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Conforme van pasando los días, del encuentro entre Alejandro Moreno Cárdenas, con ex presidentes del PRI y el senador Osorio Chong, el diagnóstico se confirma, el ex partidazo no tiene remedio.
Resulta que, entre los trascendidos de la reunión, destaca que a cada comentario que se hacía sobre el desprestigio del actual titular del CEN, éste contestaba, de campechana forma: y tú ¿no tienes cola que te pisen?
Justo, ese es el meollo de la crisis del tricolor ¿quién o quiénes gozan de la suficiente autoridad moral para sacar, al otrora invencible, de la barranca?
¿Manlio? ¿Gamboa? ¿Beatriz? ¿Roque? ¿Madrazo? ¿Dulce María? ¿Ruiz Salinas?
En realidad, no se vislumbra un liderazgo nuevo, propositivo, autocrítico, que haga surgir de sus cenizas al partido insignia de la lucha revolucionaria, desvirtuaron a tal grado su quehacer, que ahora se encuentran entrampados, su propia historia los condena, en lo individual y en lo colectivo.
Queda claro, que hay cientos de militantes priistas que son gente honesta, sin embargo, bajo la premisa de político pobre, pobre político, es difícil encontrar un dirigente, en cualquier nivel, que no se haya enriquecido en forma ilícita, abusando de los puestos desempeñados.
El priismo del nacionalismo revolucionario, tenía ciertas formas de control que, aunque no desaparecía la corrupción al cien por ciento, evitaba los latrocinios tipo sexenio Peña Nieto, además, apoyaban, razonablemente, las causas sociales.
Fueron, justamente, los Frankenstein que conformaron el llamado Nuevo PRI, los que hicieron de la corruptela política pública y, para mitigar su exacerbada ambición por el dinero, socavaron el endeble Estado de Bienestar que se había construido.
No es broma, antes de cualquier cosa, deberían comenzar por pedir perdón.
