Angustia por la inseguridad

ÁNGEL ÁLVARO PEÑA

ALMA GRANDE

2019-07-03

La inseguridad es el principal problema de los mexicanos desde hace más de 30 años. Por primera vez en ese lapso la gente confía en las instituciones encargadas de atacarla; los propios delincuentes así respondieron en Tabasco, cuando supieron que la Guardia Nacional iría a esa entidad.

Si los delincuentes no tuvieran conocimiento de que las autoridades van con todo para combatir los diferentes delitos que se desprenden del crimen organizado, no hubieran respondido de la manera en que lo hicieron.

Desde luego que no es la mejor manera de darle credibilidad a las intenciones de la Guardia Nacional y del Gobierno federal, pero es una manifestación que expresa la preocupación de la delincuencia organizada porque sabe que ahora no habrá complicidades con ningún tipo de autoridades ni podrán comprar silencios o simulaciones.

Otra muestra de que hay confianza y va muy en serio la lucha contra los delitos de toda índole, es que se denuncian prácticamente todos los agravios a la sociedad, lo que antes no se hacía por miedo.

La población se siente protegida ante la puesta en marcha de la Guardia Nacional. Es en la denuncia donde se refleja la confianza en las instancias encargadas de proteger a los mexicanos.

Es por ello por lo que oficialmente pareciera que los delitos aumentan; sin embargo, no hay un parámetro real para medir la inseguridad en el pasado, dado que la mayoría de los delitos no se denunciaban por falta de confianza. Ahora la situación es diferente; de ahí que se diga que la delincuencia rompe récord, y la verdad es que ahora no se ocultan los datos oficiales como antes sucedía, y esto es parte del principio de confianza que la población advierte con el Gobierno actual.

Es decir, no hay referencia para hacer comparaciones entre los niveles actuales de delincuencia y los del pasado; sin embargo, para la oposición, en el país se vive una catástrofe en materia de inseguridad, lo cual no es real, sino un arma ficticia que se utiliza para intentar desgastar a la administración actual.

Desde luego, la Guardia Nacional surge con un proceso estratégico al que le temen desde ahora; falta ver los resultados en la aplicación, y esperemos que no pase lo mismo que con el Mecanismo de Protección a Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, donde a pesar de las buenas intenciones, siguen cayendo comunicadores a lo largo y ancho del territorio nacional.

Aquí el problema radica en que, ante una nueva estrategia de protección, los funcionarios encargados de aplicarla siguen siendo los mismos del sexenio anterior, y esto anula cualquier propósito de transformación de la urgente y necesaria protección a los comunicadores del país.

La gente confía en la Guardia Nacional, seguramente tendrá éxito porque toda la estructura policial se cambió. No se permitió en su conformación a los emisarios del pasado que, si bien pueden tener muy buenas intenciones, también pueden tener consignas que echen por la borda los propósitos de darle la tan esperada seguridad a los mexicanos.

Por un lado, la mayoría de la gente tiene confianza en la Guardia Nacional; por el otro, los periodistas todavía tenemos nuestras dudas sobre un problema que también interesa a todos los ciudadanos: la seguridad de la integridad física de los periodistas.

angelalvarop@hotmail.com