Las chicanadas de Duarte

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Bernardo Gutiérrez Parra

Desde El Café

2022-11-22

Pongamos las cosas en su justa dimensión. Javier Duarte va a pasar a la historia como el saqueador más grande que ha tenido Veracruz en los últimos años. Aun siendo gobernador la Auditoría Superior de la Federación documentó decenas de delitos y presentó denuncias penales por irregularidades durante su gestión.


Se le acusó entre otras cosas de peculado, malversación de fondos y robo al erario por miles de millones de pesos. Agregado a lo anterior, el portal de noticias Animal Político documentó el uso de una red de empresas fantasma para desviar recursos públicos. “Si lo agarran no saldrá del bote” era la opinión casi unánime.  


Pero cuando andaba a salto de mata un político tuxpeño profetizó: “Javier la supo hacer porque robó miles de millones, huyó, lo van a detener, se acogerá al criterio de oportunidad, devolverá una piscacha de lo que se robó, le harán un juicio abreviado y lo condenarán máximo a diez años, con lo que saldrá libre al cumplir la mitad de su condena”.


Y a excepción de que sigue en prisión, lo demás se cumplió con profética precisión.


¿Qué ganó Duarte con un juicio abreviado? Muchísimo; de entrada se ahorró un tardado y tedioso juicio oral que lo hubiera condenado mínimo, a 25 años de prisión. El juicio abreviado lo puso tras las rejas por nueve años y le ordenó pagar 58 mil pesos de multa.


Si bien devolvió varios ranchos, parcelas, terrenos y departamentos, le quedó dinero de los 1,650 millones de pesos obtenidos con recursos de procedencia ilícita y asociación delictuosa, delitos de los que fue el autor material, según el juez de la causa.


¿Es todo lo que se robó? No, es apenas una parte.


Y algo inexplicable; el fallo no lo inhabilitó para volver a ocupar cargos públicos, por lo que si se le pega su gana puede ser nuevamente candidato a gobernador y otra vez gobernador. Pero…


La semana anterior la Fiscalía General de Veracruz interpuso una demanda en su contra por desaparición forzada de un elemento de la Secretaría de Seguridad Pública.


En entrevista con Manuel Feregrino, Duarte calificó de “chicanada” judicial la denuncia ya que tenía programada una audiencia para el 23 de noviembre que le daría la oportunidad de presentar su beneficio preliberacional, y con esta medida ya no puede obtener ese beneficio.


Pero aclaró: “En esta audiencia se me vincula a proceso no por desaparición forzada. Subrayo, no por ordenar o haber participado en la desaparición forzada de persona alguna, sino por haber entorpecido en una investigación ministerial. Incluso durante la audiencia le pregunté de manera directa a la fiscal si se me señalaba de haber cometido ese delito (desaparición forzada), y ella respondió claramente que no”.


De acuerdo con mi paisano y amigo profeta, es probable que dentro de poco Javier Duarte recobre su libertad porque su acusador; Gilberto N, ex director de Servicios Periciales, demostró que la acusación le fue sacada mediante tortura. Y quienes fueron acusados de participar en esa desaparición están libres, por lo que Javier debe seguir el mismo camino.


“Pero aparte de esa, lo acusan de decenas de desapariciones” le dije. “Sí ¿y las pruebas? Éstas deben ser sólidas y no de oídas. No se te olvide que ni la actual fiscal ni el anterior Jorge Winckler, saben hacer carpetas de investigación; de ahí se han agarrado los abogados para que los jueces pongan en libertad a sus defendidos”.


Y subrayó: “Te aclaro, no estoy defendiendo a Javier Duarte. Todos sabemos que es un bandido que robó millones de pesos, pero no hay pruebas sólidas que lo señalen como autor de ese multimillonario atraco. El tipo la supo hacer”.


Conclusión, lector; si la FGE le hizo una chicanada a Javier, éste se chicaneó a los veracruzanos porque los millones que tanto él como sus secuaces se birlaron se perdieron de manera irremediable. Apenas regresó un tanto así de ese dineral y como le dijo a Feregrino, saldrá libre más temprano que tarde.


Y en cuando a los desaparecidos, se necesitarán autoridades judiciales más honestas, competentes y responsables para dar con ellos y encerrar a los culpables de su desaparición. Pero para que esto se logre pasarán muchos años.


Qué impotencia, caray. 


 


Valientes mensajes


El domingo 13, el mero día de la marcha contra la Reforma Electoral, el Arzobispo de Xalapa, Jorge Carlos Patrón Wong, alertó a su grey sobre los falsos profetas. “Nos ofrecen respuestas fáciles y rápidas dividiéndonos, son personas que nos engañan porque nos alejan del amor, de la caridad, de la paciencia, del trabajo para los demás. Quien viene a dividir a los mexicanos nos engaña, somos hijos del mismo Dios y de María de Guadalupe, que no nos divida nadie, por ninguna razón, fuera los falsos profetas…”.  


Esto le pegó en el estómago a Andrés Manuel López Obrador que al día siguiente en su mañanera, puso a la Arquidiócesis de Xalapa en la lista de quienes asistieron a la marcha en la Ciudad de México (lo que no fue cierto) y dijo que los iba a acusar con el Papa Francisco.


Pero el Arzobispo Patrón Wong no se intimidó. Sabedor de que no sólo el Poder Ejecutivo anda mal sino también el Poder Judicial, este domingo dijo: “Como lo vamos a hacer en todas las partes de México, vamos a orar nosotros por el sistema judicial, por el Poder Judicial. Hoy en México necesitamos una justicia verdadera, una justicia que sea para todos, sin corrupción, favores, sin preferencias a algunos”.


Gran verdad; la justicia en el país, pero concretamente en Veracruz es vomitiva: abusos de autoridad, detenciones arbitrarias, desapariciones forzadas, fabricación de delitos y por consiguiente de culpables y un largo etcétera. Eso lo saben muy bien los encargados de procurar la justicia en la entidad y nada hacen por mejorarla.


Quien sí asistió a la marcha pero en Xalapa, fue el padre José Manuel Suazo, vocero de la Arquidiócesis, que este fin de semana escribió en su comunicado dominical:


“Vivimos en un mundo donde predominan muchas formas de egoísmo, de violencia, sed de ganancia, búsqueda de éxito y de poder. Muchas veces quienes alcanzan el poder terminan sirviéndose de él en beneficio propio y se olvidan de los demás. Renuncian a valores éticos y corrompen sus conciencias aunque lo que hagan sea irracional, antinatural y atente contra el bien común. Lamentablemente el abuso del poder es una cosa cotidiana que no se ha podido erradicar. Esta forma de ejercerlo va acompañada de corrupción e impunidad”.


Valientes mensajes sobre los que hay que reflexionar profundamente.


bernardogup@hotmail.com