Pepe, por la reconciliación
Arturo Reyes Isidoro
Prosa Aprisa
2014-05-14
Manuel Bernardo Aguirre fue gobernador de Chihuahua en el siglo pasado, en tiempos del presidente Luis Echeverría. A él se atribuye aquella frase de “ni nos beneficia ni nos perjudica, sino todo lo contrario”.
Este sinsentido político bien se podría aplicar al senador José Francisco Yunes Zorrilla, “Pepe” Yunes como mejor lo conocemos, quien acaba de declarar que con respecto al proceso sucesorio, no son tiempos ni para encartar ni para descartar la aspiración de nadie.
De acuerdo a una nota informativa de Noemí Valdez, de Notiver (13/05/14), dijo que la efervescencia la alientan los medios informativos, ante lo que cabe preguntar: ¿los medios?, ¿y no ha sido Héctor Yunes Landa quien ha andado declarando que sí quiere y que va a ser el nuevo gobernador?
Pero lo relevante de su declaración, a mi juicio, es cuando señala que el estado “requiere de reconciliación”, porque “han sido muchos años de mucha confrontación”, por lo que pidió dejar atrás las confrontaciones.
Porque es un político prudente y que gusta de guardar las formas políticas, Pepe se niega a hablar, por ahora, de su aspiración, pero es indudable que está trabajado en ello, encubierto en su función legislativa.
La reportera le preguntó sobre su relación con Héctor y con Miguel Ángel Yunes Linares, con quienes comparte apellidos. Como respuesta, no tuvo empacho en volcarse en reconocimiento hacia los dos, quienes además son sus competidores en la carrera por la gubernatura, uno de ellos, además, su oponente partidario.
“Héctor Yunes es un gran senador de la República, es un hombre que en lo personal aprecio y respeto mucho (le dice tío), me consta el trabajo que realiza desde el Senado; en el caso particular del licenciado Miguel Yunes Linares (también le dice tío), hay aprecio en lo personal, en ese sentido y en ese ánimo me parece que es una de las trayectorias políticas más largas que hay en vigencia en Veracruz. La relación es de gran familiaridad, de gran respeto, pero no hay consanguinidad; hay amistad y mucho respeto”.
Cuando Pepe habla de reconciliación, de ya basta a la confrontación, está siendo congruente empezando con sus rivales políticos, con los que tarde o temprano, si los otros se empeñan en llegar a Palacio de Gobierno, terminará confrontándose, si no es que se le suman si llegan a confirmar que sus posibilidades de suceder a Javier Duarte de Ochoa son reales e irreversibles.
Pero creo que el senador Yunes Zorrilla interpreta muy bien el sentir de la mayoría de los veracruzanos que se sienten rehenes y que pagan las consecuencias de un pleito que se inició en el plano personal y que creció a nivel de grupos, pero que no les va ni le viene, y que en cambio muchas veces frena el bien colectivo.
A la distancia, el ex alcalde de Perote, ex diputado local y federal y ex dirigente estatal del PRI, deja entrever ya cómo sería su comportamiento político-personal si llegara a la gubernatura: de conciliación y de reconciliación, de rechazo a la confrontación, lo que traería la unidad.
En mis 44 años como periodista que cumplí el día 10 de este mes, he visto correr mucha agua bajo el puente. Si Dios me deja vivir unos cuantos años más, quizá me toque ver los abrazos que le darán quienes ahora insultan y combaten a Miguel Ángel Yunes Linares cuando éste irrumpa con su “sobrino” Pepe o con su primo Héctor en el Palacio de Gobierno en 2016.
Yo soy de los que piensa –y en meses pasados se lo dije en corto a Elízabeth Morales García– que si Enrique Peña Nieto sigue haciendo las cosas bien y Pepe o Héctor llegan a la gubernatura, Miguel Ángel podría estar de vuelta en el PRI y junto con él sus hijos.
Es la política, por encima de los intereses personales, de nuestros gustos o preferencias. Por lo pronto, a Pepe lo anima el espíritu de reconciliación. Demos tiempo al tiempo.
La reacción de Charleston
Con un gran encabezado, el diario Notiver publicó ayer en su primera plana que los préstamos de Veracruz ascienden a 85 mil millones de pesos y que se pagarán hasta el año 2037. Un cuadro con cifras y datos acompañó la información. Anteriormente había dado otra nota sobre un nuevo préstamo.
Por la noche de ayer mismo, en forma indirecta el secretario de Finanzas y Planeación, Fernando Charleston Hernández, respondió mediante un boletín de prensa.
Según dijo, Veracruz no está en quiebra y su deuda pública asciende a 41 mil millones de pesos. En el cuadro del periódico se dice que la información es de la Secretaría de Hacienda, mientras que el titular de la Sefiplan también pide verificar la información a través del portal de transparencia de la SHCP.
Agregó que al reestructurar la deuda, el Gobierno del estado se autoimpuso covenants, esto es, convenios donde no se permite contratar más deuda, para seguir saneando las finanzas. “Son convenios que no permiten aumentar el gasto corriente, y esto lo ha visto muy bien no sólo la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), con la que hay comunicación seguida y directa, sino también las calificadoras como la agencia calificadora internacional Fitch Ratings”.
Creo que un hecho relevante es que no niega que se deba y que digas que la deuda asciende a 41 mil 149 millones de pesos, y, según afirma, la deuda pública no impacta en las participaciones federales porque llegan en tiempo y forma y que la información sobre el estado de las finanzas del estado se envía periódicamente a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
El diario hace lo suyo, y es saludable que se dé respuesta, pues eso es lo quiere el contribuyente, tener elementos para formarse la opinión que mejor le parezca; bien que lo haga el propio secretario del ramo, pues sin duda es quien tiene toda y la mejor información, pero además es quien tiene la obligación de informarnos. Lo saludable de este ejercicio es que se responda con declaraciones y no con descalificaciones ni con amagos o agresiones como se estiló en el pasado reciente. Eso mismo es lo que deben hacer los demás secretarios de despacho con respecto a los cuestionamientos en sus respectivas áreas.
Ojalá y de aquí en adelante esa sea la tónica con respecto a los medios, e incluso que no se espere a que haya señalamiento para que se reaccione e informe. Por lo pronto, ya es un avance.