Nuevos alcaldes: sacan la “rifa del tigre”

2014-01-02

La toma de protesta de los 212 municipios que conforman el territorio veracruzano se llevó a cabo en tiempo y forma. Algunos ex alcaldes –como en el caso de Anselmo Estandía Colom- como sintiéndose agredidos por cederles el puesto a adversarios políticos, simple y literalmente no realizaron el acto protocolario de entrega-recepción, a los presidentes municipales entrantes.

Dicho desagravio es normal entre los actores políticos, sin percatarse que en el resumen de los daños, el único perjudicado –por no rendir las cuentas sobre la situación en la que deja al municipio- son los ciudadanos. Los municipios de Veracruz, Boca del Río y Medellín de Bravo, pese a su importancia en el estado, reflejan literalmente el mal desempeño de los ahora ex alcaldes, Carolina Gudiño Corro, Anselmo Estandía –que recibió tal cual el hurto que cometió Salvador Manzur Díaz- y Marcos Isleño Andrade.

Pese a la molestia de sus directores de Comunicación Social de cada uno de estos tres municipios, la decadencia en el que se encuentran en la actualidad las tres cabeceras municipales, las puede constatar –y padecer- hasta un ciego. No se debe de ser erudito ni especialista en infraestructura para percatarse de la urgencia y la imperiosa necesidad de que el recurso público no sea desviado a las cuentas personales de quienes gobiernan.

Una periodista veracruzana –con carrera y muy seria en su ejercicio periodístico- me argumentaba el día de antier en la toma de protesta de Omar Cruz Reyes, actual alcalde de Medellín de Bravo, que hoy en día todos los servidores públicos -de cualquier partido político- llegan al poder para lo mismo: robar.

Muy cierta dicha hipótesis. En la vieja usanza de la política quienes llegaban a gobernar robaban discrecionalmente, es decir, una parte del erario la destinaban para mantener medianamente contentos a los ciudadanos y el resto, lo canalizaban al despilfarro y el hurto. Podemos decir, que mantenían hasta cierta forma un perfil bajo en la corrupta fijación de enriquecerse en el poder.

En la actualidad, el cinismo –heredado por el ex gobernador, Fidel Herrera Beltrán, hoy dirigente del CEN del PRI en Puebla- de los políticos ha originado la decadencia en las que se encuentra sumergido el estado de Veracruz, a causa de sus malos gobernadores y presidentes municipales.

Lo angustiante del asunto, radica que el panorama político no cambiará –en el caso de las alcaldías- en los siguientes cuatro años, derivado despilfarro a los que fueron sometidos los municipios por parte de los presidentes municipales salientes. El endeudamiento es muy serio y con ello se prevé que no en la mayoría de los ayuntamientos no exista el compromiso de los nuevos alcaldes de brindar mejoras contundentes en todos los rubros.

Los medios de comunicación tienen tela de donde cortar, sólo les hace falta mantener un verdadero compromiso social para evidenciar las necesidades más relevantes que sufren municipios y localidades derivado del mal ejercicio político. La noticia está en las calles y no en los eventos de relumbrón que realizan en los ayuntamientos. La sociedad se encuentra necesitada de ser escuchada y sobre todo, que los problemas en su comunidad sean atendidos de manera urgente por parte de los presidentes municipales.

En los próximos 100 días de gobierno de los ayuntamientos, los ciudadanos –como vulgarmente se dice- podrán “medirle el agua a los tamales” con relación al compromiso que mantendrán cada uno de los gobiernos municipales. El programa anual de actividades de cada uno de los presidentes municipales, proyectará en corto tiempo si fueron elaborados con el real compromiso de brindar mejoras en sus municipios o dar continuidad en la corrupción que instauraron alcaldes como Armando Kirch Ramos –Poza Rica, quien sustituyera a Alfredo Gándara Andrade- Elizabeth Morales García –Xalapa-, Carolina Gudiño Corro –Veracruz-, Anselmo Estandía Colom –Boca del Río, cargo que tomó luego de la separación de Salvador Manzur Díaz-, Marcos Isleño Andrade –Medellín de Bravo-, Marcos Theurel Cotero –Coatzacoalcos-, por citar algunos.

Les daremos el beneficio de la duda, aunque consideramos este será un año difícil luego de que la mayoría de los actuales alcaldes se quejan de que las cajas de la tesorería está completamente vacías –como lo notificó Miguel Ángel Yunes Márquez en entrevista- por lo tanto, la falta de obras se puede ver reflejada por el despilfarro de quienes ostentaron las mieles del poder y que no piensan regresar ni un solo alfiler de que se robaron.

Pérdida y descontrolada

Natalia González Villarreal, se convirtió en una de las jefas de prensa más represoras, arbitraria y de estrategias fuera de la ética como ser humano. Fuera de control, la hoy ex directora de comunicación social de la pasada administración priísta en el municipio de Veracruz, se ha dedicado a agredir a quienes clasifica como periodistas incómodos, al grado de difamar y calumniar sin el menor menoscabo.

La trayectoria de esta señora, fue de más a menos, luego de arribar al puesto que ostentó sin merecerlo, derivado de la traición artera que le aplicara la alcaldesa de Veracruz, Carolina Gudiño Corro a la actual jefa de prensa de Yunes Zorrilla, Mónica Mendoza, quien le fuera arrebatado el puesto, luego de estar en la terna para pretender ser titular en el Instituto Veracruzano de la Mujer, acto que le ofendió a la alcaldesa por pretender aspirar más alto que ella.

La intransigencia y su desequilibrio emocional de Natalia González Villareal, la han orillado a instaurar una guerra directa a los periodistas independientes a través de las redes sociales. Su servilismo a Carolina Gudiño Corro ha llegado a tal grado, que hasta el último día de su mandato en el cargo amable lector, tiró su veneno en contra de una servidora luego de una publicación de una fotografía en el muro de la cuenta de Facebook, la cual titulé “jejeje”. En el espacio de comentarios de la gráfica, la aun funcionaria provocó un serio daño moral hacia mi persona al asegurar haber entregado material para construcción –cuando la casa de mi propiedad la tengo desde 1998 y jamás he construido ni modificado su aspecto- y dinero como “chayote” cuando el único vínculo que mantuvimos con ella, fue el convenio de publicidad que al principio realizó con en el aquel entonces AGN INFOVER, acto que realizamos las diversos portales de noticias, medios impresos, radio y empresas televisivas. No existe ilegalidad en el hecho, pues las empresas periodísticas establecemos contratos de publicidad con ayuntamientos, congresos, gobiernos estatales y también con sector empresarial.

Intentando desacreditar a través de la calumnia, la hoy funcionaria del ayuntamiento porteño, Natalia González Villarreal, luego de la difamación arrojada hacia mi persona, envió dos mensajes privados en el Facebook, donde se burlaba literalmente sobre interés de demandarla legalmente por daño moral ante las autoridades competentes. En su mensaje, me amenaza y me invita a mejor no intentar nada en su contra, pues promete arremeter en mi contra, pues según ella, tiene forma de como exponerme públicamente.

Amable lector, le comparto el mensaje literal que me envió por inbox, en donde me tira una amenaza directa en el caso de pretender denunciarla:

“Silvia, dices que me vas a demandar. Yo te sugiero que no te vayas por ese camino porque no vas a conseguir nada. Tengo forma de demostrar lo que te dije, y te va a salir peor. Si gustas ya ahí la dejamos. Yo por mi parte le doy la vuelta a la pagina y espero que tu tengas la prudencia y madurez de hacer lo mismo (…) Ademas, ni siquiera procedería la denuncia. No hay marco legal para ello. Solo vas a perder tu tiempo. Pero si lo que quieres es hacer show, pues cuidado porque no vaya a ser que la que quede exhibida seas tu. Así que insisto en que ya la dejemos ahí. Es lo mejor, te lo aseguro”.

Con faltas de ortografía, la ex jefa de prensa de Carolina Gudiño Corro, ya no sólo intenta desacreditarme públicamente sino también, lanza una amenaza directa hacia mi persona con la finalidad de amedrentarme y conseguir difiera en mi pretensión de denunciarla públicamente, cuando ella y yo sabemos, que jamás recibí alguna dádiva fuera de legalidad que el convenio que establecimos ante tesorería y que posteriormente fue disuelto.

Indudablemente, amable lector, la ex jefa de prensa de hoy ex alcaldesa porteña, perdió el control y la brújula de su papel en el cargo, considerando que a través de la difamación y las amenazas, se debe de “controlar” no tan sólo a los medios de comunicación, sino que ahora, con todo el cinismo, ahora se pone en riesgo la credibilidad de quienes critican la incapacidad que caracterizó a la ex presidenta municipal, Carolina Gudiño Corro y a la que ella pretende defender.

Esperemos que ahora bajada de su confortable oficina que ostentó sin merecer, pueda hacer un recorrido por el municipio de cabo a rabo, y se percate de lo que todos los veracruzanos padecemos diariamente por la falta de compromiso de su ex jefa, quien evidentemente desvió los recursos del erario a sus cuentas personales.

P.D. Pero no tiene nada de qué preocuparse Natalia González, pues según ella –como otra forma de agredirme- nadie lee mi columna, por lo tanto, podrá dormir tranquila.

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