otros casos más de trabajadores de la misma Secretaría que igual sufrieron algún atraco de policías y que o tienen temor de quejarse o sus propios compañeros los han disuadido de que no lo hagan por el riesgo que corren.
Sé que adentro sí preocupa la situación y que se hacen esfuerzos por mejorar el estado de cosas por lo que hace a la seguridad de los veracruzanos; incluso tengo entendido que a eso obedecieron, copiando una práctica del Ejército, todas las actividades de la semana pasada dedicadas a acercar a los policías con la población, porque se pretende ganar la confianza ciudadana; por eso incluso el propio gobernador Javier Duarte de Ochoa participó en varios actos. Por las imágenes que vi en la televisión, por lo que vi en directo y por lo que leí, fue todo un éxito.
Fue bueno que al término de esas actividades, en Pánuco se celebrara una reunión con representantes religiosos, quienes se han quejado de los robos, y que ayer tanto el secretario de Gobierno Erick Lagos Hernández como el propio Bermúdez Zurita hayan atendido a los universitarios de la zona conurbada Veracruz-Boca del Río. Es una batalla difícil, pero nunca estará por demás que se intente todo por acabar con uno de los cánceres que afectan a la sociedad.