¿Y POR QUÉ NO AMÉRICO A LA GUBERNATURA?
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Pablo Jair Ortega
Columna sin nombre
2015-11-13
Algo le pasó a los políticos y periodistas veracruzanos en la visita de Peña Nieto a Xalapa, que estaban todos confundidos.
“¿Tu viste una señal? ¿Alguna señal? ¿Qué señales viste?”, las preguntas más comunes de los grillos ante lo que pensaban que iba a ser un descarado acto de espaldarazo y destape del presidente para bendecir al candidato a la gubernatura.
Una lástima, pena ajena, quienes fueron al evento por mera curiosidad y desprecian la importancia del Clúster Científico y Tecnológico BioMimic del Instituto Nacional de Ecología (INECOL), destinado a buscar soluciones a problemas ambientales, agropecuarios, forestales e industriales, a través del desarrollo de fármacos o alimentos, insecticidas y plantas resistentes a plagas y enfermedades.
Por la solemnidad que caracterizan a los eventos de la Presidencia, la visita del titular del Ejecutivo debió enfocarse en la relevancia de lo que se inauguró: uno de los centros científicos más importantes de América Latina. La ciencia quedó muy por encima de la grilla y por eso se veía notablemente emocionado Martín Aluja, director del INECOL.
Según los presentes, sí hubo señales, pero nada que indicara o diera esperanzas a los actores políticos para definir su nueva “lealtad” y saber a quién apoyar.
Por ejemplo, algo inusual fue que a su arribo, el presidente llegó con su helicóptero a un campo del Instituto Nacional de Ecología, donde fue recibido por el gobernador Javier Duarte (es decir, no viajó con el mandatario estatal) y lo primero que hizo fue acercarse a un pelotón de soldados para saludarlos en su calidad de comandante en jefe y tirarles un rollo de agradecimiento por “Mover A México”. De ahí se dirigió al recinto.
Ahí en la entrada estaban los alcaldes tanto de Coatepec como el de Xalapa. El presidente iba saludando y caminando, cuando de pronto se detuvo y le dio una notable deferencia al alcalde xalapeño Américo Zúñiga, a quien le dedicó varios minutos dirigiéndose personalmente a él. A su lado, el gobernador sólo observaba.
Y es que Américo, con eso de sus organización de alcaldes de capitales de todos los colores, además de los nombramientos o distinciones que ha tenido como promotor y gestor ante instancias para el bloque de alcaldes veracruzanos, ha “puebleado” en el altiplano. Hay incluso fotografías recientes donde el alcalde xalapeño se ha reunido o por lo menos saludado al presidente.
Al final del acto, a otro que le sacudió la mano y cruzó algunas palabras en breves instantes fue al secretario de Gobierno, Flavino Ríos Alvarado… ¿Otra señal?
Con el gober, dicen los presentes: normal, seco y micro distante, pero distante. Podríamos decir que institucional, como parte del protocolo oficial… Y ya.
Los grillos andaban desesperados porque querían una señal clara, frente a todos, pero el presidente andaba metido en lo suyo: en la inauguración de un edificio ofrendado al saber; por lógica no podían haber fotos de aspirantes a la gubernatura de Veracruz y prevaleció la ausencia de senadores y dirigentes partidistas.
Pero el detalle del apapacho a Américo no fue omiso para muchos; en una de esas se da una sorpresa y todo mundo a tragarnos las especulaciones.
A lo mejor el mensaje es ese: todavía no hay nada para nadie y nadie debe cantar victoria. Lo que hay qué hacer, es ponerse a chambear y dejarse de chaquetas grillescas.