PINCHES PRIÍSTAS

No se vale. Si bien es cierto que elementos de la Marina nacional hacen esfuerzos por detener a los miembros del crimen organizado y manifiesten que sus acciones se basan en ejercicios de inteligencia y hasta se habla que trabajan unidos con la DEA y el FBI, organismos policiacos de los Estados Unidos, entonces no se puede comprender que se volvieran a equivocar y entraran a varios domicilios sin órdenes de cateo, entre ellos la del notario público de Xalapa, Miguel Ángel Díaz Pedroza.

Si bien ayer jueves 8 de septiembre se hablaba del golpazo de la Marina al crimen organizado al desmantelar equipo de radio comunicaciones en el norte y centro de la entidad, y se le agradeciera su vigilancia en los alrededores de Xalapa, hoy tengamos que escribir una condena contra la misma Marina, héroes ayer y hoy condenados.

Todos los ciudadanos son iguales y por igual a los que sufran de los atropellos de las fuerzas armadas del país, que por el motivo que sea, se violen los derechos humanos que han costado vidas desde la Revolución Mexicana, hasta la lucha de los ferrocarrileros, los doctores y el movimiento estudiantil de 1968.

Entre los que le tocó que se metieran a su casa encapuchados, fuertemente armados, fue al “pinche priísta “Miguel Ángel Díaz Pedroza, originario de Achotal, congregación del municipio de San Juan Evangelista. Su familia está muy ligada a la del presidente Miguel Alemán Valdés, originario de Sayula de Alemán.

Desde muy joven fue cobijado, como otros veracruzanos, por Doña Tomasita Valdés, originaria de Oluta, madre del presidente (tía abuela del actual del presidente del IFE, Leonardo Valdés Zurita) quienes los querían como sus parientes ya que viviendo en la Ciudad de México, recordaba con ellos el terruño ubicado en el sur de Veracruz.

Hay una anécdota que proviene de los quehaceres de la región cercana a la ciudad de Acayucan. Un día los ganaderos Azamar y sobrinos de Doña Tomasita, tomaban en un bar de Oluta, pero los primeros al calor de las copas matan a dos sobrinos de la madre presidencial. Era la tierra del presidente y tenía que poner un ejemplar castigo a los que se atrevieran a meterse con su familia.

Un buen día llegaron los soldados al rancho de los Azamar, ubicado a un costado de la carretera antigua de Acayucan a Minatitlán, deteniendo a los responsables de los homicidios y colgados en un árbol de Oluta como ejemplo para los demás. Saliendo de la presidencia Miguel Alemán, se dedicó a impulsar el turismo en especial al puerto de Acapulco.

Puso un centro de atención a sus paisanos y creó la fundación Miguel Alemán. Mientras vivió, Alemán metía las manos en la política estatal, pero en especial en el sur de Veracruz donde su primo era el cacique Amadeo González Caballero. A la fundación llegaban sus paisanos a pedirle favores y cuando se enojaba de una injusticia, manifestaba a los responsables que le pararan a sus acciones o si no les pasaría como a los Azamar.

Así que la vida de Díaz Pedroza estuvo llena de historias y saber los hilos del poder desde muy joven, estudiando abogacía en la UNAM, creando una asociación de estudiantes de veracruzanos en el Distrito Federal. Después se incorpora como funcionario de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.

Llega a Veracruz gracias a que asume la gubernatura Agustín Acosta Lagunes, hermano de Doña Paquita, la secretaria del presidente Alemán, originarios de Paso de Ovejas, cuyos padres fueron los dueños del ingenio La Gloria. Fue director de Patrimonio del estado. En 1986, fue electo Diputado Local por el distrito de Acayucan y presidente de la H. Legislatura. Llega a la Secretaría General de Gobierno en el cuatrienio de Dante Delgado.

Deja el cargo en noviembre de 1992, pero fue acosado por el nuevo secretario de Gobierno, Miguel Ángel Yunes Linares, quien lo quería involucrar en las ventas de placas de taxis; no obstante, Díaz Pedroza decía que no huía y estaba a disposición de Yunes a la hora que quisiera. Cuando el originario de Soledad de Doblado renuncia a la Secretaría de Gobierno por irse de nuevo a la Presidencia del PRI, Miguel Ángel Díaz manifestó que por fin se podía tomar un café sin que lo espiaran.

Yunes Linares regresaba al PRI estatal en busca de la gubernatura pero perdió en las elecciones municipales 107 municipios de 210 y renuncia. Para enojo del “choleño”, en 1998 llega a la gubernatura Miguel Alemán Velasco y la tranquilidad del originario de Achotal. Por dos años, Díaz Pedroza se dedicó a su notaría pero en el 2000 fue electo nuevamente diputado local en aquel histórico periodo que duraron en el cargo 4 años.

En el gobierno de Fidel Herrera Beltrán, Díaz Pedroza combinó su notaría con la participación como presidente de la asociación política “Vía Veracruzana” y fue presidente del Colegio de Notarios. Tiene apenas unos días que Miguel Ángel Díaz Pedroza fue nombrado por la Legislatura Estatal como secretario ejecutivo del Instituto Veracruzano de Acceso a la Información.

Este jueves 8 de septiembre cuando los marinos como delincuentes encapuchados se meten a su domicilio, le encuentran dos armas las que constitucionalmente puede tener en su casa cada mexicano, además que estaban registradas, por lo que más molesto a los “encapuchados” tirando los permisos dados por la Secretaría de la Defensa Nacional, a quienes los marinos no les guardan muchos afecto y despectivamente tiran el documento y manifiestan: “Pinches priístas”.

Miguel Ángel Díaz Pedroza, nació, creció, se desarrollo y maduro en la política. Su carácter suave, inteligente, está acostumbrado a las crisis y no logran sacarlo de sus casillas tan fácilmente. Ante el allanamiento no se quedará callado, porque tiene un fuerte carácter.

Todo esto le pasa a Don Miguel por ser un “pinche priísta”.

¡Uuuufff!, dijera Víctor López Nassar, originario de Jáltipan y sobrino del político sureño Fernando López Arias, oriundo de Jesús Carranza, cuya salida a la carretera federal está casi enfrente de Achotal. López Arias, líder del PRI, diputado, senador, procurador de la república y gobernador de Veracruz, además para variar amigo del presidente Miguel Alemán.

El respetable político Miguel Ángel Díaz Pedroza, debería escribir un libro con el título: “Por ser un pinche priísta, me violaron… mis derechos humanos”. Lo anterior se dice porque tiene una memoria extraordinaria y un humor fuera de serie.