Un mundo raro

Arturo Reyes Isidoro

Prosa Aprisa

2014-11-14

Fue José Alfredo Jiménez quien en el siglo pasado compuso la canción “Un mundo raro”. Seguramente en vida nunca se imaginó que ese “mundo raro” lo viviríamos a plenitud en el 2014.
Cuándo nos íbamos a imaginar, por ejemplo, que un informe de gobernador pasara a segundo término, por debajo de un festival deportivo.
Casi casi porque la Constitución lo obliga es que Javier Duarte de Ochoa entregará esta mañana su cuarto informe al Congreso. Si no, quién sabe.
Hasta el año pasado fue un ritual político anual de primera línea. Era el día del gobernador, así como hay el día del presidente, cuando entrega su informe y dirige un mensaje al país.
El gobernador se lucía y el acto se constituía en una pasarela de políticos. Servía para satisfacer el morbo, para ver y saber quién estaba en el afecto del “uno” y se le veía o tenía futuro político, o a quién hacía un desdén lo que equivalía a que estaba en la desgracia política.
¡Ah, aquéllos tiempos! Quien no recuerda el derroche y la ostentación de Rafael “Rafaelito” Murillo Vidal, de Rafael Hernández Ochoa, de Agustín Acosta Lagunes, de Fernando Gutiérrez Barrios, hasta Dante Delgado Rannauro, quien acabó con aquéllas faraónicas manifestaciones populares.
Hubo una época, para que lo sepan las nuevas generaciones, en que el gober se tiraba un rollo de informe de muchas horas, de tres para arriba y un diputado local designado por dedazo le daba respuesta a nombre del pueblo. El diputado resultaba un chingón si se arrastraba verbalmente mejor que otros en años anteriores (no muy lejos de lo que hoy vemos).
Antes de Murillo Vidal, por ejemplo, Fernando López Arias, “boca chueca” (así le decían porque, en efecto, tenía la boca un poquito chueca), se lucía diciendo que una escuela había costado trescientos cuarenta pesos con veinticinco centavos. ¡Siempre mencionaba los centavos! y nuestros abuelos se lo creían.
Después venía el besamanos. El gobernador, cual emperador romano, se trasladaba a la sala de banderas del palacio de gobierno y ahí recibía el saludo de cientos de personajes que hacían una cola kilométrica, que tardaba horas en pasar, pero que valía la pena porque podría significar algún favor, alguna chamba, alguna concesión.
Hubo años en que después venía un banquete donde sobraba la comida y corría el licor a placer. Qué años aquéllos. Un incidente en la entonces nueva Casa de Artesanías, que involucró a un famoso periodista de entonces, en el gobierno de Hernández Ochoa, acabó con ese fasto.
Este viernes, ¡ay!, la entrega prácticamente será un acto de pisa y corre, en petit comité, Duarte, sus más cercanos colaboradores y los diputados. Todo, en no más de una ahora.
(No estará presente el presidente de la Junta de Coordinación Política, Juan Nicolás Callejas Arroyo, porque en días pasados tuvo una afectación de salud bastante delicada, que hace pensar que tardará en reintegrarse y que alguien podría entrar en su relevo en el cargo. A Juan Nicolás, mi abrazo y mis mejores deseos de que supere esta difícil prueba.)
Pero, decía, qué mundo más raro. Los Juegos Centroamericanos cuidado que han sido foco de críticas, más que los Juegos en sí, su organización y sus organizadores y los recursos económicos que han implicado.
A veces ha quedado la idea de que algunos quisieran que todo saliera mal. La demora para la conclusión de las instalaciones sirvió para alimentar la especulación. Lo que me llama la atención es que, no obstante la crítica en la prensa, me consta que hay una gran demanda de boletos incluso de quienes criticaron la celebración.
La demanda es no sólo para el acto inaugural de esta noche, sino para las competencias. Incluso en Córdoba los propios volibolistas de la selección nacional se quejaron de que ya no encontraron boletos para sus familiares y amistades que venían o vienen a tratar de verlos jugar, según publicó ayer El Buen Tono.
Se sabe que desde antenoche y ayer empezaron a llegar jóvenes de Guerrero, Oaxaca, Michoacán y otros estados, especialmente a Xalapa y al puerto de Veracruz. Que protesten, sí, pero que no caigan en actos violentos. Anoche cuando redactaba estas líneas me llegó un audio que estaba circulando en el puerto de Veracruz donde se escucha a una mujer alertando. Que se sepa, las autoridades han previsto cualquier contingencia. En su solidaridad con las familias de los 43 normalistas, los apoyamos; si quieren causar desorden, al menos, yo no.
Pero, se criticaban los Juegos y ahora resulta que hay inconformidad porque ya no hay boletos. Qué cosas.
Pero en este mundo raro, me llamó la atención una nota que publicó ayer el diario ABC de España. Resulta que ha sido puesta a la venta la casa de Don Vito Corleone, sí, la casa ni más ni menos que de El Padrino, el poderoso jefe de la mafia y que hiciera famoso el director de cine Francis Ford Coppola, una joya maestra de la cinematografía estelarizada por Marlon Brando, primero, y por Al Pacino, después.
Pues la mansión de Staten Island, en Nueva York, tiene un precio que ronda los 3 millones de dólares. “Una mansión de auténtico lujo sólo al alcance de los fans más adinerados”, dice la nota.
Pues en qué poca agua se ahogan los gringos. Acá en México no nos la echamos de adinerados pero podemos pagar mansiones de hasta 86 millones de pesos, 7 millones de dólares, más del doble de la que vale la de El Padrino, como la Casa blanca del matrimonio Peña Nieto-Rivera, que, según la Presidencia, la señora Angélica Rivera está pagando en abonos.
La de Don Vito Corleone cuenta con 24,000 metros cuadrados, tiene cinco dormitorios, siete cuartos de baño, un gimnasio, una sala de juegos y una cocina “para morirse”. Tiene también cuatro garajes, dos oficinas y una piscina de agua salada de granito.
Pero agárrense gringachos que ahí les vamos. Ni crean, chiquitos, que nos morimos de envidia.
La casa presidencial tiene estacionamiento subterráneo, planta baja y nivel superior con tapancos. Un elevador conecta todos los niveles. El jardín tiene sala y comedor techados. En un inicio, la azotea tenía jacuzzi y bar, pero la casa ha sido modificada en esta área.
La planta baja tiene piso de mármol. En el primer piso, están las recámaras: en un ala están seis para los hijos de la familia, mientras que en la otra está la habitación principal con vestidor, baños separados y área de spa.
El color blanco cubre toda la casa, la cual tiene un sistema de luces para crear ambientes: puede tornarse rosa, naranja o violeta. Desde la calle pueden observarse las dos palmeras que crecen en el jardín.
Mundo raro, ¿no? Antes, cuándo nos íbamos a poder poner de tú a tú con los gringos, cuándo. ¿Quién dice que Prospera no prospera?
Que tengan buen informe de gobierno, que disfruten de los Centroamericanos y el puente. Si puedo estaré aquí el lunes, si no, hasta el martes.
¡Ah! Por cierto, pronta recuperación al exalcalde de Xalapa, exsecretario de Desarrollo Económico y ex diputado local, Armando Méndez de la Luz, quien se recupera en su domicilio de una intervención quirúrgica. También al colega Raymundo Jiménez, que se acabe de recuperar.