HOMOFOBIA Y EMILIANO ZAPATA
Juan Salomón
BREVES DE AGUARENA
2019-12-18
A propósito de la polémica por el cuadro de Emiliano Zapata del pintor Fabián Cháirez, expuesto en el Palacio de las Bellas Artes en México, narraremos algunos casos de la vida real relacionados con uno de los temas más tabúes de la actualidad:
1.- Había dos amigos –uno ya falleció—que ocupaban la mayor parte de cualquier tertulia hablando de homosexualismo. No dejaban títere con cabeza,
para ellos todo mundo era gay. Mitad en broma, mitad en serio los demás les replicaban que en el fondo ambos eran homosexuales reprimidos y que por eso se pasaban el tiempo criticando de manera enfermiza a las personas por sus preferencias sexuales.
2.- Había un prominente hombre de negocios que aborrecía a los homosexuales y no lo ocultaba. Era apuesto, seductor, conquistador de mujeres. Contrajo matrimonio dos o tres veces y fue padre de varios hijos. El menor de sus vástagos le confesó un día que era gay y que le hiciera como quisiera. Para el empresario fue un duro golpe que no superó por el resto de su vida. Aunque amaba a su hijo, lo reprendió, le infligió severos castigos, lo llevó con médicos para que lo “curaran” y finalmente se dio por vencido. Poco a poco se distanciaron. El muchacho, muy inteligente y estudioso, se fue a trabajar a otro país y murió alejado de su familia.
3.- Otro padre de familia de posición económica modesta también se burlaba con crueldad de los gais. Se jactaba de ser valiente, parrandero y mujeriego “como Juan Charrasqueado” y de regar hijos “por donde quiera, como Gabino Barrera”. Con una de las muchas mujeres que procreó hijos, tuvo uno que era exactamente lo contrario, pero eso sí, educado, amable, honesto, generoso, talentoso y excelente bailarín. Casi muere infartado al enterarse de la preferencia sexual de su simpático hijo y lo consideró un castigo divino por su homofobia. Nunca se recuperó y murió amargado.
4.- Había un hombre que deseaba tener un hijo varón. Fue niña su primera y única hija. Su obsesión lo llevó a vestirla desde bebé como hombre y enseñarle toda clase de ejercicios y trabajos rudos. Con el correr de los años, la guapa mujer se relacionó con luchadores sociales y organizaciones lésbico-gay y triunfó en el mundo de la política. La familia, conservadora de las tradiciones, las buenas costumbres, la religión y la moral, no aprobaba en el fondo la conducta de la hija pero la apoyó con infinito amor en todas sus decisiones.
Así que no se escandalicen por la pintura del Zapata afeminado. Lo único criticable aquí es que el emblemático héroe revolucionario es difunto y no puede ya levantar la voz y decir con franqueza si es falso o verdadero lo que plasma el artista.
Quien sea gay que lo acepte, que no se avergüence ni se esconda.
Y quien no lo sea, pues que tolere, no se mofe ni ataque a las personas de preferencias distintas.
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