Poder presidencial

JAVIER ROLDÁN DÁVILA

La insoslayable brevedad

2019-10-31

Se le debe medir el agua a los camotes para no acabar con el tubérculo como supositorio Corría el sexenio de José López Portillo cuando dos miembros del EMP se presentaron en ‘El Norte’ y encararon a Alejandro Junco, el señor presidente lo quiere ver ¿cuándo?, se va a México con nosotros. Junco apenas pudo avisar al editor y fue trasladado a Los Pinos.

Antesala de dos o tres horas, entra furioso López Portillo y grita ¡te voy a partir la madre! Con azoro el periodista no sabía que decir. Mauricio Fernández de la Garza ataca mucho a mi mujer y el responsable eres tú porque lo publicas, así que arréglalo o te atienes. De regreso a Monterrey platica con su colaborado quien le pregunta que piensa hacer, no sé, han sido años de trabajo para lograr prestigio y si veto a Mauricio me destrozan, pero es una amenaza muy grave, sí, lo tengo claro, pensaré en algo.

Al otro día llega la nueva colaboración de Fernández, en la que literalmente llama prostituta a Carmen Romano, el editor lo busca y antes de que diga algo, un colérico Mauricio le advierte que no piensa quitar el adjetivo y que si lo prefiere no lo publique, pero que nunca más colaboraría con el rotativo. ¡Lotería!, lo cuenta a su jefe y se acabó, se fue sin bronca.

Al tiempo, el director pide cita con el Tlatoani, lo recibe y le dice que el incómodo analista ya no publica en ‘El Norte’, ya lo sabía le dice el presidente y te reitero, prefiero hacer cualquier cosa a discutir con mi mujer, incluso proceder contra ti. Por cierto Alejandro, antes de hablar contigo consensé con la elite regiomontana y nadie abogó por ti, nos vemos.